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Galería y plaza pública de Puebla muestran la vasta obra del pintor y escultor

El artista Federico Silva recibe homenaje en vísperas de sus 90 años de vida

La exposición Albedrío reúne 26 esculturas, 14 pinturas y gráfica digital en varios formatos

Su energía creativa ininterrumpida ha marcado el tiempo mexicano, escribe promotor cultural

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El maestro Federico Silva, premio Nacional de Ciencias y Artes en 1995, durante una entrevista con La Jornada, en 2010Foto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Martes 7 de mayo de 2013, p. 8

En vísperas del cumpleaños 90 del escultor y pintor Federico Silva (DF, 16 de septiembre de 1923), el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla rinde un homenaje al artista.

Con esa finalidad se presenta la exposición Albedrío en la Galería de Arte Moderno y Contemporáneo Ángeles Espinosa Yglesias, así como en la Plaza de Armas, ambos recintos en la ciudad de Puebla.

La muestra está integrada por 26 esculturas de pequeño, mediano y gran formatos, 14 pinturas de mediano y gran formatos, seis maquetas de proyectos para el Valle de Chalco, así como 20 obras de gráfica digital. En el Zócalo poblano se exhibe obra escultórica de gran formato.

Albedrío da cuenta de la incansable búsqueda de Silva por incursionar siempre en nuevos lenguajes de expresión. Si en otro momento fue el arte cinético, ahora lo es la gráfica digital que es lo más reciente de su producción estética.

Férreo compromiso social

Reconocido con el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1995, Federico Silva ha asumido su labor creativa con gran responsabilidad artística y con un férreo compromiso con las mejores causas sociales en el que deja de manifiesto su gran amor por su país. Siempre ha tenido una postura clara y definida en lo político y en lo social. Ha recorrido el largo camino de su incansable búsqueda de nuevas posibilidades estéticas, sustentadas en la tradición, contemporaneidad y en las vanguardias.

Un eje de su labor expresiva como creador de formas, volúmenes y color ha sido, sin lugar a dudas, su sentido social del arte y la función que éste debe desempeñar.

Del escultor y pintor, el recién fallecido poeta Rubén Bonifaz Nuño alguna vez escribió: No sabe Federico Silva contenerse en una fórmula única. Enriquecido de fuerza y de sabiduría por sus conocimientos de artista y su experiencia de combatiente, explora, aprende de continuo; conoce y vence empleando multiplicidades de visiones y procedimientos.

Discípulo de Siqueiros

Mariano Morales Corona, escritor y promotor cultural, escribe para la exposición que Federico Silva sin duda ha hecho historia, de la buena, no de la que hacen los políticos, sino de aquella que sólo las personas dedicadas a la creación pueden hacer.

Se refiere a su largo caminar, desde la escultura cinética, los murales como Espacio matemático, su participación en el espacio escultórico de la UNAM, hasta la pintura rupestre con el mural más grande del mundo en Huites, Sinaloa.

La obra de Silva da fe de una energía creativa ininterrumpida que ha marcado el tiempo mexicano poblándolo de majestuosos y monumentales seres de piedra, guerreros heroicos, constructores de un nuevo México más justo y solidario. Sus guerreros y tlatoanis, que condensan nuestra historia tan llena de ignominias y disparidades, han pasado, también, a formar parte de su geografía.

El homenajeado realizó estudios de medicina, veterinaria, derecho y antropología; aprendió las técnicas de encáustica, fresco y temple en los libros. Desde niño le interesó el dibujo. Conoció a David Alfaro Siqueiros, quien lo invitó a ser su ayudante, uno de los primeros trabajos en que colaboró fue el mural Nueva democracia, que se encuentra en el Palacio de Bellas Artes.