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El escritor ruso es uno de los invitados de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires

La humanidad necesita un cuento de hadas porque se asfixia: Vladimir Sorokin

Nuestro mundo sin el amor no vale ni un penique, asevera

Soy más yo en la novela, pero explorar el teatro y el cine renueva mi sangre literaria, comparte a La Jornada

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Vladimir Sorokin, durante la entrevista con La Jornada. El autor figura entre los 10 aspirantes al premio internacional Man BookerFoto Ericka Montaño
Enviada
Periódico La Jornada
Sábado 4 de mayo de 2013, p. 5

Buenos Aires, 3 de mayo.

En Rusia hay dos caminos para un escritor: o tiene miedo o escribe. No existe una tercera posibilidad, dice el autor ruso Vladimir Sorokin, uno de los invitados de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires (Filba).

Sorokin, uno de los escritores más controvertidos de su país, se inició en el oficio literario después de haber estudiado ingeniería mecánica y haber sido ilustrador y pintor.

Su primer libro, La cola, se publicó en 1985, y desde entonces ha publicado al menos 14 novelas, y ha escrito unas 10 obras de teatro y siete guiones de cine, además de libretos para ópera.

Sorokin figura en la lista de los 10 nominados para el premio internacional Man Booker, que se entrega cada dos años –el Man Booker Prize for Fiction es anual– y dotado de 60 mil libras. El nombre del ganador se dará a conocer el 22 de mayo.

Estoy en una edad en la que ya no me preocupa demasiado eso. Lo tomo con mucha tranquilidad, pero desde luego que es agradable recibir un premio, pero no salto de alegría, asevera el autor de El día del Oprichnik y El hielo, sus dos únicas obras traducidas al castellano.

Compleja relación con el poder

La relación de Vladimir Sorokin con el poder, desde la época de la Unión Soviética a la fecha, no ha sido fácil.

En una ocasión, grupos cercanos al poder hicieron una protesta en su contra y echaron sus libros a un excusado. “No sé si ahora tenga más libertad para escribir. Siempre escribí lo que quería, pero en la época soviética sabía que era imposible editarlo oficialmente, así que escribía para mis amigos. Ahora se puede imprimir, editar, esa es la única diferencia. Antes podían encarcelarme por la literatura antisoviética. Por el momento, nadie me molesta, pero siempre me digo, ‘por el momento”’, asegura en entrevista.

–¿Se llega a escribir con miedo?

–Hay dos caminos para el escritor en Rusia: o tiene miedo o escribe. No hay una tercera posibilidad. Los escritores en mi país siempre tienen una relación compleja con el poder. En la época zarista casi todos los clásicos nuestros tenían problemas serios. Dostoievski realizó trabajos forzados. Pushkin fue enviado al Cáucaso. Continuamente se hacían allanamientos en las casas de los escritores en la época de Stalin, simplemente los encarcelaban o los mataban.

“En el tiempo de Brezhnev los hacían emigrar. Ahora, ‘por ahora’, puedo escribir lo que quiero y editarlo. Pero no sé qué pasará mañana.”

–Sin embargo, sigue viviendo en Rusia.

–Sí, claro –dice entre risas. Estoy relacionado, unido con el idioma ruso y con Rusia.

La inmigración es una tragedia

–¿Alguna vez ha pensado en salir de su país, vivir en otro lado?

–Viví suficiente tiempo en Occidente. Suelo viajar, tengo muchos amigos y tenemos muchos proyectos. Voy a Occidente bastante seguido. La inmigración siempre es una tragedia, porque contiene elementos de obligatoriedad, y no quisiera verme expuesto a eso.

Entre los temas de los que se ocupa en su obra está la violencia, por qué los seres humanos no pueden prescindir de ella. “Por eso toda la vida estuve describiendo mundos fantásticos, tal vez sea porque en el mundo actual, real, contemporáneo, faltan muchas cosas. Es una posición utópica.

–Mencionaba que en el mundo real faltaban muchas cosas. ¿Como cuáles?

–Hablemos de lo que irrita. Estuve en muchas partes, viví en Japón, en Estados Unidos, en México, en varios lugares de Rusia y China.

La persona se unifica por doquier, todas las partes se visten igual. Los automóviles son todos iguales, en todos los negocios se venden las mismas cosas, hay muchas ciudades que se parecen unas a otras y las personas también. Llamémoslo como globalización, aunque uno quisiera tener más diversidad, así sea en lo externo.

Por ello, añade Vladimir Sorokin, quizá las novelas más populares sean las de Harry Potter y El señor de los anillos. “La humanidad necesita un cuento de hadas, porque se asfixia por la realidad unificada. La literatura justamente regala al hombre una fantasía, porque si describiera a las personas que viajan, que compran las máquinas de lavar ropa, van al mar a descansar, y acuden a los spa, uno podría ahorcarse.

Existe también el amor, desde luego, pues nuestro mundo sin aquél no vale ni un penique. Pero qué se puede escribir sobre el amor, hay tanto escrito ya sobre eso. Hay que amar, simplemente.

Con el tiempo, cada escritor cambia. Por eso trato de escribir algo nuevo para mí, de asombrarme a mí mismo.

Con esa finalidad, Sorokin ha incursionado en géneros como el teatro, la ópera y el guión cinematográfico. Desde luego que soy más yo en la novela, pero me gusta mucho trabajar con el teatro y con el cine, porque ello renueva mi instrumental literario, la sangre literaria. A veces es útil sacarse la sangre vieja, tomar por ejemplo algo nuevo en el cine, después de eso uno empieza a escribir las novelas de otra forma. Veo que el mundo está cambiando muchísimo y nos esperan grandes acontecimientos.

Por lo pronto, Sorokin terminó de escribir una pieza operística para la Ópera de Berlín y ahora prepara una nueva novela. Luego de 15 horas de vuelo y una escala regresará a Rusia.