Política
Ver día anteriorSábado 13 de abril de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
Elecciones en Venezuela

Enfrenta inflación de 40% y desabasto de productos básicos

Puede la crisis devorar al ganador del domingo

Las riquezas naturales del país despiertan el apetito de Washington

Foto
El cantante Ricardo Montaner (derecha) saluda al candidato a presidente de la oposición, Henrique Capriles, durante una reunión de campaña en Maracaibo. Montaner, junto con Franco de Vita, Willie Colón y Alejandro Sanz, encabeza la lista de artistas que han expresado su apoyo a CaprilesFoto Ap
Enviado
Periódico La Jornada
Sábado 13 de abril de 2013, p. 3

Caracas, 12 de abril.

Cual Cid Campeador el fallecido presidente Hugo Chávez se dispone a ganar la elección del próximo domingo con su delfín Nicolás Maduro, designado para ello por el comandante. El músculo demostrado ayer por el chavismo inundando Caracas con sus camisetas rojas, disipa dudas y augura su triunfo frente al opositor Henrique Capriles.

La pregunta que se pasea por Caracas es qué tanta diferencia habrá la noche del domingo entre ambos contendientes una vez que se den a conocer los resultados. Todo lo que sea menos de cinco puntos porcentuales abonará en las filas opositoras la sospecha de fraude y, consiguientemente, cobrará fuerza la tentación de desconocer los resultados.

Tal vez por eso, el candidato chavista y presidente encargado repitió ayer una y otra vez que el objetivo es llegar a los 10 millones de votos. El padrón electoral venezolano tiene registrados a unos 19 millones de ciudadanos. Pero 10 millones son muchos, con todo y que el factor emocional hará que los chavistas se movilicen masivamente al son de una consigna: 10 x 1, esto es, que cada elector lleve a 10 ante las urnas. Es un ejército de hombres y mujeres que ya están desplegados en todo el país.

Se habla de casi un millón de personas que, en caso de cumplir con el 10 x 1, sumarían 7 millones 600 mil votos. De ahí hasta la meta de los 10 millones hay un abismo que nadie sabe cómo se cubrirá.

Pero gane quien gane el próximo domingo –tampoco debe descartarse una sorpresa, por más lejana que parezca–, el desafío que enfrentará el candidato triunfante es de proporciones monumentales. Algunos analistas locales no tienen empacho en decir que la situación económica es tan delicada que es preferible salir derrotado ahora y esperar que quien llegue al Palacio de Miraflores sea devorado por la crisis.

Hay problemas de abastecimiento de varios artículos y tanto el gobierno como los empresarios cruzan acusaciones. Estos responsabilizan a las autoridades de no poner en sus manos las divisas que necesitan, y el gobierno rechaza el señalamiento explicando que el empresariado miente.

A quien más golpea el desabasto es a Maduro, de modo que no suena muy razonable el argumento de los empresarios.

Otro cantar es la imparable tendencia al alza de la tasa de inflación: los expertos calculan que a final de año alcanzará 40 por ciento. A ello hay que sumar la ausencia de inversión extranjera, asustada por lo que consideran inseguridad jurídica originada por las expropiaciones decretadas por Hugo Chávez a lo largo de sus 14 años de gobierno.

El otro factor que genera atención es la temperatura de los cuarteles: hoy se conmemoró el undécimo aniversario del fallido golpe de Estado encabezado por militares desafectos, empresarios, clero, políticos opositores y hasta dueños de medios de comunicación. La aventura duró tres días, hasta que las masas chavistas apoyadas por los jefes militares leales sofocaron la rebelión. El efímero presidente, Pedro Carmona Estanga, vive hoy refugiado en Bogotá.

Por más que Chávez dijo a la nación poco antes de morir que Nicolás Maduro es mi hijo, nadie obvia la influencia que en las fuerzas armadas tiene el actual presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, militar de profesión. Y pese a que ambos aparecen juntos cada vez que es necesario dar un mensaje de unidad, existe el convencimiento de que, a mediano plazo y dependiendo del manejo de la economía, los momios de Cabello irían al aza como alternativa de cambio.

La guinda al pastel la pone Estados Unidos. Venezuela nada en riquezas naturales y por ello despierta el apetito de Washington. Si alguien sabe de disuasión –por las buenas o por las malas– es el gobierno estadunidense, que ya debe estar diseñando su política poschavismo. Con la nueva coyuntura, los cuarteles serán objetivo prioritario de Washington.

El domingo iniciará la cuenta atrás.