Opinión
Ver día anteriorMiércoles 10 de abril de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Cuba y la reina virtual… ¿de cuál disidencia?
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i la realidad fuera más entretenida, la programada resonancia de la bloguera cubana Yoani Sánchez en las filas del Partido Mediático Universal, confirmaría que la CIA está conducida por estúpidos. O que la revolución, una vez más, se las ingenió para ridiculizar a sus enemigos.

Durante más de medio siglo, Washington desplegó millares de intentos para acabar con Cuba y su revolución. Todos fracasaron: invasiones armadas, bloqueo, sabotajes a la economía, atentados contra sus dirigentes, intrigas, espionaje, campañas mundiales de acoso y descrédito. Y ahora… ¡Yoani!

¿Tan bajo ha caído la inteligencia política del imperio? En agosto de 2012, dos periodistas de la mercenaria Radio Martí le preguntaron a la bloguera qué le respondería al presidente Raúl Castro si ahora mismo la llamara por teléfono pidiéndole consejo para solucionar los problemas de Cuba. Respuesta: salga del poder inmediatamente (sic).

Desde 1959, la contrarrevolución interna y externa jamás contó en Cuba con personajes como el ruso Alexander Solzhenitsyn, el polaco Lech Walesa, el checo Vaclav Havel y otros más o menos auténticos que primero se la jugaron, y sólo después el llamado mundo libre les daba cuerda según sus intereses.

En Cuba fue al revés. Liderada por asesinos confesos (Luis Posada Carriles), terroristas seudointelectuales (Carlos Alberto Montaner), mercenarios letrados o iletrados, los disidentes cubanos siempre fueron comparsa de la CIA y la Oficina de Intereses de Washington en La Habana (SINA, por sus siglas en inglés), a más de gran negocio entre los demócratas de Miami y Madrid.

Opositores, críticos y enemigos de la revolución hubo y hay a raudales. Sin embargo, con el paso de los años (y ya son tres generaciones) acabaron invariablemente en la impotencia, o en las garras del crimen organizado que integran los feroces (aunque minoritarios) gusanos de origen cubano financiados por Washington.

Entre muchos de igual tenor, leamos el testimonio del periodista Lorenzo Gonzalo Ramos, Gonzalito, quien después de purgar junto con su padre varios años de prisión por actividades contrarrevolucionarias emigró a Venezuela (1979), y posteriormente se instaló en Estados Unidos. Entrevistado en Miami por el periodista Luis Báez, Gonzalito contó:

“Las dos cosas que más me impresionaron durante mi estancia en prisión fueron (…) saber que muchas de las personas que habían sido infiltradas en el país, siendo cubanas de nacimiento, no solamente se habían dejado adiestrar y dirigir por la CIA, sino que durante sus cautiverios, los familiares recibían compensación. O sea, que eran verdaderos soldados de un país que no era el suyo y por el cual se suponía que estaban luchando para liberarlo” ( Los que se fueron, Báez, Ed. Abril, La Habana, 2008, p. 111).

Vicedirector de Radio Miami, Gonzalito sostiene que en Cuba “…la conspiración permanente (de Estados Unidos) ha limitado la pluralidad del debate. Discrepo del gobierno cubano en muchos aspectos, pero entiendo que su presencia es imprescindible para la consolidación del proceso. En esos debates (…) defiendo el derecho de Cuba y todos los países a su independencia y a la formación de un Estado diferente de Estados Unidos (…) Las revoluciones, en su complejidad, producen hechos aislados de desviación y soy uno de esos casos”. (ídem, p. 114). Un año después, en 2007, el senador John Kerry (actual secretario de Estado) solicitó un informe para que le dijeran qué estaba pasando con los proyectos para democratizar Cuba, “…que van por más de 205 millones de dólares sin lograr nada”. Le respondió la US Government Accountability Office, para decirle que la Usaid y la SINA ya tenían listo el blog de Yoani Sánchez ( Generación Y), con el fin de provocar un cambio de gobierno en Cuba al estilo de las llamadas ‘primaveras árabes’...”

En los años siguientes, Yoani constató que los artículos de su blog se reproducían en los medios más exigentes de Estados Unidos y Europa, y que se había convertido en una personalidad con influencia mundial (sic). Sucesivamente bendecida con galardones que le permitieron embolsarse más de 250 mil dólares, la intrépida damita fue nombrada vicepresidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), y sólo de este gremio de magnates percibe un salario mensual de 6 mil dólares.

El mes pasado, con un pasaporte ordinario extendido por el gobierno de la revolución, Yoani empezó una gira que la llevó a Brasil, México y, en Washington DC, como si se tratara de una jefa de Estado, fue recibida a las puertas del Capitolio por los congresistas cubanoestadunidenses Ileana Ros Lehtinen y Mario Díaz Balart.

Allí, la bloguera manifestó que anhela más democracia para Cuba, que el bloqueo debe terminar porque es una situación intervencionista en la que un país quiere cambiar la situación interna de otro (sic), que Estados Unidos debe retirarse de Guantánamo (sic), que los cinco cubanos acusados de espionaje en Estados Unidos deben ser liberados, y que Washington debe cambiar su política hacia Cuba…

Claro que después, como en otras ocasiones, puede decir exactamente lo contrario. Así es que de veras… ¿para quién trabaja Yoani?