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La Dama de hierro
Pierde Gran Bretaña a Margaret Thatcher, dirigente implacable y temida

Es un día verdaderamente triste, porque no sólo lideró al país, sino que lo salvó: John Mayor

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El 17 de septiembre de 1986, la entonces primera ministra británica Margaret Thatcher –a bordo de un tanque– realizó una visita a las fuerzas de su país en Fallingbostel, unos 120 kilómetros al sur de Hamburgo, AlemaniaFoto : Ap
 
Periódico La Jornada
Martes 9 de abril de 2013, p. 2

Londres, 8 de abril.

Margaret Hilda Thatcher, primera ministra de Gran Bretaña de 1979 a 1990, conocida como la Dama de Hierro por su carácter intransigente y por impulsar una implacable política de privatización de empresas públicas, recortes presupuestales y restricciones a los aumentos salariales promovidos por los sindicatos, murió hoy en la capital británica a los 87 años, a consecuencia de un derrame cerebral.

El portavoz de la ex mandataria, Timothy Bell, dio a conocer la noticia de la muerte de Thatcher, quien en los pasados tres lustros desapareció de la escena pública debido a que padecía demencia, según versión de su hija Carol. Previamente, la ex gobernante y militante del Partido Conservador había sufrido accidentes cerebrovasculares que pusieron su vida en peligro y sentaron un precedente para su deceso, ocurrido en un hotel de Londres, la mañana de este lunes.

Thatcher, según la versión oficial del gobierno británico, no será objeto de un funeral de Estado, a pesar de que el 3 de mayo de 1979 consiguió ser la primera mujer –y hasta ahora la única– que llegó a la jefatura de gobierno de Gran Bretaña y se mantuvo en el poder al ganar tres elecciones seguidas.

Sus méritos en política han sido muchas veces comparados por historiadores y políticos con los de Robert Banks Jenkinson, conocido como Lord Liverpool, quien estuvo 15 años al frente de la administración británica (1812-1827).

También se le sitúa al lado de Winston Churchil, quien encabezó el Poder Ejecutivo en dos ocasiones, primero de 1940 a 1945, durante los años de la Segunda Guerra Mundial, y después de 1951 a 1955, en la primera fase de la guerra fría. En contraste con Thatcher, a este político sí se le rindieron funerales de Estado en 1965, mientras que la Dama de Hierro sólo será despedida con una ceremonia fúnebre con honores militares.

El gobierno de Thatcher coincidió con el ascenso al poder de otro político de la derecha radical estadunidense, el republicano Ronald Reagan (1981-1989), con quien fortaleció la alianza británico-estadunidense que impulsó la caída de los gobiernos del bloque socialista y difundió las políticas neoliberales.

Asimismo empató su mandato con el del líder de la entonces Unión Soviética, Mijail Gorbachov (1985-1991), protagonista de su desmantelamiento y de la caída del llamado socialismo real en Europa del este, en 1989.

La oficina del primer ministro británico, David Cameron, informó que en cumplimiento de los deseos de la familia y con el consentimiento de la reina Isabel –con quien Thatcher no tuvo una relación fácil–, habrá un funeral ceremonial en la catedral de Saint Paul, en Londres, la semana próxima, sin que su cuerpo se exhiba al público. Un acto similar fue organizado en 1997 para el adiós de la princesa Diana, de quien también se sabe que tuvo conflictos con la familia real.

El deseo de la señora Thatcher era que las fuerzas armadas puedan participar en las exequias, precisó la oficina de Downing Street. Como parte de la ceremonia militar, los restos de la ex primera ministra serán llevados por la tropa de artillería real en una procesión que pasará por algunas de las principales calles de Londres.

Hija de un bodeguero, Thatcher nació en 1925 y fue miembro del Parlamento en representación del distrito de Finchley, en Londres, de 1959 a 1992, y fungió como ministra de Educación de 1970 a 1974. Al finalizar su mandato al frente del gobierno, Thatcher se convirtió en miembro de la cámara alta, la de los Lores.

El mote de Dama de Hierro surgió a raíz de que Pravda –el diario oficial del Partido Comunista de la Unión Soviética– se refirió a ella así en un despacho, aludiendo a su estilo rígido y en ocasiones agresivo. Peinada siempre de la misma manera impecable, con el cabello abultado sobre la cabeza, Thatcher fue una política temida y amada. Cuando quería imponer su voz no dudaba en golpear las mesas o los escritorios con su eterna bolsa negra.

Su ascenso al poder en Gran Bretaña ocurrió en un momento en que persistían las huelgas obreras, principalmente en el sector minero, y la economía tenía una fuerte presencia del Estado, a través de empresas como la aerolínea British Airways.

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El 16 de noviembre de 1988, el presidente de Estados Unidos Ronald Reagan ofreció en la Casa Blanca una cena en honor de la primera ministra británica Margaret Thatcher Foto: ReutersFoto : Reuters

Entre las imágenes perdurables de su administración destacan aquellas ligadas a diversos conflictos, a los que los laboristas llamaron el invierno del descontento: los frecuentes enfrentamientos policiales con elementos del sindicato minero y las llamas en la plaza de Trafalgar, en medio de protestas contra la aplicación de un impuesto local que finalmente provocó su renuncia en 1990.

En la relación con Europa, Thatcher también tuvo un recuerdo poco grato por su estilo frontal. Todavía hoy los diplomáticos y los funcionarios acreditados ante la Unión Europea recuerdan cómo en 1984 la mandataria exigió el denominado cheque británico, es decir, la diferencia positiva entre las aportaciones del Reino Unido al presupuesto de la Unión Europa y lo que el bloque le devuelve en forma de prestaciones y transferencias.

Una frase dejó para la posteridad en una sesión de la entonces llamada Comunidad Europea: Quiero que me devuelvan mi dinero. Con esta declaración, la Dama de Hierro logró que la administración comunitaria atendiera la petición de Londres.

Otro momento que la historia mundial registra por su intransigencia ocurrió en 1982, en el contexto de la llamada guerra de las Malvinas, cuando prácticamente Gran Bretaña ya controlaba la situación, Thatcher ordenó a las fuerzas armadas británicas el ataque al buque Belgrano de la armada argentina, que se encontraba fuera de la zona de la exclusión dispuesta por los ingleses y regresaba a la costa argentina, provocando su hundimiento y la muerte de decenas de marinos argentinos.

Años más tarde, en 1999, Thatcher volvió a ser objeto de antipatías en Chile y diversas partes del mundo, cuando se involucró en las gestiones para liberar a Augusto Pinochet, el militar que encabezó la dictadura de 1973 a 1989, y de quien la gobernante británica recibió apoyo logístico para combatir a los argentinos en 1982.

Otro de los asuntos de política internacional que marcaron su gobierno fue el acuerdo alcanzado en 1984 con su par chino, Zhao Ziyang, con quien pactó la entrega de Hong Kong a China en 1997, cumplidos 156 años de administración colonial.

Como parte de su controvertido legado, la Dama de Hierro dejó el thatcherismo, doctrina que se compone de sus convicciones en política y economía: iniciativa privada en todos los ámbitos, competencia entre actores económicos y firmeza ante el terrorismo, incluso el día en que casi pierde la vida por un atentado en Brighton, Irlanda del Norte, en 1984.

Este lunes, conservadores (tories), laboristas y demócratas liberales evaluaron la herencia del thatcherismo.

John Major, el conservador que la sucedió en Downing Street, afirmó hoy que sus reformas de la economía, de la ley de sindicatos y su recuperación de las islas Falkland (Malvinas) la elevaron por sobre la política normal.

Cameron, quien gobierna Gran Bretaña desde mayo de 2010, dijo que hoy es un día verdaderamente triste, porque Tatcher no sólo lideró, sino salvó al país.

Nick Clegg, el viceprimer ministro y líder liberal demócrata, destacó a su vez que, al margen del lado en el que uno esté en el debate político, nadie puede negar que como primera ministra ella dejó una huella única y duradera en el país que sirvió.

Del lado de los laboristas –a los que Thatcher también impuso sus valores para dar paso al neolaborismo–, el líder de la bancada parlamentaria, Ed Miliband, dijo que el partido no estuvo de acuerdo con muchas cosas que ella hizo y siempre será una figura controvertida, pero podemos no estar de acuerdo y también respetar mucho sus logros políticos y su fortaleza personal.

Tony Blair, también ex jefe de gobierno y aliado de Estados Unidos en la segunda invasión a Irak (2003), sostuvo que su impacto global fue vasto y algunos de los cambios que hizo Gran Bretaña fueron, en ciertos aspectos al menos, mantenidos por la administración laborista de 1997 e implementados por gobiernos de todo el mundo.