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Hay que enseñar al público cosas que no haya visto antes, dice el director Joseph Kosinski

Con Oblivion, el cine futurista entra a una nueva dimensión

Para vender una idea a los estudios necesitas una gran estrella, un guión convincente y algo novedoso, afirma

Universal invirtió 100 mdd en la película, protagonizada por Tom Cruise

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Oblivion está ambientada en 2073. En la imagen, Tom Cruise y la actriz Olga Kurylenko, en Moscú, durante la promoción de la cintaFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Viernes 5 de abril de 2013, p. 9

Los Ángeles, 4 de abril.

Las cintas de ciencia ficción entran en una nueva dimensión con las novelas gráficas en pleno furor y con mundos nuevos por descubrir, que Hollywood parece abrazar. Conceptos como el que ahora presenta Oblivion, de Joseph Kosinski, que se estrena en el mundo la próxima semana.

Esta superproducción, con Tom Cruise a la cabeza y un reparto de peso, está ambientada en 2073. Narra la historia del comandante de Marina Jack Harper (Cruise), uno de los pocos habitantes de la Tierra que vigila el desolado planeta tras una invasión alienígena 60 años atrás. Parte de su misión es extraer los escasos recursos que quedan, desplazándose en una especie de residencia flotante a miles de metros de la Tierra.

Durante su inspección de rutina, Harper se topa con una joven de 22 años que le trae recuerdos de su vida anterior a la guerra y la destrucción. Además, es capturado por un integrante de la insurgencia liderada por Malcolm Beech (Morgan Freeman), y descubre que no estaban tan solos como pensaba.

Es una idea que durante años se ha estado gestando en la cabeza del director estadunidense, un concepto futurista que el responsable de Tron Legacy sabía que podía llegar a buen puerto con el guionista adecuado y con dosis suficientes de convencimiento en los estudios de Hollywood.

Fuera de los estándares de Disney

Resulta curioso que la casa más afín a Kosinski, Disney, comprara los derechos de la novela gráfica, y que después renunciara al proyecto, por no ser familiar, como inicialmente se tenía previsto. Los demasiados cambios que necesitaba el guión provocaron el divorcio entre las partes y la entrada de Universal en escena, asumiendo el riesgo que supone una inversión de semejantes carcterísticas: 100 millones de dólares en total para sacarla adelante.

Sin embargo, Kosinski cree que lo novedoso del tema puede ser clave para que funcione bien en taquilla, como en su momento sucedió con las criaturas azules de Avatar, largometraje de James Cameron. Hay que enseñar al público cosas que no haya visto antes, apunta el director de Tron Legacy, quien advierte que aunque la gente dice que quiere algo nuevo y original, también quiere saber qué se llevan. Kosinski admite que la influencia de conceptos novedosos, como Avatar o Inception, de Chris Nolan, fue clave a la hora de poner sobre la mesa la novela gráfica que comenzó a escribir para la editorial Radical Comics, cuando se mudó a Los Ángeles, en 2005. Dice que mencionó esas películas a la hora de vender su idea a los estudios y que el resto era un plan bien orquestado.

Necesitas una gran estrella en el centro de la historia, un guión realmente convincente y algo novedoso, explica. Estoy muy emocionado; hay muchas películas de ciencia ficción que se estrenarán este año y que quiero ver.

Se trata de un ascenso notorio para un hombre que en el momento de la gestación de su obra no podía ni encontrar trabajo en Hollywood. No tuvo suerte ni con anuncios de televisión ni con guiones, un calvario que lo llevó a refugiarse en su novela que, curiosamente, nunca se publicó.

Kosinski centró sus esfuerzos en vender su argumento a los estudios, y en cuanto pudo convencer a Tom Cruise de que entrara en el juego el resto fue mucho más sencillo. Según su testimonio, el aporte del actor fue decisivo en el largometraje, en un momento en el que todavía quedaba mucho por construir en la historia.

Ahora llegará a la gran pantalla como una apuesta firme de cara a la taquilla, si todo sale bien. Será entonces la consagración del sueño de un hombre, envuelto en su propia perseverancia.