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Muchas culturas relacionan los sonidos con la oración, dice la artista Yolanda Gutiérrez

El Museo de la Ciudad exhibe instalación con música y campanas alusiva a la Virgen de Dolores
 
Periódico La Jornada
Viernes 29 de marzo de 2013, p. 4

La capilla del Museo de la Ciudad de México, que alberga un cuadro de la Virgen de Dolores atribuido a Cristóbal de Villalpando, inspiró a la artista Yolanda Gutiérrez (DF, 1970) para crear una instalación a partir de las campanas.

“Tomé el símbolo de la campana en el sentido de que en muchas culturas se relaciona con la oración y con momentos de iluminación. Además, cuando hay un estado de conciencia más elevado se escuchan sonidos como tintines.

Quise reinterpretar eso, pero mediante el uso de voces, expresa Yolanda Gutiérrez en referencia a la música que acompaña esa obra.

La música se creó con ayuda de cuatro sopranos –una de ellas es la entrevistada– y el también artista Rubén Maya, quien tiene tesitura de bajo.

Algunas de las sílabas son mantras; es una improvisación, pero con un tema específico. Se trabajó después en el estudio de grabación para unir los segmentos.

Geometría y papel picado

De acuerdo con Alfredo Cruz, director del Museo de la Ciudad de México, para la instalación Gutiérrez recurrió a la tradición de la venta de adornos alrededor del recinto ubicado en avenida Pino Suárez 30, Centro Histórico.

Las campanas, retoma la artista, están hechas con cadenas de festones, utilizadas en las fiestas típicas, sea de Navidad o de Pascua, con la técnica del papel picado.

Me gusta mucho cómo la geometría te lleva a diferentes volúmenes y formas. Es un pedazo de papel picado, pero una vez que lo estiras o doblas da diferentes desplantes, tridimensionales, geométricos, muy bonitos. Eso me encanta porque trabajo mucho con la geometría sagrada a nivel de sanación y armonización, explica Yolanda Gutiérrez, cuyo trabajo siempre ha girado en torno a la trilogía: el hombre, la naturaleza y lo divino. Si muchos me identifican más por lo ecológico, aquí está mi parte espiritual.

Aunque los elementos que hay aquí del altar tradicional son muy pocos, Gutiérrez retomó la idea de las esferas de vidrio soplado con agua adentro que representan las lágrimas de la Virgen de Dolores, pero con el elemento del papel picado. Vendrían a ser como las oraciones de la Virgen en estos momentos de dolor.

También jugó con los números, en la medida que siete son los dolores que Jesús, en vida, dio a la Virgen. No se trataba de hacer un altar, sino de retomar un poco la tradición”.

Aparte del papel picado y las esferas, emplea naranjas doradas, otro elemento tradicional del altar.

Radicada en Atlixco, Puebla, hace un par de años Yolanda Gutiérrez se fue a Yucatán a estudiar agricultura ecológica en una escuela para campesinos en el pueblo de Maní.

Como dejó de trabajar, durante un año ahorró antes de irse. Aparte de terminar el curso, se encontró con el mundo de la herbolaria maya, una de las más ricas de América Latina, y con un maestro maya que la tomó como alumna. Deseaba vivir allá, sin embargo, regresé con otra visión de lo que quería hacer en el arte y la vida.