Economía
Ver día anteriorMartes 12 de marzo de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
Economist Intelligence Unit

Informe de país

Brasil: años difíciles
Foto
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, durante una comida con gobernadores de su país, en el Palacio de Planalto, el pasado miércolesFoto Reuters
Descargar el Economist Intelligence Unit
Periódico La Jornada
Martes 12 de marzo de 2013, p. 34

La economía brasileña creció apenas 0.6% en el último trimestre de 2012 en comparación con el trimestre anterior (menos de nuestra previsión de 0.8%), lo cual produjo una magra expansión total de 0.9% en todo el año. Es la segunda menor tasa de crecimiento de la economía brasileña en la década pasada, luego de una contracción de 0.3% después de la crisis económica global de 2009. El resultado de 2012 viene luego de un crecimiento modesto de 2.7% en 2011.

Del lado de la oferta, los sectores que aportaron la mayor parte del crecimiento en el cuarto trimestre fueron los servicios y las manufacturas, con una expansión de 0.6 y 0.4% respecto del trimestre anterior, respectivamente. Del lado de la demanda, el consumo en los hogares, que creció 1.2% en el trimestre, y el gasto gubernamental, que se elevó 0.8%, fueron los principales impulsores de crecimiento del PIB.

Pese a las muchas medidas adoptadas por el gobierno en los meses anteriores para impulsar la inversión privada, los resultados siguieron siendo decepcionantes. La inversión total creció apenas 0.5% en el cuarto trimestre, lo que desembocó en una contracción de 4% en el total del año. Y hubo una caída en la tasa de inversión a poco más de 18% del PIB, muy abajo de la meta fijada por el gobierno de 20%. En comparación con 2011, cuando la tasa de inversión llegó a 19.3%, el resultado fue particularmente malo.

Bajo ahorro interno

La evolución de la tasa de ahorro es también causa de preocupación. Luego de llegar a 17.2% del PIB en 2011, el ahorro interno total cayó a 14.2% en el cuarto trimestre. Estos resultados subrayan las dificultades que enfrenta Brasil para crear un ambiente en el que pueda florecer la inversión. Con el consumo interno en ascenso (empujado por muchas políticas e incentivos creados con ese fin, en particular una reducción en las tasas de interés que cobran los bancos públicos, que ha perpetuado el ciclo crediticio del país) y un mayor gasto gubernamental, es difícil ver cómo se presentarán las condiciones apropiadas para financiar la inversión.

Dada la falta de una reserva de ahorro suficiente para financiar los muchos proyectos que el gobierno necesita emprender, sobre todo en infraestructura, las autoridades han tratado de promover la inversión internacional y luego recurrir al ahorro externo.

Sin embargo, el sentimiento de los inversionistas extranjeros hacia Brasil ha cambiado en fechas recientes. La interferencia del gobierno en la fijación de precios, que ha afectado a compañías importantes como Petróleo Brasileiro (Petrobras, la empresa controlada por el Estado), así como cambios en las reglamentaciones y tarifas del sector eléctrico, ha creado mayor incertidumbre y un temor general a un intervencionismo excesivo. Estas preocupaciones no carecen de fundamento, en especial considerando que las campañas extraoficiales para la elección presidencial de 2014 han comenzado con mucha anticipación.

Señales contradictorias

Si la inversión no repunta a causa de falta de financiamiento y creciente inquietud de inversionistas, es difícil vislumbrar cómo se puede recuperar la economía brasileña de dos años consecutivos de crecimiento mediocre. La inversión ha sido obstaculizada por algunas de las iniciativas recientes del gobierno –los problemas en el sector petrolero y del gas a causa del congelamiento de precios del petróleo son un ejemplo–, así como por las señales contradictorias enviadas por las políticas de las autoridades.

La inflación está en ascenso –llegó a 6.2% en febrero, muy arriba de la meta oficial de 4.5%–, pero falta claridad sobre la reacción del gobierno al respecto. Declaraciones contradictorias acerca del manejo del tipo de cambio y de las tasas de interés han dejado al sector privado en un estado de parálisis, tratando de descifrar cuáles son las verdaderas intenciones oficiales. Esto ha elevado el riesgo de otro año de crecimiento decepcionante, acompañado por una inflación relativamente alta.

Algunas razones de este empeoramiento se encuentran en las políticas de incentivo al consumo y en la expansión del sector servicios, que es de trabajo intensivo. Como los mercados laborales en Brasil son muy ajustados, con la tasa más baja de desempleo a la fecha, el crecimiento del sector servicios ha ejercido una presión significativa al alza sobre la inflación, creando una espiral de salarios-precios que hasta hace poco había sido contenida por la apreciación del tipo de cambio y los efectos generales en los precios domésticos.

Dado que el tipo de cambio ya no se aprecia de modo sistemático, esto ha dejado de ser un factor para contener las presiones inflacionarias, lo cual explica las recientes inquietudes del gobierno por las tendencias de los precios.

La expansión del consumo en los hogares no basta para generar un crecimiento de 3.5-4% en 2013, como desea el gobierno, y la inversión necesitará arrancar lo antes posible. Sin embargo, los signos alentadores han sido pocos y muy espaciados.

Traducción: Jorge Anaya