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Nueva investigación

Filón humanista de 230 fotógrafas

Muchas estaban en las sombras, indica el historiador José Antonio Rodríguez

 
Periódico La Jornada
Jueves 28 de febrero de 2013, p. 3

Modernas, vanguardistas, sobre todo con un enorme filón humanista en su trabajo profesional. Así son las decenas de mujeres fotógrafas que desde finales del siglo XIX trabajaron en el país dejando un legado que hoy comienza a ser recuperado por investigadores como José Antonio Rodríguez.

El historiador presenta a muchas de esas brillantes artistas de la lente en el libro Fotógrafas en México: 1872-1960, editado por Turner, con el apoyo del Museo de Arte Moderno (MAM), Fomento Cultural Banamex, la empresa española Canopia y la Casa de América de Madrid.

En la páginas del volumen no solamente se da cuenta de la vida y obra de las fotógrafas, también se incluye la producción de diversas profesionales extranjeras que una vez llegadas al país, algunas de ellas para quedarse, recurrieron a la fotografía como vía de expresión, se trata de una historia que abre nuevas posibilidades de comprensión y lectura de estas imágenes, explica el especialista.

Añade que “muchas son mujeres que se habían mantenido en las sombras. El libro se inicia con las que llamo pioneras, aquellas que abrieron el camino en la profesión, en 1872, como Alice Dixon Le Plongeon (1851-1910), quien además era escritora, arqueóloga, etnóloga, con su esposo Augustus se establece durante 11 años en Yucatán, para explorar y trabajar en fotografía.

“Pero también ahí está Caecilie Seler-Sachs (1855-1935), quien es escritora, arqueóloga, etnóloga. Ellas son unas intelectuales al viejo estilo, es decir, su abanico de conocimientos iba mucho más allá del simple saber del oficio de la fotografía.

“Este aspecto nos lleva hasta el siglo XX, por ejemplo, a Josefina Niggli (1910-1983), dramaturga que en los años 30 hacía cosas abstractas en fotografía, nació en México, pero se educó en Estados Unidos. A ella se le conocía sólo como una gran novelista chicana, profesora de teatro en la Universidad Nacional Autónoma de México.

“O a Ruth Lechuga (1920-2004), quien dejó la fotografía en 1990, pero además de trabajar como fotógrafa fue también escritora, coleccionista y fundó un museo. Todas son mujeres que encontraron en la fotografía un vehículo, pero no se dedicaron sólo a eso.

“La propia Tina Modotti, que es tan conocida, aparece en estas páginas también como una activista, y descubro que también le imprimía a Edward Weston, eso no se sabía. Tampoco conocíamos bien a bien cuál fue el vínculo de Tina con Frida Kahlo. A partir de que se dieron a conocer los tesoros de la Casa Azul, descubrimos que ambas fueron muy amigas, que Frida guardó fotografías de Modotti, que ella y Weston le enseñaron a Frida a hacer fotografía.

También incluyo a las alumnas de Agustín Jiménez, como Miriam Dilhman, quien en 1932 participó en una exposición colectiva en las instalaciones de la Escuela Central de Artes Plásticas (antigua Academia de San Carlos).

Foto
Anatomía, ca. 1945, de Lola Álvarez Bravo, pionera en plasmar el cuerpo masculino desnudo desde la mirada femenina
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Sin título (Autorretrato), ca. 1927, plata sobre gelatina de Grete Sager, cuyo nombre real era Margarita Sager Fabre (1906-1969). Imagen incluida en el libro de José Antonio Rodríguez, publicado por Turner
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Autorretrato, ca. 1934, plata sobre gelatina, de María Amparo Hernández, incluida en el libro Fotógrafas en México: 1872-1960

El proyecto para concretar primero una exposición en el MAM en 2011 (que incluyó alrededor de 120 fotografías y 46 documentos), y luego el libro, llevó dos años de investigación, detalla José Antonio Rodríguez, “pero es un trabajo en proceso, aún no concluye. Hasta octubre del año pasado, cuando se imprimió, continué nutriendo el diccionario biográfico que se incluye en Fotógrafas en México: 1872-1960, y sucedió una cosa maravillosa con la información acerca de May Mirin (1900-1997): con el libro a punto de entrar a la imprenta logramos localizar a su coleccionista, quien es el hijo del fotógrafo colombiano Leo Matiz y alcanzamos a meter sus datos.

“Son alrededor de 230 fotógrafas localizadas, pues a veces no he encontrado la obra, aunque sí está la referencia de sus nombres en las revistas de la época. Hay que recordar que la fotografía llegó a México en 1839, nuestras primeras fotógrafas, unas estudiantes, aparecen públicamente hasta 1872. ¿Que pasó entre esos años? Creo que las condiciones sociales y políticas del país, como el peligro de los caminos, no propiciaron que en el ámbito femenino se desarrollara el oficio.

“Termino el libro con las autoras que comienzan a hacer otro tipo de gramática visual, con las que llamo humanistas, una generación que intenta ver el rostro real de México y no el de una modernidad promovida desde espacios oficialistas.

“Entre ellas están, por supuesto, Lola Álvarez Bravo (1907-1993) y Rosa Harvan (1916-1992), quien es un hallazgo. Ella es una veinteañera cuando llega al país en los años 40 para hacer con su esposo, Herbert Kline. una película, el guionista era John Steinbeck, Nobel de Literatura 1962, quien al final firma el libro donde se despliegan las imágenes que Harvan captó para el filme semidocumental The Forgotten Village.

En las bibliotecas estadunidenses este libro se encuentra sólo si se busca a Steinbeck, no se pone la referencia a ella, pese a que se trata de un volumen con sus fotografías. El acervo está en una universidad de Pensilvania y por primera vez se mostraron esas imágenes en México en la exposición en el MAM y ahora se publican por primera ocasión en el país; aquí estamos revalorando la obra de Rosa.

Este libro es para que nuevos historiadores de la fotografía “jalen el hilo de la madeja de varios de los nombres aquí consignados, hay muchas fotógrafas que en los próximos años adquirirán gran importancia, como Sara Castrejón, una de las primeras que fotografió la Revolución en Guerrero, o María Santibañez, llamada en los años 20 ‘la artista fotógrafo de moda’, un personaje complejo; su familia nos ha comenzado a abrir las puertas para saber más de ella, su obra está en varias colecciones privadas, pues muchos que tienen ojo, saben lo que posee”, concluye el investigador.