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Casi se suicida tras ser agredido, narra

Archie Solís exige justicia y astigar al Canelo Álvarez
 
Periódico La Jornada
Miércoles 27 de febrero de 2013, p. a15

Ulises Archie Solís esperó a que su esposa y su hija se durmieran. Sin hacer ruido tomó el revólver calibre 45 que escondía bajo su cama y esperó unos minutos. Quería dispararse para liberarse del naufragio en el que cayó días antes.

Era octubre de 2011, cuando fue golpeado en la mandíbula en un ataque que nada tenía que ver con su profesión; fue agredido con tal violencia que su quijada se fracturó en dos partes. El agresor, acusó el peleador minimosca, fue un boxeador superwélter en la cúspide de la fama: Saúl Canelo Álvarez. El motivo, un presunto lío personal.

Fue un infierno, lleno de dolor e incertidumbre, porque no sabía si eso iba a ser mi retiro, contó.

Archie estaba hundido en uno de los momentos más difíciles de su carrera. El incidente lo obligó a alejarse de los cuadriláteros y perdió su título mosca de la Federación Internacional de Boxeo por estar incapacitado para defenderlo.

Lo que sobrevino fue un año de suspenso por la cirugía para repararle la mandíbula, sin ingresos económicos y con la impotencia de haber sido víctima de la injusticia, compartió el tapatío.

Relató que el ataque ocurrió en la mañana de aquel octubre, cuando terminó de correr en la barranca de Oblatos, en Guadalajara. Ahí se cruzó de frente con el Canelo, quien arremetió a golpes por un presunto lío personal.

Fue un ataque cobarde por un boxeador que es mucho más grande y fuerte que yo, dijo el menudo pugilista.

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Ulises Solís regresará a los cuadriláteros en marzoFoto Juan Manuel Vázquez

Cuando acudió a denunciar el hecho, dijo que parecía que ya lo estaban esperando y empezaron a crecer las sospechas de que su caso no sería atendido con el rigor necesario.

“Viví una injusticia bajo el amparo del gobierno bizarrro de Emilio González Márquez en Jalisco, que nunca iba a aplicar la ley al Canelo, porque había sido embajador para los Juegos Panamericanos de ese año”, contó Solís sin ocultar su enojo.

Sigo pidiendo justicia en el estado de Jalisco, pero no la hay; ya cumplí como víctima al acreditar quién fue el responsable del delito y hasta la procuraduría del estado nos ofreció conciliar, pero nunca se llegó a un arreglo.

Solís alegó que su demanda es para que su situación sea reparada por año y medio sin pelear, por tanto, sin sueldo, la pérdida del campeonato mundial y de patrocinios, el daño físico y sicológico.

Hay que pensar, sólo por el título mundial, que uno tarda hasta 14 años para lograrlo y que lo perdí por no poder defenderlo, ¿cuál es el precio?, se preguntó.

“Lo triste es que en Guadalajara solapan al Canelo y él está caminando como si nada en la calle, porque la autoridad no se atreve a ponerle un alto”, acusó Archi.

Ahora está de regreso. Enfrentará a Édgar Sosa por el campeonato plata en peso mosca del Consejo Mundial de Boxeo el 9 de marzo. Está emocionado, pero aún le queda resentimiento, por eso, dice, seguirá en su lucha para que se haga justicia.