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Exhiben obras del venezolano donadas por su familia al Estado francés en 2011

Francia celebra el legado de Jesús Soto con una retrospectiva del artista en el Centro Pompidou
 
Periódico La Jornada
Sábado 23 de febrero de 2013, p. 4

París, 22 de febrero. Nacido en una familia pobre en Venezuela, Jesús Soto fue uno de los protagonistas de la revolución cinética que marcó el arte europeo en los años 50 del siglo pasado. Ahora, París, donde vivió y murió en 2005, celebra su legado con una muestra en el Centro Pompidou.

Titulada Soto, la exposición reúne desde sus primeros relieves en plexiglás ejecutados en los años 50 –cuando el artista llegó a París con sólo su guitarra bajo el brazo y sin hablar francés–, hasta uno de sus célebres Penetrable, volúmenes conformados por centenares de finas varillas verticales suspendidas en el espacio, que el espectador puede atravesar.

Lo que más llama la atención en esta muestra, que se abrirá el 27 de febrero y concluirá el 20 de mayo, es que 20 de las 25 magníficas obras expuestas fueron entregadas en 2011 al Estado francés por la familia de Soto, como pago de impuestos.

Es una donación excepcional, que permite entender la evolución de este artista visionario, fascinado por el movimiento y que no cesó de renovar su vocabulario artístico, señaló Jean Paul Amelyne, curador de la muestra.

El especialista recordó que Francia posee desde 1968 una disposición legal llamada dación, que permite a los museos enriquecer sus colecciones gracias a la donación de obras por las familias de artistas, a manera de pago del impuesto de sucesión al Estado francés.

Pero para Christophe Soto, uno de los cinco hijos del artista nacido en Ciudad Bolívar, en 1923, para la familia “no era una cuestión de pago de impuestos, y mucho menos de evasión fiscal.

Se trataba de escoger obras que pudieran esclarecer su recorrido, dijo el hijo de Soto en una entrevista en una sala del Pompidou.

La selección de las obras donadas fue fruto de una estrecha colaboración con los museos nacionales franceses, dijo Christophe Soto.

Esa muestra es la culminación de un proceso muy largo, que empezó tras la muerte de mi padre. Todas las obras donadas han participado en exposiciones importantes, son históricas, resaltó.

El curador destacó que la importancia de esta donación de obras de Soto –quien junto con otro artista venezolano, Cruz Diez, encabezó la revolución cinética en el arte– es tanto mayor cuanto que Soto estaba hasta ahora poco representado en las colecciones públicas francesas, que poseían sólo cinco obras.

Las obras donadas por la familia de Soto, que datan de 1955 a 2004, cubren esa laguna, reafirmó Amelyne, subrayando que esta es la primera vez que se expone este conjunto excepcional, que esclarece la trayectoria de Soto.

“Lo interesante de Soto es que perteneció a un conjunto de artistas de vanguardia en Europa; él partió del arte abstracto, y su camino se cruzó con algunos de los protagonistas más importantes de la nueva escena artística europea.

Soto se renovó constantemente, rechazó siempre la facilidad, subrayó el comisario, recordando que el artista usó el plexiglás desde 1953, lo que le permitió introducir en su obra los efectos vibrantes de la luz. Pero unos años después lo dejó, y empezó a utilizar metal, contrastando fondos a rayas con varillas suspendidas, que captan la realidad en movimiento.

Uno de los grandes legados del venezolano es haber integrado al espectador en la obra, indicó Amelyne, mientras trabajadores instalaban el Cubo penetrable, realizado por Soto en 1996 para su retrospectiva en el parisino Jeu de Paume, en 1997, y que es una de las piezas centrales de esta donación.