Cultura
Ver día anteriorJueves 21 de febrero de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

El sábado estrenará en Madrid Cosí fan tute, segunda y última ópera en la que participa

Con Mozart uno está condenado al fracaso, dice Michael Haneke

No voy a señalar nada de esa obra, sólo quiero que el espectador se deje sorprender, manifiesta

Me dedicaré a lo que soy realmente: un hombre de cine, expresa en la capital española

Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 21 de febrero de 2013, p. 3

Madrid, 20 de febrero. Inspirado en Eros, poema de Rainer Maria Rilke sobre la sexualidad humana, el cineasta austriaco Michael Haneke afrontó la puesta en escena de su segunda y última ópera, Cosí fan tute, de Wolfgang Amadeus Mozart.

No voy a decir nada de la ópera, quiero que el espectador se deje sorprender, explicó el celebrado creador en una rueda de prensa efectuada en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Allí reconoció que sus propuestas artísticas nacen de cosas que me duelen.

El próximo sábado, cuando Haneke se encuentre en Los Ángeles preparándose para la gala de los premios Óscar, en la que su película Amor está nominada en cinco modalidades, en el Teatro Real de Madrid se estrenará su visión de una de las óperas más complejas de Mozart.

El creador se ha convertido en un autor de culto por su capacidad de llevar al espectador a experiencias extremas y por mostrar sin tapujos las miserias del ser humano.

Sufrimiento y desazón

El proyecto de Cosí fan tutte se inició hace tres años, cuando el director artístico del Teatro Real, el infatigable Gerard Mortier, convenció a Haneke para hacerse cargo de esta ópera singular, la cual fue escrita a finales del siglo XVIII con dos grandes crisis en ciernes: la social, con un mundo en tinieblas, con pobreza y guerras; y la personal que sufría Mozart, inmerso en una profunda depresión por la incomprensión hacia su música y por haberse separado de su esposa.

En esa época de hondo sufrimiento y desazón, Mozart decidió embarcarse en dos proyectos paralelos: la composición de La flauta mágica, para algunos su ópera más metafísica, y la de Cosí fan tutte, que intenta explicar las complejidades de la sexualidad humana.

Haneke sólo había incursionado en la ópera en la puesta en escena de Don Giovanni, para la Ópera de París, precisamente cuando la dirigía Mortier. “Esta será mi última ópera, pues ahora quiero dedicarme a lo que me considero que soy realmente: un hombre de cine. Una persona que debe mucho –o todo– al cine, a las imágenes y a todo lo que ha influido en mí, para bien y para mal”.

Foto
En su primera incursión en el género operístico, con la puesta en escena de Don Giovanni, de Wolfgang Amadeus Mozart, Michael Haneke cosechó gran éxito en la Ópera de París en 2006. El reconocido cineasta austriaco ahora presentará en el Teatro Real, de Madrid, Cosí fan tutte, obra también del genial compositor y coterráneo del realizador de la película La pianista

En Madrid, Haneke no adelantó nada de la ópera, sólo entregó a los periodistas un folletín con el poema de Rilke y un pequeño texto escrito por él que parece una especie de punto de partida general. Y en el que se pregunta: ¿por qué cree que ella le engaña?, ¿por qué él la tiene que humillar?, ¿por qué ella lo tiene que humillar?, ¿por qué los chicos están tan seguros de sus chicas?, ¿por qué las chicas están tan fastidiadas por ello?, ¿por qué se muestran todos tan desesperados, tan encaprichados y tan altivos?

Abismos de la sexualidad

Michael Haneke es realizador de películas como La pianista, en la que Isabelle Huppert representa a una maestra sadomasoquista capaz de cercenarse el clítoris por placer. O la inquietante Funny Games, en la que unos jóvenes sicópatas llevan al extremo del miedo a una familia de clase media, a la que secuestran y torturan.

Quizá haya algo de este lenguaje cinematográfico en la ópera, explicó el propio Haneke, y adelantó que, siempre, con Mozart estás condenado al fracaso. La cuestión es a qué nivel va a estar tu fracaso.

Añadió que es importante respetar los dos tiempos. El de Mozart, cuando la escribió en 1790, y en el que estamos ahora. El historicismo puro en la ópera es una ilusión, porque no se sabe cómo era la época en el siglo XVIII y todas las visiones que tienen las personas de determinadas óperas y que ellos consideran las originales son en realidad las versiones que ellos vieron de niños.

Quien sí habló sobre la ópera fue el director musical francés, Silvain Cambreling, quien manifestó que esa ópera de Mozart es en la que reflexiona sobre la sexualidad y sus abismos.

“El libreto no es una metáfora ni una paráfrasis, sino que se corresponde por completo con la sensibilidad del siglo XVIII. En él se aborda un tema de extrema modernidad, con citas sexuales de lo más explícitas.

No son guiños, son evidencias. Da Ponte y Mozart construyen un juego terrible, en el que se plantea una cuestión de extrema dificultad y con el que se experimentó antes y después del 68 del siglo XX: ¿qué seriedad hay que otorgarle al matrimonio?