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Testigo clave de la Operación Puerto revela los métodos utilizados

En el equipo Kelme te dopabas o ibas a la calle: Jesús Manzano

Te vamos a dar unas cositas para trucar el motor, decían al ex ciclista

 
Periódico La Jornada
Jueves 14 de febrero de 2013, p. a15

Madrid, 13 de febrero. Después de la jornada amnésica del lunes, el lado más oscuro del ciclismo volvió hoy a inundar la sala del juicio de la Operación Puerto con la declaración del testigo clave Jesús Manzano, cuyo relato de las prácticas dopantes en el equipo Kelme fue un duro golpe para los acusados. Una crónica en la que narró el riesgo de muerte que corría al utilizar las sustancias y métodos, obligado por sus directores deportivos o de lo contrario, según sus propias palabras, se iba directo a la calle.

El doctor Eufemiano Fuentes me dio EPO en 2001, 2002 y 2003, dijo el ex corredor del equipo Kelme, que es parte de la acusación particular en el macroproceso que se sigue contra la trama de dopaje liderada por el médico y destapada en España en 2006.

Manzano, de 34 años, acusó también a la médico Yolanda Fuentes y a los directores deportivos Vicente Belda e Ignacio Labarta de suministrarle u obligarle a tomar sustancias dopantes. Si no lo hacías, ibas a la calle, aseguró el ex corredor, quien detalló que durante sus años en el conjunto español ingirió productos como nandrolona, testosterona, cortisona, hormonas femeninas o hemoglobina.

Según Manzano, Fuentes se encargaba de la planificación médica, mientras que Labarta organizaba los entrenamientos en función de los medicamentos que se tomaban. Belda, jefe del Kelme, estaba al tanto de todo, y el equipo se hacía cargo de los pagos.

“Vicente te llamaba y te decía: ‘¿te has puesto en contacto con el canario para que te mire el aceite?’”, dijo el testigo, quien añadió que Belda fue quien le informó en 2001 de que iba a iniciar un tratamiento con EPO.

Me dijo, te vamos a dar unas cositas para trucar el motor, contó. Luego me enteré de lo que era. El tratamiento con EPO duraba un mes; se ponía un día sí y otro no, y luego se dejaban 12 días para limpiar la sangre. El objetivo era subir el hematocrito (volúmen total de glóbulos rojos) para luego hacer extracciones, añadió.

Después, la sangre que se le extraía se le reinfundía en competición. “Al Tour de Francia las bolsas las llevaba en un envase de vino la paloma mensajera, Alberto León, porque allí había otra legislación y podías ir a la cárcel”, dijo.

En España iban muy tranquilos; el mismo Eufemiano venía al hotel de concentración con su flamante Porsche lleno de productos para el equipo, agregó.

Algo acelerado y difuso, pero tremendamente gráfico, Manzano contó cómo el hematocrito se subía artificialmente hasta 56, cómo las bolsas de sangre se colgaban de los clavos de los cuadros de los hoteles antes de ser reinfundidas, cómo se inyectaba albúmina y suero para bajar la viscosidad de la sangre antes de pasar un control sorpresa o cómo se firmaban recetas falsas a nombre de una mujer para comprar hormonas femeninas en farmacias.

Manzano relaciona el consumo de estas sustancias con los desfallecimientos que tuvo en carrera en Francia y Portugal. Y asegura que en una reinfusión en Valencia con otro doctor del equipo, Walter Viru, tuvo una grave reacción alérgica a la sangre.

Cualquier día se podía quedar uno muerto, dijo el testigo, quien dejó el equipo a finales de 2003, según él por sus enfrentamientos con el jefe y según Kelme por su indisciplina. Nunca volvió a competir.