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El Instituto Cervantes de la capital francesa montará exposición en homenaje al escritor

El París de Rayuela renacerá en el 50 aniversario de la novela de Cortázar

Se mostrarán los nexos del autor argentino con el mundo del arte y la cultura en la ciudad que lo deslumbró y marcó su vida y su obra, adelanta Juan Manuel Bonet, director del organismo

Foto
Julio Cortázar (1914-1984) y su gata Flanelle (auque hay quienes afirman que se trata de otro de sus gatos, al que llamó Theodor W. Adorno); imágenes capturadas en París
 
Periódico La Jornada
Sábado 2 de febrero de 2013, p. 6

París, 1º de febrero. El París de Rayuela renacerá en una exposición en la ciudad luz, que rendirá homenaje al argentino Julio Cortázar (1914-1984), autor de esa novela maravillosa que vio la luz hace 50 años.

París le debe un homenaje a Cortázar, afirmó el director del Instituto Cervantes en la capital francesa, Juan Manuel Bonet, tras anunciar la celebración de esa exposición, que tendrá lugar probablemente a finales del próximo abril.

Bonet, quien se estrenó en su cargo con una muestra dedicada al artista surrealista cubano Jorge Camacho, subrayó la importancia de París en esa memorable novela, que en junio de este año cumplirá medio siglo.

Cortázar es el latinoamericano que mejor encarna, junto con (el poeta peruano) César Vallejo, la fascinación por el mito de París, estimó Bonet.

En Rayuela –una de las más extraordinarias novelas de amor y aventura escritas por un latinoamericano en el siglo pasado, que ha marcado a generaciones enteras– Cortázar recorre París como si fuera un continente y un laberinto.

Bajo la piel de Oliveira, el melancólico porteño, o de La Maga, el París de Cortázar se vuelve nuestro, de todos.

Esa obra convenció a muchos de venir a vivir a París, añadió el director del Cervantes parisino.

Los años más felices

Julio Cortázar, quien murió en París, en febrero de 1984, a los 70 años –siempre muy alto, muy flaco, con cara de niño, y afectado por una grave melancolía tras la muerte de su última mujer, Carole Dunlop– escribió su obra más célebre entre 1950 y 1956.

En algunas de sus misivas, el autor señalaba que esos años en París cuando escribió Rayuela, fueron los más felices, pese a la pobreza en que vivía.

El Instituto Cervantes prevé también conmemorar el 50 aniversario de esa obra, que gana siempre al ser releída, lanzando una Ruta Cervantes dedicada a Cortázar: un recorrido por ese París que lo llenó de asombro, que lo deslumbró y marcó su vida y su obra.

El objetivo de la exposición es mostrar los contactos de Julio Cortázar con el mundo del arte y la cultura en París, sus amistades con otros escritores y artistas latinoamericanos, su admiración por el mundo medieval de París y su fascinación por la pintura, mediante postales y litografías.

Se trata de un homenaje en el que se mostrarán sus fetiches y su relación con fotógrafos, pintores, escritores y escultores, adelantó Bonet. Mencionó, entre otros, a los artistas plásticos argentinos Luis Tomasello, Julio LeParc, Julio Silva y Sergio de Castro y al pintor y poeta brasileño Alécio de Andrade.

Estoy en contacto con Aurora Bernárdez, primera mujer de Cortázar y albacea del escritor, para organizar esta exposición, contó Bonet.

Lo que queremos es traducir ese libro en una exposición, dijo el responsable, mientras recorría la clara galería del Cervantes mostrando los hermosos cuadros de Camacho, que a su muerte en París, en 2011, era considerado el último gran artista surrealista.

La exposición en el Cervantes resalta la relación del artista nacido en La Habana, en 1934, con los surrealistas –Wifredo Lam, André Breton y Henri Michaux, entre otros– y también con el desaparecido escritor cubano Reinaldo Arenas, de quien Camacho fue albacea, tras su muerte en Nueva York en 1990.