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En experimentos similares, Defensa y Marina perdieron cuadros de oficiales muy valiosos

Vaticinan militares fracaso de modelo de Gendarmería propuesto por Peña Nieto

Advierten que nunca ha funcionado que soldados y marinos asuman labores policiacas

 
Periódico La Jornada
Viernes 4 de enero de 2013, p. 12

Ante la intención del gobierno de Enrique Peña Nieto de integrar a miles de soldados y marinos a la Gendarmería, la cual sustituirá a la Policía Federal en el combate al crimen organizado, debe tomarse en cuenta que este modelo en el que militares asumieron labores policiacas fracasó, señalaron fuentes castrenses, las cuales agregaron que esas experiencias fueron negativas tanto para el personal directamente afectado como para las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina.

Bajo diferentes modalidades y programas, militares y marinos fueron incorporados en labores policiacas desde 1999 a la fecha, con la promesa de que una vez que se lograra formar una fuerza civil suficiente con elementos entrenados y honestos, regresarían a sus cuarteles.

Desde que en 1999 el entonces presidente Ernesto Zedillo decidió transferir soldados para formar la Policía Federal, Vicente Fox y Felipe Calderón siguieron el ejemplo, con el mismo resultado negativo: incremento de la violencia y la criminalidad, aumento de violaciones a los derechos humanos y de la corrupción, así como la crónica ineficiencia de la Policía Federal que llevó a Peña Nieto a anunciar su desaparición.

Los informantes comentaron que, paradójicamente, las medidas adoptadas durante el gobierno de Calderón para mejorar la situación de los soldados en activo –como el sustancial incremento salarial, entre otras– serán un obstáculo para que soldados y marinos opten por integrarse a una nueva aventura en la Gendarmería.

Los militares consultados señalaron que aspectos como las becas para que los hijos de soldados de cualquier grado estudien –desde la educación básica hasta la superior– en la institución privada que elijan; el aumento de sueldos y montos de pensiones, los seguros de vida –que se incrementan si los militares murieron en actos de servicio–; la posibilidad de que las viudas se incorporen a trabajar en la Defensa Nacional y en la Marina, así como el mejoramiento en la atención médica y social a los soldados, serán decisivos para que un militar permanezca en las fuerzas armadas.

Por otra parte, indicaron, aún no se sabe qué pasará con cuestiones tan importantes como la antigüedad de los soldados y marinos que se pasen a la Gendarmería o si recibirán mejores prestaciones, o por lo menos equivalentes, a las que tienen en la milicia.

De acuerdo con información oficial de la Defensa Nacional, de 1996 a 2006 fueron transferidos 4 mil 981 soldados y marinos a la Policía Federal Preventiva, de los cuales, 4 mil 873 desertaron.

Militares consultados al respecto comentaron que, además, quienes quisieron reintegrarse al Ejército o a la Armada de México fueron rechazados, con base en el principio vigente de que ex policías no pueden formar parte de las fuerzas armadas.

Además, Defensa y Marina perdieron con esos experimentos cuadros de oficiales experimentados, en los que ambas instituciones invirtieron recursos materiales y humanos para su formación en tareas propias de su profesión, y que terminaron cumpliendo labores de seguridad pública.

Para cubrir la falta de soldados, el Ejército tuvo que recurrir a casi cinco mil elementos, pertenecientes a la tercera brigada de policía militar, destacamentada en San Miguel de los Jagüeyes, estado de México, para cumplir labores de policía.

El experimento de incorporar militares a las fuerzas federales tuvo variantes. Inicialmente, soldados y marinos se incorporaron de manera individual a su nueva tarea, pero sus superiores ya no eran militares, lo que generó descontento porque no se acostumbraron al trato.

Después, la Armada de México impulsó una nueva medida, consistente en enviar comisionados a los marinos con sus respectivos mandos; sin embargo, la falta de coordinación con los mandos de las fuerzas federales generó un nuevo fracaso.

El 13 de diciembre de 2006, Felipe Calderón convocó de nueva cuenta a las fuerzas armadas a destinar 10 mil soldados y marinos para integrarse a la Policía Federal Preventiva, con la intención de crear un cuerpo de élite para combatir al crimen organizado.

Al inicio de su gobierno, cuando apenas se habían puesto en marcha los llamados operativos conjuntos contra el crimen organizado, el presidente Calderón atestiguó la supuesta transferencia de 7 mil 500 elementos del Ejército y 2 mil 500 de la Armada a la PFP. El mandatario justificó en esa fecha que la transferencia de militares a la corporación federal se debía a que la PFP requería urgentemente de más elementos y de mejor capacitación.

La transferencia no se concretó y, ante la falta de interés de las secretarías de Defensa y Marina por cumplir con la orden, ésta fue quedando en el olvido. Incluso, los diputados federales hicieron su parte, cuando se negaron a etiquetar recursos para la integración de esa nueva fuerza.

En todo caso, quedó como reserva la tercera brigada de policía militar para actuar como Policía Federal cuando las circunstancias lo exigían.

Lo cierto, comentaron los entrevistados, es que la transferencia de militares y marinos a cuerpos policiacos civiles no han dado los resultados esperados; y sobre la propuesta del presidente Peña Nieto de crear la Gendarmería con base en la incorporación de militares y marinos, aún quedan muchas dudas.