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A la mitad del foro

En la penumbra vaga

T

reinta días de gobierno y funciona la separación de poderes. Enrique Peña Nieto guardó silencio en la hora del intercambio de agravios. Trabajó, programó lo que haría en los primeros cien días, ese lapso mítico del retorno napoleónico; espléndidamente aplicado en el New deal de Franklin Delano Roosevelt. Modelo involuntario o no del nuevo rumbo, de la urgencia por fijar la pauta legislativa a partir de un acuerdo con los partidos de la pluralidad.

El Pacto confirmó el cambio de prioridades. La guerra contra el crimen organizado se fue con Calderón a las redes sociales. Mientras el Congreso aprobaba las reformas del panista, éste se aseguraba numerosa guardia pretoriana; elegante ostracismo en la madre patria, donde habrá aliados agradecidos a los que importe más el lastimoso destino del busto campechano a Juan Camilo Muriño que el agravio histórico de la vandálica destrucción del monumento ecuestre a José María Morelos y Pavón. La violencia está presente, no se ha logrado controlar. Pero ya hay estrategia distinta; la intención de investigar, rehacer la inteligencia tanto en materia de seguridad pública como de seguridad nacional; a partir de las fuerzas armadas, prevenir y combatir los delitos que han desgarrado el tejido social, asaltos a mano armada, coacción, secuestros, asesinatos al amparo de la impunidad.

La nueva narrativa incluye abandonar el arraigo, ese atropello al debido proceso y a la presunción de inocencia. Jesús Murillo Karam comienza su gestión atento a las funciones que la ley señala, Nada más, nada menos. Y ha dado a conocer una de las consecuencias de ir a la guerra, abatir a los capos: Se multiplicaron los cárteles, proliferaron mandos laterales y hay decenas de bandas, más violentas, que disputan territorios del mercado nacional; tanto o más que las rutas del narcotráfico. No hacían falta las revelaciones de Wikileaks. Desconfiaban unos de otros los mandos de policías federales, ministeriales, así como del Ejercito y la Marina; no compartían información. Cambió la estrategia. Se proyecta la creación de una gendarmería, al modo de la francesa. Y se aprobó ya la nueva ley orgánica que fija funciones de ministerio del interior a la Secretaría de Gobernación.

La Gestapo criolla desapareció cuando Manuel Bartlett Díaz, por acuerdo del presidente Miguel de la Madrid, disolvió la Federal de Seguridad. Se resolvió establecer una institución de inteligencia a cargo de los asuntos de seguridad nacional, de seguridad pública y, desde luego, información política. Por algún miedo ignoto no procesaron a los agentes de la federal indiciados por nexos con el narcotráfico. Pero lo peor llegó con la falsa ingenuidad de Vicente Fox, quien destruyó lo instituido, bajo la burda premisa de ser instrumento para perseguir a la oposición. En todo caso, el Cisen se redujo a labores insignificantes, distantes de la amarga realidad del caldero en el que hervían las ambiciones desaforadas de la impunidad.

Miguel Ángel Osorio Chong ha empezado con paso firme la tarea de hacer política y ser conducto político del titular del Poder Ejecutivo con el Legislativo y con los gobiernos de las entidades de la Federación. Falta lo más difícil: operar políticamente, ejercer las funciones, únicamente las funciones que la ley le señala; rehacer las tareas de investigación y ser, ahí, también, conducto y no ejecutor; trabajar en la sombra, con discreción, sin caer en la tentación de la penumbra, sin imaginarse Fouché. O, peor todavía, director de fuerzas que actúan en los drenajes del poder constituido.

Treinta días y se ha impuesto el discreto y eficaz estilo político de los hidalguenses. En plena euforia por los logros legislativos y el andar político de Enrique Peña Nieto por toda la geografía nacional, surgieron 40 mil indígenas del EZLN de entre la bruma chiapaneca. Formidable gesto teatral, con incuestionable peso político. Los negros pasamontañas no ocultaban, exponían a la luz los rostros de los marginados, de los pobres entre los pobres. De los millones que padecen hambre en México, de los que habló Enrique Peña Nieto el 1º de diciembre, hace 30 días, en el mensaje que resultó programa político, en el llamado al censo del sector educativo, cuántos alumnos, cuántas aulas, cuántos profesores lo integran. De educación pública, laica y gratuita habló, de reivindicar la rectoría del Estado en la educación nacional.

Falta lo más difícil. Pero sin visión política, sin visión de Estado, sería imposible enfrentar la inercia de la corrupción, el desprecio por el conocimiento, la confusión entre información y sabiduría; haber impuesto al país la falacia de llamar gasto a la educación y no inversión, la más productiva, la más urgente de las que se deciden en los presupuestos de ingresos y egresos de la República. La fascinación con los poderes incontestados, de liderazgos sindicales a los que se elogia cuando se les identifica como cacicazgos, distrajeron a los ciudadanos; la atención se fijó en el conflicto entre Elba Ester Gordillo y Emilio Chuayffet. Ese combate se decidió en San Lázaro, concluyó con la expulsión de la maestra milagrosa, quien creó un partido del sindicato al tener que dejar el PRI.

Se aprobó la reforma educativa. Baja California y Chiapas fueron los dos primeros estados cuyos congresos locales aprobaron la reforma constitucional. El resto seguirá como las cuentas de un rosario panista. Elba Ester Gordillo declara que el SNTE llevará a cabo actos de protesta en defensa de los maestros. Sonido y furia. Tanto la dirigente como sus allegados, sus enemigos de la CNTE y los representantes del sistema plural de partidos saben que se acabaron los liderazgos vitalicios. Durante 12 años no hubo relevo propiciado, tramado desde el interior, porque en los cargos políticos del poder constituido no había quien supiera cómo hacerlo. Ni con quien.

El CEN del PRI tiene a César Camacho e Ivonne Ortega al frente. Dos ex gobernadores: del estado de México y Yucatán, enfrentarán la que fuera prueba inicial de los presidentes árbitros de última instancia. Enrique Peña Nieto surgió de una coalición de gobernadores, de una intensa operación política en apoyo a candidatos del PRI donde gobernaban PAN y PRD. Entonces lo subestimaron como operador político. Hoy lleva 30 días en la Presidencia de la República. Y llega a la primera prueba del nuevo rumbo del PRI. Allá gobierna el PAN desde 1988. Ernesto Ruffo debió ser el primero y último de la derecha confesional y patronal en la Baja California. Falta lo más difícil. Acertar en la designación del candidato del PRI. Hay dos aspirantes viables: Carlos Bustamante, con credenciales locales, y Fernando Castro Trenti, acreditado en el Congreso de la Unión.

El fuerte, ante la irrebatible sentencia de que la política se hace con dinero, es Carlos Hank Rohn, a quien Roberto Madrazo entregó el control del PRI estatal a cambio de que se hiciera cargo del financiamiento. Perdieron. A pesar de la burda, torpe persecución policiaca de los panistas no rehizo el capital político esperado.

El que despacha en palacio sabe, como Barack Obama, lo acertado de la frase de G.K. Chesterton: Los pobres se han opuesto algunas veces a ser mal gobernados; los ricos siempre se han opuesto a ser gobernados de cualquier manera.

En Washington quedan una cuantas horas para evitar el precipicio fiscal. Allá y acá sabemos que no se trata de una crisis fiscal, sino de empleo: hay que invertir. Al borde o no del abismo, hacer política es debatir para acordar lo esencial.

Lo otro es cantar de ciegos en la penumbra vaga...