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Ver día anteriorLunes 24 de diciembre de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Desde el Otro Lado

Los sindicatos en la mira

U

na vez más el Partido Republicano demuestra que el perder una batalla no significa haber perdido la guerra. Perdió la elección presidencial, pero recientemente en el estado de Michigan, cuna del importante sindicato de la industria automovilística y donde el gobernador y la mayoría en el Congreso son republicanos, aprobaron la ley conocida como Derecho al Trabajo, infringiendo una derrota al Partido Demócrata y a los trabajadores. La ley, cuyo antecedente es el acta Taft-Hartley, que data de 1947, establece que los sindicatos tienen la obligación de incluir a todos los trabajadores en cualquier negociación, aun cuando no estén sindicalizados y en consecuencia no tengan que pagar cuotas por los servicios del sindicato.

Algunos líderes sindicales han comentado que entre los efectos más nocivos de la ley es la división que crea entre los trabajadores que ven con recelo como algunos de sus compañeros, sin pagar sus cuotas, tienen los mismos derechos. Tampoco es menos significativo que los sindicatos pierden recursos al verse privados de una suma substancial de ingresos por el efecto de esa ley. La estrategia de debilitar al sindicalismo creando división entre sus trabajadores y minando su capacidad económica no es nueva ni exclusiva de Michigan. Algo similar ha sucedido en otros 23 estados donde, con algunas variantes, también se ha aprobado la legislación del Derecho al Trabajo. No es difícil imaginar que en los 24 estados en los que se ha aprobado gobierna el partido republicano o es mayoría en el Congreso.

Una de las consecuencias en la aplicación de esta ley es la pérdida de sus miembros y por lo tanto el poder de negociación del movimiento obrero frente al sector empresarial y los gobiernos en esos estados. En uno de sus últimos reportes, la Cámara de Comercio de EU celebra que la central obrera AFL-CIO, sin duda la más importante en el país, tan sólo en 2011 haya perdido 100 mil miembros. En 2012 esa central contó con 8.5 millones de afiliados, 6 por ciento de los l33.5 millones de trabajadores en el país, según informe del Departamento de Trabajo. Tomando en consideración que los principales aliados del Presidente y los demócratas han sido los trabajadores organizados, cabe decir que en la pasada elección los republicanos y el sector empresarial, representado en la Cámara de Comercio, sólo perdieron una batalla, pero se disponen a ganar la guerra por cualquier medio a su alcance.

No es necesario buscar una explicación muy complicada para darse cuenta de que sólo la torpeza de los sectores más conservadores es capaz de continuar erosionando el nivel de vida de quienes, al fin y al cabo, debieran ser parte de su estrategia de crecimiento.