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Obra, editada por la Universidad Autónoma Metropolitana, parte del legado de este urbanista

Jorge Legorreta, arquitecto y rumbero, deja guía para conocer los murales del DF

La publicación, que barca la Independencia y Revolución, es un homenaje de la institución

Algunos de los méritos del libro, la búsqueda de edificios valiosos, la fotografía y los textos

Foto
Fragmento de Del Porfiriato a la Revolución, de David Alfaro Siqueiros (1957-1966), en el Museo Nacional de Historia, en Chapultepec
 
Periódico La Jornada
Lunes 24 de diciembre de 2012, p. a11

El arquitecto Jorge Legorreta, pionero en el estudio de la expansión urbana y sus efectos, y quien fue profesor e investigador durante 30 años en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), era un rumbero enamorado de su ciudad.

Como titular de la delegación Cuauhtémoc de 1997 a 2000, es considerado por mucha gente un ser entrañable, quien durante su gestión organizó giras en las que podías conocer desde las más representativas estatuas hasta los antros más cutres de la gran capital mexicana.

Falleció el pasado 17 de julio pero dejó una guía, un manual para conocer por medio de murales, la narración plástica de dos de las gestas representativas de México.

Más que un libro, La Independencia y la Revolución en los muros de la ciudad de México es un homenaje para este divulgador no sólo del arte de la construcción, sino de la cultura popular de esta megaurbe.

Legorreta, amante de la rumba y músico aficionado se fue en 2012, pero dejó esta obra coordinada y compilada por él, en la que se pretende recuperar, a través de los murales de la ciudad de México y sus personajes, la historia de la Independencia y la Revolución Mexicana.

La obra, según el prólogo de la maestra Gabriela Paloma Ibáñez –rectora de la UAM unidad Azapotzalco–, tiene varios méritos: La búsqueda de edificios valiosos, en cuanto a los momentos históricos que examina; la selección de fragmentos de murales, especialmente interesantes por las interpretaciones iconográficas que el artista hace del momento y la situación que representa; el excelente registro fotográfico realizado por Christian Legorreta, y la compilación de textos escritos por los mejores estudiosos y conocedores del movimiento pictórico mexicano. Es un auténtico libro de divulgación.

Egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el arquitecto Legorreta realizó una maestría en sociología y un doctorado en urbanismo, así como una especialización en planificación urbana en la, entonces, República Democrática Alemana. Fue coordinador del Centro de Información del Agua de la Ciudad de México de la UAM y se desempeñó como articulista de La Jornada.

Al margen de sus trabajos y publicaciones sobre problemas de las ciudades, el tema lacustre y el agua, así como del transporte público, Legorreta destacó por su amplio conocimiento de la capital mexicana, desde su arquitectura hasta su folclor.

Era un tipo muy entregado a la divulgación. No sólo se enfocaba al trabajo académico, que nadie lee, sino para que todo mundo conociera más sobre su metrópolis. Vale la pena continuar con un proyecto así, porque es una viaje por los murales, para entender los motivos por lo que fueron pintados, dijo en entrevista el maestro Martín Clavé, profesor e investigador de la UAM, quien presentó la obra en la pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Clavé, jefe del área de historia del diseño en la UAM Azcapozalco, y amigo de Legorreta, fue quien dictaminó, quien dio luz verde, para que el libro se publicara bajo el sello de la mencionada institución.

Señaló: Jorge Legorreta hizo un recorrido hipotético. Hay mapas de dónde están situados los murales, ubicados en lugares como el Museo Nacional de las Culturas, el mercado Abelardo Rodríguez, el Senado de la República y el Palacio de Bellas Artes.

Abundó: El mérito es haber juntado esas voces, así como las imágenes de su hijo Christian, quien hizo retratos de murales, que, incluso, es muy incómodo fotografiar.

Viaje metafísico

Clavé asegura que si el libro, que viene en pasta dura, hubiera sido de bolsillo, sería como un manual, una guía. Podría ser un viaje metafísico desde la comodidad de nuestro sillón.

A Legorreta lo conoció cuando era delegado (de Cuahtémoc). Cuando piensas en funcionarios públicos te viene a la mente corrupción; sin embargo, él, era de los que sí cumplían. Un tipo entrañable, que tenía un centro de investigación sobre la ciudad de México. Hacía sus tours, en los que visitabas desde estatuas hasta bares, de ficheras y hasta de gays... terminabas en antros deNezahualcóyotl. Todo mundo sabía quién era. Todo lo que tuviera qué ver con México y su capital era tema suyo.

Para otro de los amigos del arquitecto, Cuauhtémoc Rodríguez, si después de conocer el contenido de este libro hubiésemos desayunado con Jorge y Patricia (esposa de éste), seguramente habríamos discutido sobre la función del arte, pues en la edición se recuperan textos que, además de analizar las imágenes del muralismo mexicano, son parte de la confrontación de ideas estéticas entre dos de los movimientos plásticos más importantes del siglo XX: el muralismo de la Revolución Mexicana y la escuela francesa de artes plásticas, se lee en el prólogo del libro.