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Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, a la primera sala; Alberto Pérez Dayán, a la segunda

En sesión solemne, el pleno de la Corte da la bienvenida a dos nuevos ministros

Ambos recibieron la toga que por ley deberán llevar cuando asistan a sesiones de sala y de pleno

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El ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Juan Silva Meza, con el nuevo ministro de la segunda sala, Alberto Gelacio Pérez DayánFoto Cristina Rodríguez
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Los ministros Margarita Beatriz Luna Ramos y José Ramón Cossío, durante la sesión solemne de bienvenida. A la derecha, el ministro entrante Alfredo Gutiérrez Ortiz MenaFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Martes 4 de diciembre de 2012, p. 13

En una sesión solemne, el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) dio ayer la bienvenida a Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, quien fue adscrito a la primera sala, y a Alberto Pérez Dayán, quien formará parte de la segunda. Ambos recibieron la toga de manos del ministro presidente Juan N. Silva Meza.

La adscripción de los nuevos ministros fue interpretada en el interior de la Corte como una decisión inteligente para evitar que Guitérrez Ortiz Mena se viera en la necesidad de excusarse, en su calidad de ex director del Sistema de Administración Tributaria, por posible conflicto de interés, cada vez que se discutiera una demanda o amparo en materia fiscal.

Y es que, de haber integrado la segunda sala –que le habría correspondido por suceder a Sergio Aguirre Anguiano– habría tenido ese conflicto de interés en cada amparo en el que se impugnara la constitucionalidad de impuestos.

En el caso de Pérez Dayán –quien ocupó el cargo que dejó Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, quien integraba la primera sala– se esperaba que por tener una formación judicial penalista, su experiencia sería mejor aprovechada en esta adscripción que se especializa en casos civiles y penales.

Ante los integrantes del Consejo de la Judicatura Federal, magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, familiares e invitados a la sesión solemne en la que el ministro presidente Juan N. Silva Meza entregó a los nuevos integrantes del pleno la toga con la que por ley asisten los ministros a sesiones de sala y pleno desde 1941, además de credencial y distintivo que oficializan su puesto como integrantes del máximo tribunal de justicia del país.

Al hacer uso de la palabra, Pérez Dayán, quien recorrió toda la carrera judicial, sostuvo que el principio de legalidad es supremo y que separarse de la ley para resolver un asunto “sólo se explica a partir de privilegiar un esquema más amplio en la protección de los derechos humanos, sin menoscabo de la seguridad jurídica.

Agregó que la tarea jurisdiccional de la Suprema Corte no puede diseñarse al margen de las graves condiciones a las que se enfrenta nuestro sistema de justicia, soslayando la amenaza constante que el fenómeno de la ilegalidad representa para el desarrollo y prosperidad del país.

Pérez Dayán, quien estudió en la Universidad La Salle y cursó estudios de posgrado en la Universidad Panamericana, agregó que la Suprema Corte no puede dejar de ser el reflejo de la pluralidad que caracteriza a nuestra sociedad, y prueba de ello es la valiosa composición que le da forma, que une la voluntad y el conocimiento de quienes desde la academia o la práctica pública o privada del derecho se han distinguido en esta ciencia, sumándose a la de quienes han dedicado su vida a la carrera judicial y son amplios conocedores de sus formas.

Por su parte, Gutiérrez Ortiz Mena dijo estar consciente de la enorme responsabilidad y desafío que representa su designación como integrante de la SCJN.

Hay en cada uno de nosotros una corriente de tendencias; así como ningún individuo puede escapar a dicha corriente, los jueces tampoco pueden escapar a ello, indicó el ex funcionario hacendario, quien cursó una maestría en la Universidad de Harvard, para subrayar que la dinámica social y económica de México exige capacidad renovadora de interpretación de la Constitución, que guarde coherencia con sus propósitos y principios fundamentales, de acuerdo con las aspiraciones de cada generación.