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El ayuntamiento de Tecuala la quiere para atraer turismo

Campesinos y ejidatarios disputan villa de El Negro Durazo en Nayarit
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Uno de los nueve búngalos que son parte del centro de descanso que hace 30 años perteneció a Arturo El Negro Durazo y que ahora se disputan campesinos y ejidatarios Myriam Navarro
Corresponsales
Periódico La Jornada
Jueves 22 de noviembre de 2012, p. 35

Tecuala, Nay., 21 de noviembre. A pesar de que han pasado más de 30 años de su esplendor, los nueve búngalos que fueron propiedad y centro de descanso del jefe policiaco Arturo El Negro Durazo Moreno conservan restos de la fortuna que se invirtió en ellos y se han convertido en objeto de disputa entre campesinos y ejidatarios.

La villa se encuentra en Otatitos, anexo del poblado de San Cayetano, municipio de Tecuala, muy cerca de la playa El Novillero, a 150 kilómetros de Tepic.

Entre árboles, higueras y montones de jejenes (moscos) se ven las construcciones: pequeñas, redondas y blancas; sus entradas, que al parecer nunca tuvieron puertas, son semicirculares.

Siete son de fibra de vidrio; las otras dos, de concreto. Están enfrentadas, pero separadas por un gran patio que tiene en el centro una enorme alberca llena de agua verdosa, y junto un chapoteadero repleto de hojarasca.

Una de las construcciones de concreto tiene un jacuzzi en lo que parece ser la sala. Ahí, recuerdan los habitantes de Otatitos, Durazo pasaba horas metido en el agua, con tres o cuatro chicas.

No se sabe con certeza quiénes son dueños de la villa. Los habitantes de Otatitos sólo dicen que es un grupo al que conocen como Monterrey.

Rubén Benítez, edil de Tecuala, dice que entre los propietarios hay de todo, hasta extranjeros. Él busca adjudicar la propiedad al ayuntamiento para atraer turismo, darles manita de gato y ponerlas a funcionar.

Un grupo de 32 ejidatarios de Otatitos desea las villas, al igual que campesinos de San Cayetano.

Quienes sirvieron al ex jefe del Departamento de Policía y Tránsito de la ciudad de México recuerdan que el general –designado así por el ya fallecido ex presidente José López Portillo (1976-1982)– visitaba esta villa tres veces al año.

Quien dice ser hermano del ex administrador recuerda: “Yo estaba chamaco y me tocaba zarandear pescado para el señor y sus invitados. Esas palmeras las trajimos mi papá y yo arrastrando con el tractor desde Novillero; ahí tenían unos focos especiales que atrapaban todos los moscos.

Después de que Durazo fue apresado, en 1982, los búngalos quedaron abandonados. En 1994, Luis Donaldo Colosio, entonces candidato presidencial del PRI, sobrevoló la zona e inspeccionó las construcciones; por medio de su personal intentó comprar las 2.5 hectáreas de la villa, pero se murió y quedó todo ahí.