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La única parte ingrata del trabajo es cuando un libro queda mal impreso: Wolfsgruber

Objetos de papel y tinta, portadores de sentimientos, emoción y belleza

La ilustradora austríaca, quien fue invitada a la Filij, presentó Brunilda y la saga del anillo

 
Periódico La Jornada
Domingo 18 de noviembre de 2012, p. 4

Lograr la sensación de frescura y libertad es el principal desafío que la ilustradora austríaca Lila Wolfsgruber se fija a priori en cada libro que hace o participa.

Lo anterior, porque está firmemente convencida de la ineludible responsabilidad que tienen esos objetos de papel y tinta como herramientas de conocimiento, pero también como portadores de sentimientos, emociones y belleza.

Cada libro es una obra única que puede contener literatura o ilustraciones, o ambas, y por ese simple hecho debe ser una pieza hermosa que puede tenerse en la mano, tocarse, ser agradable a la vista y amable al tacto, sostiene.

Un libro, finalmente, es un amigo inseparable, un tesoro, un consejero, una guía que ayuda a desarrollar las ganas de saber o de sentir; en él se transportan la literatura, la poesía, el conocimiento.

De allí que la artista plástica, una de las más reconocidas en su país, considere que la única parte ingrata y desagradable de su trabajo es cuando un libro suyo o de cualquier persona queda mal impreso.

Los problemas intrínsecos a mi trabajo, de cómo quiero o debo hacer algo, cómo contarlo, son realmente circunstancias menores, situaciones personales a las que se enfrenta todo creador, sea escritor o pintor, dice

Lo único que no me gusta de mi trabajo es cuando un libro no le hace justicia a los originales, cuando queda mal impreso. Eso me entristece y hace enojar.

Taller para ilustradores

Dedicada desde 1984 al ámbito de la ilustración de libros infantiles y juveniles, donde es una de las más importantes personalidades a escala mundial, Linda Wolfsgruber se encuentra en México como la ilustradora invitada de la 32 Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (Filij), que tiene lugar en el Centro Nacional de las Artes.

En el transcurso de esta semana impartió un taller a ilustradores mexicanos, como lo hará a partir del lunes en la ciudad de Oaxaca. Este sábado, en tanto, participó en la presentación del libro Brunilda y la saga del anillo, editado por Colofón, cuya autoría comparte con el escritor y músico mexicano Jorge Luján.

Trabajar para niños es una gran alegría, algo que me gusta mucho hacer, comenta la creadora en entrevista. Desde mi época de estudiante era a lo que deseaba dedicarme. De eso han pasado muchos años y me sigue apasionando como entonces.

A decir de Linda Wolfsgruber, el contacto con los niños es esencial para quien se dedica a la ilustración infantil. Por eso, ella realiza muchos talleres para pequeños, incluso con aquellos que ni siquiera saben aún leer ni escribir.

Es sorprendente lo que uno puede entender y aprender de ellos. Eso me gusta mucho de lo que hago resalta. Me gusta ver sus reacciones, cuando les cuento la historia y luego cuando les enseño las ilustraciones. Es muy feo que al presentar un libro uno no logre atraer su atención; por fortuna me ha pasado muy poco.

Foto
Una de las ilustraciones de Lila Wolfsgruber para Brunilda y la saga del anillo

El advenimiento y la propagación cada vez más amplia del libro electrónico es un tema que poco afecta y afectará al ámbito de los libros infantiles ilustrados y, en general al libro impreso, considera la artista.

Estoy convencida de que el libro nunca desaparecerá; por su propia belleza es algo para ser usado. Es muy bonito, por ejemplo, tener entre las manos un libro viejo, porque, sin fijarse en el contenido ya nos cuenta algo. Hay que pensar por cuántas manos ha pasado, quiénes lo han leído, qué han sentido o pensado, de qué les ha servido, comenta.

“Eso no significa que esté contra el avance tecnológico. Es muy cómodo, por ejemplo, el uso de dispositivos electrónicos para leer, pues ahorran espacio y peso. En un Kindle uno puede traer decenas de títulos.

“Sin embargo, la sensación del papel entre las manos y ante la vista es algo único, excepcional, lo mismo que el olor incomparable de los libros. Tuve un amigo muy querido que murió hace 12 años. Su olor y el de su casa eran muy particulares, pero obviamente estos se fueron perdiendo en mi memoria con el paso del tiempo. Hace poco estuve en la que era su biblioteca y al abrir un libro volvieron esos aromas; fue algo muy lindo y emotivo. El libro, per se, insisto, como un objeto, nos cuenta ya muchas cosas, al margen de su contenido.”

Acerca del libro Brunilda y la saga del anillo, Linda Wolfsgruber destaca que representó un gran desafío que le obligó a documentarse de forma exhaustiva, por tratarse de una versión de una ópera –El anillo del nibelungo, de Richard Wagner– de la que existen múltiples montajes escénicos.

Destacó la lectura que Jorge Luján hace de esa monumental tetralogía, así como la manera que el texto del escritor mexicanos y sus imágenes logran interactuar en el mencionado volumen para contar una historia que habla sobre la codicia, la avaricia, el incesto, la traición, el amor que trasciende los siglos, el poder, la ley, y una figura femenina extraordinaria.

“Es un libro para niños grandes y jóvenes. El tema es muy musical, aunque no podamos escucharlo. Se trata de una historia muy dramática y que nos golpea como nos golpean las actuales circunstancias en el mundo.

Tengo la esperanza de que esto que me ha conmovido tanto sea capaz de conmover a otros; espero, con mis ilustraciones, poder llegar al corazón de los lectores y que les signifique algo, finalizó.