Opinión
Ver día anteriorSábado 17 de noviembre de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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La Muestra

Los mejores temas

U

stedes perdonen el abandono. Luego de 10, 15, 26 años de ausencia, el padre del joven Gabino (Gabino Rodríguez) regresa al hogar familiar para confrontarse con su esposa (Teresa Sánchez), su hijo y la novia de éste último (Luisa Pardo), y pedir disculpas, solicitar asilo, y un poco de comprensión por sus largos años de irresponsabilidad aventurera.

En Los mejores temas, mezcla curiosa de ficción y documental, el realizador mexicano Nicolás Pereda elige hablar sobre el proceso de representación en el cine, y lo hace de modo humorístico y provocador, como ha venido haciéndolo en sus cintas anteriores, desde ¿Dónde están sus historias? hasta El verano de Goliat, pasando por Perpetuum mobile. Los mismos actores han transitado de una película a otra, y tejido relaciones familiares complejas, llegando hoy al punto de crisis, ruptura y reacomodo que representa esta nueva cinta. Si un cineasta mexicano puede presumir de haber mostrado el tema de la disfunción familiar de modo original y contundente, alejada por completo del melodrama, con dosis parejas de escepticismo y gracia, ése es Nicolás Pereda.

El retorno de un padre pro-digo, su sorpresivo desdoblamiento a mitad de la cinta en dos personajes con fisionomía bien distinta, y mitomanías renovadas o francamente delirantes, y modos distintos de presentar su caso, pasando de la contrición inicial al desparpajo más cínico, todo eso es algo que el director maneja con habilidad y astucia. Son dos caras de un mismo disco, el clon pirata de un paterfamilias nunca del todo original, parecido a tantas otras figuras patriarcales en la gran familia mexicana. Si a esta propuesta se añade el oficio de precaria sobrevivencia del hijo Gabino, vagonero en el tren de la vida, vendedor de discos pirata con los mejores temas de la música popular, hijo amoroso y amante rutinario, lo que tenemos es un cuadro de familia donde los reproches y justificaciones por abandono y mala conducta, por irresponsabilidad o abulia, son parte de una gran farsa nacional repetida y concentrada en un núcleo familiar cualquiera.

En esta farsa de la representación los actores se confunden con sus personajes, la realidad con la ficción, y el equipo de filmación irrumpe cuando se le da la gana para dar pie a que el director interrogue a su antojo, voz en off, a sus protagonistas, reales o inventados.

Gabino repite como letanía los temas románticos del momento, y con él su padre y también su madre, quienes deben aprenderlos de memoria. Los oficios improvisados del empleo informal en México han creado una picardía propia, con venta de garrafones con agua pura de la llave, minúsculas tangas para teiboleras, o el pregonar urbano de todos conocidos estufas, lavadoras, refrigeradores, microondas, fierro viejo que vendan. Si en El verano de Goliat, Nicolás Pereda aludía oscura y brillantemente a la violencia en el país, en Los mejores temas hace algo parecido con las crisis familiares y la subsistencia en el subempleo, la piratería y el comercio ambulante. Ningún otro cineasta mexicano ha tocado de modo tan novedoso estos problemas apremiantes, al menos no con semejante malicia en el juego de apariencias engañosas.

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