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Terminó el Festival de Ballet de La Habana

Más de 50 estrenos reflejaron la riqueza artística de 20 países

Cerró el programa Sinfonía de Gottschalk, con coreografía de la maestra Alicia Alonso

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Integrantes del Ballet Nacional de Cuba (imagen superior), durante la ejecución de Canto vital, coreografía que marcó la clausura, anteayer, del vigesimotercero Festival Internacional de La Habana.Foto Ap
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La prima ballerina assoluta de Cuba, Alicia Alonso, sobre estas líneas, flanqueada por los bailarines Osiel Gounod y Dani HernándezFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Viernes 9 de noviembre de 2012, p. 5

La Habana, 8 de noviembre. Doce títulos representativos de la diversidad de estilos, géneros y épocas que caracterizaron el programa del Festival Internacional de Ballet de La Habana marcaron el compás de la gala de clausura de esta fiesta.

Figuras del Ballet Nacional de Cuba (BNC) y estrellas invitadas de diferentes compañías del mundo bailaron juntas en un espectáculo que incluyó piezas clásicas, románticas y representativas de las tendencias más modernas de tan antiguo arte.

Contraconcerto, del joven coreógrafo cubano Eduardo Blanco, abrió los festejos en el primer acto, el cual también reservó un espacio para La fierecilla domada, interpretada por una pareja del Ballet Municipal de Santiago de Chile.

Siguieron un dúo del Ballet Teatro Colón, de Argentina, con Danza para ti, y los españoles Lola Greco y Sergio Bernal, quienes bailaron El último encuentro al estilo del más puro flamenco y con gran carga emotiva.

Obras clásicas como El cisne negro (pas de deux) estuvieron presentes por intermedio de las primeras figuras del BNC, Annette Delgado y Dani Hernández, compañía que interpretó, además, Canto vital, como expresión de la fortaleza y esperanza de la vida.

Luego del intermedio subieron a escenas cuatro estrellas femeninas del BNC, quienes danzaron al compás del Grand pas de cuatre, de Alicia Alonso, una pieza que realza la belleza, alegría y fragilidad del ser humano.

Momento especial constituyeron los estrenos en Cuba de El corsario (pas de deux de alcoba), ejecutado por una pareja del American Ballet, y Madame Butterfly por un dúo del North Ballet.

El lamento y la melancolía bailada desde el fandango se hicieron sentir con José Manuel Carreño y Melanie Hamrick en Transparente, en tanto los primeros bailarines cubanos Viengsay Valdés y Dani Hernández subieron el tono rítmico de la modernidad con Double bounce.

Para el cierre, el programa deparó Sinfonía de Gottschalk, con coreografía de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso.

La edición 23 del Festival Internacional de Ballet de La Habana ya es historia, pero en el público quedarán imborrables momentos vividos a través de 112 obras que subieron a las tablas, de ellas 59 estrenos que reflejaron la riqueza coreográfica de una veintena de países.