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Es el sexto caso de personas halladas por la caravana Liberando la Esperanza

Madre hondureña encuentra a su hijo en Chiapas, tras 3 años sin saber nada de él

Los activistas y los parientes de indocumentados centroamericanos viajaron a Tapachula

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Integrantes de la caravana de madres centroamericanas que buscan a sus familiares desaparecidos rindieron homenaje a los migrantes que han fallecido y fueron sepultados en fosas comunes en el panteón de Arriaga, en Chiapas, municipio de donde parte el tren denominado La Bestia rumbo al norte del paísFoto Moysés Zúñiga Santiago
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 2 de noviembre de 2012, p. 8

Huehuetán, Chis., 1º de noviembre. Una de las 38 mujeres que integran la caravana de madres de migrantes desaparecidos en México, denominada Liberando la Esperanza, se rencontró ayer con su hijo en este municipio de la costa chiapaneca, luego de tres años de no saber nada de él.

El encuentro entre José Marvin Zelaya Chacón y su madre Leonarda Chacón Gómez –originarios de Honduras– ocurrió poco antes de las 5 de la tarde, en medio de la algarabía de los casi 60 integrantes del grupo.

Con éste son seis los migrantes encontrados por la caravana formada por madres y familiares procedentes de El Salvador, Honduras, Guatemala y Nicaragua, que desde el 15 de octubre ha recorrido 14 estados del país en busca de migrantes indocumentados desaparecidos en México en su tránsito hacia Estados Unidos.

Rubén Figueroa, representante del Movimiento Mesoamericano de Migrantes, comentó que había expectativas del encuentro, pues el grupo tenía informes de la posible residencia de Zelaya Chacón en Huehuetán, luego que la caravana realizada el año pasado contactó a un tío suyo en Veracruz, y la información que les proporcionó fue fundamental para dar con su paradero.

Explicó que él y el sacerdote Tomás González Castillo, director del hogar para migrantes La 72, ubicado en Tenosique, Tabasco, se adelantaron y luego de hablar con su esposa lo ubicaron trabajando en un rancho, a unos 40 kilómetros de Huehuetán, y lo trasladaron al pueblo para que se reuniera con su madre.

Figueroa comentó que Marvin salió de su país hace cinco años y hace tres perdió contacto con su familia; y gracias al apoyo de la caravana su madre pudo viajar a México.

Después de la euforia, la madre de Marvin decidió quedarse aquí hasta el sábado con la esposa de su hijo y su vástago, mientras la caravana continuó su viaje a la ciudad de Tapachula, donde los integrantes realizaron por la noche un acto informativo para tratar de localizar a más centroamericanos desaparecidos.

Figueroa afirmó que con Marvin ya son tres hondureños y tres nicaragüenses localizados en México desde el 15 de octubre pasado cuando la caravana ingresó por Tabasco, que concluirá su recorrido este sábado en Tapachula. Tal vez uno de Todos los Santos que se celebran hoy hizo el milagro, comentó una mujer tras el rencuentro.

Las actividades comenzaron en la ciudad de Arriaga, donde las 38 madres visitaron el panteón municipal, en el cual, según el sacerdote Heyman Vázquez Medina –director de la casa del migrante Hogar de la Misericordia–, han sido enterrados en fosas comunes más de 60 migrantes indocumentados en los 10 años recientes; el último, hace unos dos meses.

Vázquez Medina dijo que la ruta migratoria se ha convertido en un camino muy violento. Agregó que hace unos dos meses fue enterrado en calidad de desconocido un guatemalteco de nombre Sedesías, que estuvo en su albergue y quien al tratar de subir al tren resbaló, la máquina lo partió en dos y falleció.

Agregó: teníamos todos los datos acerca de su origen, el departamento y el municipio, pero ni así las autoridades pudieron localizar a sus familiares. Yo creo que hace falta voluntad, y es necesario que los gobiernos de México y de Centroamérica se esfuercen, que los cónsules hagan todo lo posible por localizar a los familiares de los que fallecen.

Rubén Figueroa mencionó que los panteones siguen recibiendo cuerpos de migrantes, porque el gobierno verdaderamente no se responsabiliza de su seguridad.

Acompañadas por activistas mexicanos, madres y familiares de migrantes desaparecidos colocaron flores amarillas en las tumbas abandonadas del panteón.

En círculo, tomados de las manos, los miembros de la caravana oraron por las personas sepultadas en las fosas comunes y pidieron a Dios que toque el corazón de todos, especialmente de las autoridades que pueden hacer posible que el migrante viaje como persona, como ser humano, con dignidad, que no tenga que viajar de esa manera tan inhumana, tan insegura, exponiendo su vida en el tren.