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La escritora y periodista dio a conocer la traducción en la capital islandesa

Presentan Hasta no verte Jesús mío, de Elena Poniatowska, en Reykjavik
 
Periódico La Jornada
Domingo 7 de octubre de 2012, p. 4

Una conferencia internacional con investigadores de España, Escocia, Italia, Islandia y México se efectuó en Reykjavik, Islandia, en homenaje a Elena Poniatowska por conducto del Instituto de Lenguas Extranjeras de la Universidad de Islandia y gracias al empeño de la que fue, en 1980, la primera presidenta de una república en el mundo, Vigdis Finnbogadóttir.

La constancia de cuatro doctoras en letras, Margrét Jónsdóttir, Viola Miglio, la traductora María Ran y Sara Poot Herrera (que ha resultado el alma de UC Mexicanistas, de la Universidad de California) hicieron que la novela Hasta no verte, Jesús Mío, que habla de la vida de la oaxaqueña Jesusa Palancares, se tradujera al islandés.

Es la primera vez que un autor mexicano se traduce a ese idioma. La traductora María Rán y la editorial JPV útgáfa y los entusiastas universitarios islandeses invitaron a Elena Poniatowska a viajar desde la ciudad de México para presentarla en inglés, en Reykjavik, Islandia, ante una concurrencia entusiasta a la que se unieron 40 mexicanas y mexicanos que se han casado con islandeses y allá viven a pesar de que el clima sea extremo.

En la conferencia participaron Márgret Njar∂vík, María Rán Gu∂jónsdóttir, Viola Miglio, Jill Levine, Nathanial Gardner, Hólmfrí∂ur Gar∂arsdóttir, Sara Poot Herrera, María Teresa Poot Herrera, Iliana Alcántar, Claudia Parodi y Ana Bundgaard, que leyeron ponencias sobre Leonora Carrington, Tina Modotti, Jesusa Palancares, la protagonista de Hasta no verte, Jesús mío y los cuentos de la autora.

Elena Poniatowska se entrevistó con la ex presidenta Vigdis Finnbogadóttir, quien fue la primera en detentar esa posición en país alguno en el mundo, incluso antes de Indira Gandhi, Golda Meier y Margaret Thatcher. También el actual presidente de la república, Ólafur Grimsson, recordó a sus amigos mexicanos Porfirio Muñoz Ledo y Bernardo Sepúlveda, y preguntó a la autora mexicana si conocía las sagas islandesas, entre ellas las de los vikingos que narran en prosa sus aventuras mágicas.

Isla de paisajes cambiantes

Islandia es una isla de 331 mil habitantes que aman la flora y la fauna como si fueran sus hijos. Vigilan la nieve eterna de sus volcanes de lava hirviendo. Islandia se encuentra entre dos placas tectónicas continentales (la europea y la americana) y, por tanto, está en frecuente movimiento. Sus paisajes pueden cambiar de un momento a otro, basta con mirar alrededor para ver borregos lanudos y cascadas que rompen el paisaje y lo vuelven verde, aunque sea momentáneamente. Entre las piedras volcánicas sobrevive la naturaleza que tanto enorgullece a los islandeses. A unos pasos del hielo están los pastizales donde se alimentan las perdices de colores pardos, los borregos lanudos y los caballitos que todos los visitantes admiran. Dentro de la nieve se esconden las perdices de plumaje blanco; sólo se distinguen su pico y ojos negros. El frío y el calor conviven en armonía originando fenómenos naturales asombrosos, como los geiseres y las aguas termales, en las que penetran muchos valientes, porque el viento helado corta el cuerpo como cuchilladas.

Para Suecia, Noruega, Dinamarca y Finlandia debió ser una gran sorpresa que un islandés ganara el Premio Nobel en 1955: Halldor Laxness. Su casa es más bien un adoratorio, porque hasta la más pequeña de las tazas es mostrada por la guía con reverencia: Bebió de esta taza, comió de este plato, durmió en esta cama, por cierto franciscana. La casa es modesta, pero tiene una alberca que todavía atraviesa a nado todas las mañanas la hija del Premio Nobel. En su biblioteca puede comprobarse que leyó mucho, pero no aparece un sólo mexicano, ni Octavio Paz.

La literatura que produce el frío ahora tiene que ver con el terror y con la novela policiaca y la fama de una cantante, Björk. La obsesión que tienen los islandeses por España es de admirarse. La entusiasta promotora de la traducción de Hasta no verte Jesús mío, Margrét Jónsdóttir, habla con el acento de Madrid y ha viajado a España, donde aprendió su español madrileño. La traductora María Ran, también.

Nosotros sabemos de los países escandinavos, porque el sueco Stieg Larsson triunfó con su Los hombres que no amaban a las mujeres. En México conocemos la novela Hambre, del noruego Knut Hamsun, gracias a Juan Rulfo, quien lo consideraba admirable; así como al reciente Premio Nobel sueco Tomas Tranströmer, pero al ver el heroísmo de los habitantes de Islandia, el lugar sobre la tierra donde más se lee, uno se identifica con su lucha. Conocerlos mejor se hace una necesidad, porque su lucha por la supervivencia tiene mucho que ver con la lucha contra la adversidad de la mayoría de los pueblos de México.

Como en Islandia el clima es muy duro y el invierno termina en mayo, cuando la primera flor revienta la nieve, el amor a la naturaleza es enorme y conmovedor. A partir de noviembre, los islandeses sólo tienen tres horas de luz al día. Leen desde muy pequeños y su vida espiritual y su educación son muy superiores a la de los países de climas tropicales, ya que dedican muchas horas a la lectura y al estudio, no sólo de filosofía y letras, sino también de música y teatro. En la calle se oyen las notas del piano, el lamento del violín. El cónsul de España, por ejemplo, toca el piano casi como Arturo Rubinstein, e incluye con generosidad a toda América Latina en sus actividades culturales. Ofreció una magnífica cena en su casa para Elena Poniatowska y los demás conferencistas, e invitó a varios escritores y estudiosos islandeses.

Antes, el mundo nórdico era de Strindberg, Ibsen e Isaac Dinesen, cuya casa en Dinamarca es ya un museo, pero ahora Islandia permite conocer a los grandes escritores que no sólo vienen de la nieve a diferencia, de la mexicana Poniatowska que proviene de las palmeras del trópico.