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El Manifiesto Comunista de Marx es una predicción del efecto de la globalización, decía

Muere Eric Hobsbawm, historiador y pensador imprescindible del siglo XX

El investigador británico dejó listo un libro que se publicará en 2013, informan

 
Periódico La Jornada
Martes 2 de octubre de 2012, p. 6

Londres, 1º de octubre. Miles de lectores y estudiantes de todo el mundo, y no sólo sus familiares y amigos, echarán de menos al historiador Eric Hobsbawm, quien falleció este lunes a los 95 años, señaló su hija Julia al dar a conocer la noticia.

Uno de los pensadores imprescindibles del siglo XX, marxista hasta el final de sus días, siempre certero en sus análisis del devenir mundial, murió en el Royal Free Hospital de la capital británica a consecuencia de una neumonía.

El año pasado publicó el libro Cómo cambiar el mundo, en el cual plantea que con los problemas de la economía en este comienzo del siglo XXI había llegado de nuevo el tiempo de tomar a Marx en serio.

En junio pasado, cuando celebró su cumpleaños, recibió decenas de felicitaciones de personajes de todo el orbe, entre ellas del ex presidente de Brasil Luiz Inacio Lula da Silva, a quien Hobsbawm describía como el hombre que ayudó a cambiar el equilibrio del planeta.

Un último libro del gran historiador, que se encuentra en proceso de corrección, se publicará en 2013, informó el diario británico The Guardian.

Para Eric Hobsbawm, el Manifiesto Comunista de Karl Marx era una impactante predicción del efecto de la globalización a finales del siglo XX.

EU, peligro para el mundo

En una entrevista concedida al diario El Clarín, de Argentina, en 2008, Hobsbawm apuntaba que Estados Unidos es ya peligroso para el resto del mundo, porque la política estadunidense ha desestabilizado largas partes, a través de irresponsables intervenciones armadas. Irak es el ejemplo más extremo.

Los turbulentos tiempos políticos del siglo pasado marcaron la vida y pensamiento del historiador, nacido el 9 de junio de 1917 –año de la Revolución Rusa– en Alejandría (Egipto), en el seno de una familia judía conformada por padre inglés y madre austriaca. Creció en Viena y al morir sus progenitores, un tío lo acogió en Berlín, donde siendo adolescente descubrió a Marx.

Para Hobsbawm esos años en Alemania fueron decisivos. En una de las últimas grandes manifestaciones del Partido Comunista Alemán, antes de la llegada al poder de los nazis, en enero de 1933, le impactó el sentimiento del éxtasis masivo.

Poco después tuvo que huir de los nazis hacia Inglaterra: era imposible mantenerse alejado de la política. Los meses en Berlín me convirtieron en un comunista de por vida, dijo alguna vez, y agregaba: en Alemania no había alternativa. De haber sido alemán y no judío, quizá me habría hecho nazi.

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Eric Hobsbawm, en Leipzig, Alemania, en marzo de 1999Foto Ap

A los 14 años ingresó al Partido Comunista en Inglaterra. No debe extrañar, por tanto, que nunca mantuviera una buena relación con la dama de hierro Margaret Thatcher. Estudió en la Universidad de Cambridge, y permaneció en el Partido Comunista hasta su desintegración, en 1989.

En 1959 publicó su primera obra: Rebeldes primitivos, la cual abrió nuevas vías de estudio acerca de las luchas campesinas en varios países.

Su obra más reconocida es la trilogía Tres eras: La era de la revolución, La era del capital y La era del imperio, la cual recorre desde la Revolución Francesa hasta la Primera Guerra Mundial. Siempre se le apreció por explicar con claridad temas complejos y por su espíritu de síntesis.

Contra la injusticia social

Cuando Eric Hobsbawm intentó describir en alguna ocasión el clima social en Gran Bretaña, recurrió a la imagen de las ciudades alemanas bombardeadas durante la Segunda Guerra Mundial. En el culto por la fallecida princesa Diana veía una protesta contra la fría primera ministra.

La insistencia de Hobsbawm en las ideas comunistas, incluso después de la caída de la Unión Soviética, fue interpretada por algunos como provocación o testarudez. Siempre se le preguntaba por qué no se salió del partido tras el fracaso del comunismo, y él siempre respondía lo mismo: Porque no quería encontrarme en compañía de todos esos ex comunistas que se convirtieron en anticomunistas.

El historiador tenía la convicción de seguir denunciando y combatiendo la injusticia social, pues el mundo no mejorará por sí mismo, argumentaba.

Hobsbawm se retiró de la vida pública a mediados de 1990, pero continuó escribiendo de manera muy activa pese a la leucemia que le diagnosticaron.

Sus obras acercaron a cientos de miles de personas a siglos de historia británica. Sacaba a la historia de su torre de marfil y la trasladaba a la vida de las personas, afirmó Ed Miliband, presidente del Partido Laborista.