Sociedad y Justicia
Ver día anteriorJueves 27 de septiembre de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Se intenta dejar atrás el abandono presupuestal de sexenios recientes

Centros educativos y científicos darán a Peña y al gobierno diagnóstico del sector

Desde 2003 la inversión no ha superado el 0.50 por ciento del PIB nacional, enfatizan

 
Periódico La Jornada
Jueves 27 de septiembre de 2012, p. 45

En las próximas horas, representantes de instituciones de educación superior y centros científicos entregarán al presidente electo, Enrique Peña Nieto, al Congreso de la Unión y a los gobiernos y legislativos locales, el documento Agenda nacional para la ciencia, la tecnología y la innovación, donde se establece el diagnóstico sobre el estado actual del sector y las estrategias necesarias para convertirlo por fin en palanca real del desarrollo nacional.

Frente al deterioro y abandono presupuestal de los dos últimos sexenios hacia la ciencia, la tecnología y la innovación mexicanas, a iniciativa del rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro Robles, unas 80 instituciones académicas y científicas de los sectores público y privado aportaron elementos constitutivos a esa agenda, la cual representa el primer gran diagnóstico del rubro en el país.

El documento fue elaborado y suscrito con las aportaciones de, entre otros, la propia UNAM, el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma Metropolitana; de claustros científicos como el Consejo Consultivo de la Ciencia, las academias Mexicana de Ciencias, de Ingeniería y de Medicina y el Foro Consultivo Científico y Tecnológico; el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (Anuies).

Está avalado también por organismos del sector privado como la la Asociación Mexicana de Directivos de la Investigación Aplicada y el Desarrollo Tecnológico, la Confederación Patronal de la República Mexicana, la Confederación Nacional de Cámaras Industriales y la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), entre otras.

Del mismo modo y a título individual, entre los signantes, figuran científicos y tecnólogos merecedores de distinciones tanto nacionales como internacionales por sus aportaciones en los diferentes campos de su especialidad.

El documento es el resultado de varias reuniones de trabajo entre integrantes de las instituciones, agrupaciones e instancias firmantes, que se desarrollan desde hace al menos un año.

La comunidad científica ha denunciado permanentemente el desinterés de las dos administraciones federales recientes por el desarrollo científico y tecnológico, lo cual ha quedado plasmado en los raquíticos presupuestos destinados a sus actividades y centros de investigación.

Ello, a pesar de que durante el gobierno de Vicente Fox, el Congreso de la Unión resolvió modificar la Ley Federal de Ciencia y Tecnología y en atención a las recomendaciones internacionales que consignaron el imperativo de destinar a esas áreas centrales del desarrollo al menos uno por ciento del producto interno bruto (PIB).

Sin embargo, hasta el momento ni el Ejecutivo ni el Legislativo han hecho realidad tal disposición. Desde 2003 la inversión en la materia no ha superado el 0.50 por ciento del PIB, inclusive en el ejercicio presupuestal de este año, apenas contempló 0.38 por ciento del producto, situación que ha contribuido a mantener al país a la zaga en innovación y desarrollo.

El 2 de mayo pasado, como candidato presidencial, Peña Nieto se reunió con miembros de la Anuies y se comprometió a alcanzar la inversión marcada en la ley. Me propongo lograr ese objetivo con la participación de instituciones de educación superior, de empresarios y, por supuesto, la del gobierno, dijo entonces.

Un elemento recurrente en el discurso del hoy presidente electo es que hace 30 años varias naciones interpretaron correctamente lo que sucedería en el mundo, como el caso de Corea del Sur y se aplicaron a sextuplicar su presupuesto para ciencia y tecnología. Hoy, ese país –insiste– tiene un ingreso per cápita dos veces mayor al de México, cuando hace tres décadas era casi la mitad del mexicano.