Opinión
Ver día anteriorMiércoles 26 de septiembre de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Salón Palacio

Homenaje pulquero para Rockdrigo González

D

urante una intensa conversación etílica, la polémica cantante Amandititita se comprometió a asistir al homenaje que el próximo jueves 27 de septiembre se rendirá en la pulquería Los Insurgentes al desaparecido Rockdrigo González. Como ya se informó en La Jornada, esa noche se inaugurará una exposición fotográfica y se exhibirá un video inédito de Fabrizio León. La parte musical corre a cargo de la emblemática banda Qual. Habrá una mesa redonda con la participación de Amandititita (cantará la rola Metro Balderas dedicada a su padre), Guillermo Fadanelli y Fausto Arrelín. La entrada será libre y habrá pulque al 2x1 (Insur- gentes 226).

Una tarde en el Reclusorio Norte

La semana pasada ingresamos al Reclusorio Norte, mejor conocido como el Reno. No hay nada más deprimente que cruzar por el frío salón de ingreso, de altas paredes derruidas y numerosos custodios de miradas inquisidoras, pero que a la vez suelen ser ciegos cuando de escapar se trata.

Después de hacer los trámites correspondientes, como pasar al cuarto de revisión y dejarte marcar los brazos con un par de sellos invisibles –pasando por varias rejas–, de pronto ya estás en ese escalofriante pasillo llamado El kilómetro, donde conviven sin ninguna restricción aparente todos los internos del penal, sin importar su escala de peligrosidad, condición económica, edad u otras distancias criminales, sólo en común su vestimenta color beige. Ahí están todos: fortachones tatuados, indigentes y también los internos que desean estudiar, aquellos que cursan alguna de las tres licenciaturas –derecho, ciencia política y literatura– que se imparten en siete Centros de Readaptación Social del Distrito Federal. Afortunadamente no llegué ahí por alguna de mis incorrecciones, sólo fui invitado a presentar mi libro La utopía posible, periodismo por la despenalización de drogas y, ¡oh, sorpresa!, me encontré con un atento auditorio de especialistas en el tema.

La creación literaria tras las rejas

A la manera del Virgilio de Dante, nuestro guía por este infierno carcelario fue el escritor Alejandro Montes, quien desde 2009, todos los miércoles, imparte clases de creación literaria en el Reno, actividad extrema que explica de la siguiente manera: “Pienso que así como hay quienes meten drogas, armas o mujeres, también se pueden introducir ideas al Reno; por eso, cada que puedo invito a escritores para que presenten su obra ante los internos y así se genere un espacio de diálogo y difusión de las ideas (que luego son más satanizadas que un gramo de piedra)”.

Este narrador y docente, autor del libro El amor no es para los cerdos como tú, describe así su experiencia en el reclusorio: “La gran mayoría de los internos tienen que ‘generar’ para vivir, es decir, tienen que ‘seguir trabajando’ para subsistir. Por ello se da el comercio informal de comida, droga, protección, limpieza, visitas conyugales… con todo se comercia ahí adentro. También existe el fenómeno de la indigencia dentro de la cárcel o de cuates que son olvidados por sus familiares (poco a poco dejan de visitarlos), pues van por condenas de más de 50 años. Por eso, abrir espacios educativos puede ayudar a que varios de los reclusos tengan la oportunidad de pensar otras cosas que no sea el blues beige. No sé si idealice ese espacio tremendamente humano y, por tanto, lleno de contradicciones.

Entre mis alumnos ha habido gente que está por homicidio, secuestro, robo, daños contra la salud. Uno se va con la idea de que esos tipos en cualquier momento reaccionarán violentamente, que mejor no hay que darles la espalda, porque te descuartizaran; que deben pagar con creces lo que le hicieron a la sociedad. Sin embargo, por medio de la literatura me he topado con tipos interesantes que, aunque sea difícil de aceptar, tienen una sensibilidad literaria muy intensa. Quizá por la vida que han llevado no se prejuzgan tan fácilmente y son más observadores del monstruo humano que todos llevamos dentro, ¿quién sabe?

Algunos datos del Pescer

Pescer son las siglas del Programa de Educación Superior para Centros de Readaptación Social del Distrito Federal, proyecto creado por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y la Secretaría de Gobierno del Distrito Federal, instancias que por medio de un convenio de colaboración con el Sistema Penitenciario del DF funciona desde finales de 2004. Actualmente el Pescer es el primer y único programa a escala nacional que ofrece a la población penitenciaria clases presenciales de educación superior, así como actividades de difusión cultural y extensión universitaria.

Actualmente se lleva a cabo el proyecto educativo en siete centros de reclusión, abarcando el Centro de Readaptación Social Varonil del Distrito Federal, el Centro Femenil de Readaptación Social de Tepepan, así como el Reclusorio Preventivo Varonil Oriente, el Reclusorio Preventivo Varonil Sur y el Reclusorio Preventivo Varonil Norte. Al iniciar el semestre 2009-I se cuenta con 19 grupos (uno de integración, cinco de ciclo básico y nueve de ciclo superior) y la participación de 44 profesores, quienes imparten clases a 189 estudiantes con matrícula y 70 sin ella. Las materias que se ofrecen son: derecho, ciencia política y administración urbana y literatura.