Sociedad y Justicia
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Se ha aplicado con estudiantes de bachillerato de comunidades marginadas de Veracruz

Logra resultados prometedores novedoso método de enseñanza de las matemáticas

Están alcanzando estándares internacionales; un factor clave es dotar de sentido práctico su aplicación

 
Periódico La Jornada
Domingo 23 de septiembre de 2012, p. 37

En actividades cotidianas como cruzar una calle o determinar a qué distancia está la próxima parada de autobús estamos aplicando matemáticas, porque el ser humano es un matemático por naturaleza, asegura Enrique Calderón Alzati, director de Tecnología Educativa Galileo, empresa reconocida por la Secretaría de Economía por su innovación tecnológica.

Creador, junto con su equipo de colaboradores, del Programa Galileo, un novedoso método de enseñanza de esta disciplina, agrega en entrevista con La Jornada que un factor clave para avanzar en su aprendizaje es pasar de las matemáticas del cuaderno a las de la realidad.

En Veracruz, afirma, miles de jóvenes de escasos recursos han logrado superar su rezago y se han convertido en verdaderos héroes de su comunidad por su conocimiento en esta materia; incluso, asegura, han alcanzado indicadores de desempeño en matemáticas similares a los de naciones europeas.

En comunidades como Huatusco, San Rafael, Naolinco, Vega de Alatorre, Filomeno Mata, Benito Juárez y Papantla los niveles de desempeño insuficiente y elemental, donde se ubica 70 por ciento de quienes cursan su bachillerato, están prácticamente erradicados.

–¿Cómo lograr que jóvenes en condiciones de marginación estén entre los mejores por su conocimiento matemático?

–No hay recetas ni fórmulas mágicas, pero un factor clave es dotar de sentido práctico a la aplicación de este saber. Aplicamos una forma equivocada para enseñar matemáticas y el país entero, no sólo los jóvenes, está en desventaja si no hay matemáticas. Es común que se le diga al estudiante ”tú no sirves para matemáticas, son muy difíciles”, y en realidad para quienes lo son es para los maestros, pero crecen con esa idea de que no van a poder.

–¿Cómo incide el Programa Galileo en estudiantes y profesores para alcanzar este resultado?

–El programa tiene tres ejes fundamentales. El primero es un software que en Veracruz es de uso libre para todos los subsistemas de bachillerato. Lo denominamos Laboratorio Galileo, porque permite a los estudiantes y profesores experimentar con las curvas matemáticas, cómo determinar la trayectoria de la pelota en un juego de basquetbol o la altura de un determinado objeto. Esto permite aplicar el conocimiento matemático de forma práctica con cosas que los rodean.

Antes los jóvenes no querían saber de matemáticas, pero hoy nos piden que les prestemos los laboratorios para resolver problemas el fin de semana y luego se ponen a discutir entre ellos cuál era la solución correcta. El tema de moda es hablar de matemáticas, y esto lo estamos logrando precisamente en comunidades rurales.

Foto
Clase en la UAM Iztapalapa; imagen de archivoFoto Cristina Rodríguez

–Ante tantas carencias, incluso de conexión a Internet, ¿se apoya también a los docentes?

–Sí, es un segundo eje. Empleamos un sistema de web cam que permita clases interactivas y damos clase una vez a la semana durante una hora. Actualmente tenemos a 700 profesores que asisten a 80 aulas que están en todo el estado, donde se conectan y de forma interactiva ven lo que el instructor va proponiendo, y si tienen dudas, pueden preguntar.

“Una de las cosas que hemos ido aprendiendo, pues el proyecto se crea desde 1984, pero en Veracruz comenzamos desde 2008, es que sí hay computadoras en las escuelas, pero las usan para dar clases de software a los jóvenes o el director dice ‘ahí están pero no las toquen’, porque ellos son responsables del equipo y si se descomponen temen que puedan ser responsables. Nosotros llegamos y les pedimos que si había maestros interesados les dieran todo el apoyo para que accedieran al equipo de cómputo.

Otro eje muy importante es el Concurso Galileo de Matemáticas, donde los jóvenes se organizan en equipos de cuatro y cada semana les enviamos 10 problemas que deben resolver, el mejor equipo del estado gana, y lo premiamos con un viaje a Washington para que conozcan diversos museos. Los resultados son brutales: liberamos los problemas a las cero horas del lunes, y para la una de la mañana ya tenemos mil descargas. En total calificamos 17 mil problemas a la semana y los resultados se los podemos mandar a los estudiantes y a las autoridades educativas. Todo el mundo sabe quién va ganando.

–¿Qué impacto ha tenido este método de enseñanza en las comunidades escolares?

–Lo que estamos cambiando es la actitud de la escuela, porque es individualista. Se ve mal copiar lo de otro o que si alguien ya sabe la solución se la diga a los demás. Eso es un error brutal, porque en la vida real trabajamos en equipo; además, a través de los equipos se han construido amistades, e incluso, tejido social.

Lo hemos logrado sobre todo en comunidades rurales, donde hay los mismos distractores que en localidades más grandes, donde las matemáticas están generando un cambio de actitud de ellos mismos. Se está revirtiendo el proceso: ahora los niños de las comunidades rurales son los que van mejor, y los que tienen mayor aceptación en las universidades.