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Se suponía que eran secretos los detalles de la visita del embajador Stevens a Bengasi

Cobra fuerza la versión de que el ataque al consulado de EU en Libia fue planeado

Según fuentes diplomáticas el Departamento de Estado supo de un posible asalto 48 horas antes

Desaparecen documentos confidenciales con listas de libios que trabajan con estadunidenses

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Miembros de la fraternidad Alpha Tao Omega de la Universidad de Berkeley, California, a la cual perteneció Christopher Stevens, embajador de Estados Unidos abatido en Bengasi, Libia, celebraron una vigilia ayer en memoria del diplomáticoFoto Ap
The Independent
Periódico La Jornada
Viernes 14 de septiembre de 2012, p. 35

El asesinato del embajador de Estados Unidos en Libia y de tres de sus auxiliares probablemente fue resultado de una grave y persistente falla en la seguridad, según puede revelar The Independent.

Funcionarios estadunidenses creen que se trató un ataque planeado, aunque Christopher Stevens llevaba poco tiempo en el país y se suponía que los detalles de su visita a Bengasi, donde ocurrió la matanza, eran secretos.

El gobierno de Washington enfrenta ahora una crisis en Libia. Del consulado en Bengasi han desaparecido documentos confidenciales, y la casa de seguridad en esa ciudad, a la que los empleados se replegaron, fue objeto de ataques sostenidos con morteros, cuando se suponía que su ubicación era secreta. Otros refugios semejantes en toda el país ya no se consideran seguros.

Se dice que algunos de los papeles faltantes del consulado contienen listas de libios que trabajan con estadunidenses, quienes ahora están en peligro potencial de ser atacados por grupos extremistas, mientras otros se relacionan presuntamente con contratos petroleros.

Según fuentes diplomáticas de alto nivel, el Departamento de Estado tenía información creíble, 48 horas antes de que la turba cargara contra el consulado en Bengasi y la embajada en El Cairo, de que las sedes estadunidenses podrían ser blancos de ataques, pero no se advirtió a los diplomáticos de ponerse en estado de alerta y encierro, en el cual los movimientos se restringen al máximo.

Falla la seguridad

Stevens había estado de visita en Alemania, Austria y Suecia y acababa de regresar a Libia cuando se realizó el viaje a Bengasi, el cual el personal de seguridad de la embajada decidió que se podía hacer sin riesgo.

Alrededor de una docena de empleados estadunidenses resultaron heridos, algunos militares, en el ataque que cobró la vida de Stevens; de Sean Smith, un oficial de información, y de dos infantes de Marina. Ahora todo el personal de Bengasi ha sido trasladado a la capital, Trípoli, y aquellos cuyo trabajo no se considera esencial podrían ser retirados de Libia.

Entre tanto, un equipo FAST de reacción antiterrorista de la infantería de Marina ha llegado al país desde una base en España y se cree que más efectivos están en camino. Unidades adicionales han sido puestas en espera para trasladarse a otras naciones donde se podría necesitar su presencia, al encenderse la furia antiestadunidense por la publicidad dada a una película que hace escarnio del profeta Mahoma.

Este jueves, una turba de varios cientos irrumpió en la embajada estadunidense en Saná, la capital de Yemen. Otras sedes han sido puestas en alerta especial en casi todo Medio Oriente y en Pakistán, Afganistán, Armenia, Burundi y Zambia.

Sin embargo, altos funcionarios están cada vez más convencidos de que la naturaleza particularmente feroz del ataque en Bengasi, con granadas lanzadas por cohetes, indican que no fue producido por la ira espontánea provocada por el video, llamado Inocencia de los musulmanes. Patrick Kennedy, subsecretario de Estado, se dijo convencido de que el asalto fue planeado, dada su naturaleza y la proliferación de armas.

Existe la creencia cada vez más difundida de que se trató de una venganza por el asesinato de Mohammed Hassan Qaed, cometido mediante un avión no tripulado en Pakistán. Ese operativo de Al Qaeda era, como sugiere su nombre de batalla, Abú Yahya al-Libi, oriundo de Libia; además, se escogió como fecha el aniversario de los ataques del 11 de septiembre. El senador Bill Nelson, miembro del comité de inteligencia del Senado, señaló: Pido a mis colegas del comité investigar de inmediato qué papel pudieron haber tenido Al Qaeda o sus afiliados en este ataque y tomar las medidas apropiadas.

Según fuentes de seguridad, el consulado ha recibido una verificación de salud en preparación a cualquier violencia conectada con el aniversario del 11-S. En el ataque del martes, el perímetro fue roto en los primeros 15 minutos de que una enfurecida multitud comenzó a embestir, a eso de las 22 horas. Según testigos, los al menos 30 guardias locales encargados de proteger al personal opusieron poca resistencia. Alí Fetori, contador de 59 años de edad que vive cerca, relató: Los agentes de seguridad echaron a correr y los encargados del ataque eran jóvenes que tenían armas y bombas.

Wissam Buhmeid, comandante de la brigada libia Espejo, aprobada por el gobierno de Trípoli y que hace las veces de fuerza policial en Bengasi, sostuvo que la rabia por el video de Mahoma impelió a los guardias a abandonar su puesto. En definitiva fueron personas de las fuerzas de seguridad las que dejaron ocurrir el ataque porque se sintieron ofendidas por la película; pusieron su lealtad al profeta por encima del consulado. Las muertes no son nada, comparadas con el insulto al profeta.

Se cree que Stevens fue abandonado en el edificio por el resto del personal, luego de que no lograron hallarlo entre el denso humo causado por el fuego que engulló las instalaciones. Fue descubierto inconsciente por personas de la localidad y llevado al Centro Médico de Bengasi, donde según un médico, Ziad Abú Ziad, murió por inhalación de humo.

Un equipo estadunidense de rescate fue enviado desde Trípoli, pero sólo tenía ocho miembros. Fue transportado por militares bajo las órdenes del capitán Fthi al-Obeidi, de la Brigada 17 de Febrero, a la casa de seguridad secreta, para sacar a unos 40 empleados estadunidenses.

Luego el edificio fue atacado con armas pesadas. No sé como lo encontraron. Fue un ataque planeado; la precisión con la que los proyectiles daban en el blanco era demasiado alta para revolucionarios comunes, aseguró el capitán Obeidi. Comenzó a llover fuego sobre nosotros; unos seis proyectiles de mortero cayeron directamente en una de las veredas que dan a la villa.

A la larga llegaron refuerzos libios y el ataque terminó. Al recibirse la noticia sobre Stevens, su cuerpo fue recogido del hospital y llevado de vuelta a Trípoli junto con los otros muertos y sobrevivientes.

Mary Commanday, madre de Stevens, habló este jueves acerca de su hijo. Amaba su trabajo y lo hizo muy bien. Hubiera podido hacer muchas otras cosas, pero esto era su pasión. Tengo un hueco en el corazón.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya