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A la mitad del foro

La solución

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Sesión de Congreso General para comenzar los trabajos de la 62 Legislatura. El diputado Jesús Murillo recibió el sexto Informe de gobierno del presidente Felipe Calderón, y diputados de las diferentes fracciones fijaron las posiciones de sus partidos en la tribunaFoto José Antonio López
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yer sábado primero de septiembre se iniciaron los trabajos de la 62 Legislatura. San Lázaro, sede del Congreso de la Unión. En el descomunal salón de plenos es imposible parlamentar sin el auxilio de sistemas de sonido; con dimensiones tales, los diputados del tercer milenio olvidan su carácter de representantes de la nación, de la soberanía popular y han dado en manifestarse por medio de pancartas, con protestas de mitin callejero. Era el marco imperial para el día del Presidente, coincidieron oficialistas y opositores en la hora del desgajamiento del tronco común.

Y al ceder la mayoría el PRI, el volátil Porfirio Muñoz Ledo propuso desaparecer el pasillo central del gran salón, porque por ahí entraba triunfalmente el Tlatoani del priato tardío, su majestad, dueño del unto de la expectativa. Como el cornudo proverbial que ordenó tirar a la basura el diván de los encuentros de su cónyuge con el amante. Y hubo citas tergiversadas al equiparar pares republicanos como lo hicieran los súbditos de la realeza española: Nos que cada uno vale tanto como vos, y todos juntos más que vos... Santo remedio, se cambió el ritual, el horario volvió a ser vespertino. Y se acabó el Informe presidencial al pueblo a través de sus representantes. La norma a la letra dice que por escrito. Sea. Vicente Fox y Felipe Calderón mandan sus papeles. Y luego, el señor Presidente informa al pueblo en acto señorial, rodeado por notables.

Directamente, ya no por conducto de los representantes elegidos. Éstos renunciaron a la facultad del poder que integran. Vicente Fox se asomaba al pasillo de San Lázaro y después daba rienda suelta a su incontinencia verbal en el Auditorio Nacional, en cadena nacional, en el mismo sitio donde empuñó el crucifijo el día de su toma de posesión: la derecha al poder, la derecha en el poder. Seis años de frívolas vanidades y despilfarro del erario nacional. Y hace seis años llegó Felipe de Jesús, panista de cepa, abogado, militante, hijo de fundador del partido. Segundo sexenio de la derecha en el poder, ya sin el voto útil de la izquierda decidida a borrar de la historia al PRI, aunque hubieran de incluir al PRM de Lázaro Cárdenas y el PNR de Plutarco Elías Calles. El sonorense anunció el final de la era de los caudillos y el arribo de la era de las instituciones. La persistencia del antiguo régimen dio el giro de 180 grados y la derecha tecnocrática del priato entregó el poder a la derecha oscurantista de la rancia reacción.

Cierto. Hubo apertura democrática y una eficaz y eficiente reforma electoral. Y se instauró el sistema plural de partidos. Y vino el vuelco impuesto por el hartazgo, por el rechazo al PRI. Ya en la segunda vuelta de la transición en presente continuo volvieron por sus fueros la polarización, la oposición a ultranza y la creencia ciega en los usos y costumbres de la tan celebrada imposición. Un IFE tartajeante dejó correr el tiempo y abrió la puerta a la denuncia de fraude, a la protesta, marchas y largo plantón en Paseo de la Reforma. ¿Cuál Reforma? El primero de diciembre entró Felipe Calderón al salón de plenos de San Lázaro por la puerta trasera; se apareció tras banderas y rindió presurosa protesta al cargo de titular del Supremo Poder Ejecutivo de la Unión. Nada menos.

Y llegaron los cuatro jinetes del Apocalipsis, que al michoacano se le hicieron pocos y proclamó cinco. El de la guerra ha dejado 90 mil muertos a lo largo del territorio nacional. Y un desconocido número de desaparecidos, incógnitos como la mayoría de los asesinados y enterrados sin identificar, la mayoría sin el proceso judicial debido. Hoy, primero de septiembre de 2012, envió a San Lázaro a Alejandro Poiré, su quinto secretario de Gobernación, mensajero, portador de los tomos del sexto Informe de gobierno. Lo precedieron Francisco Ramírez Acuña (quien no tuvo la encomienda), Juan Camilo Mouriño, Fernando Gómez Mont y Francisco Blake, quien acudió dos veces al Congreso. Se acabó el día del Presidente. Se impuso la majestad del Ejecutivo que habla directamente al pueblo, sana sus males, predica el valor de la fuerza armada, hace el recuento de obras y bienes que ha prodigado, en número y calidad superiores a cualquier otro gobierno, dice.

Pero las vueltas a la derecha han hecho girar al régimen sobre su propio eje. Vueltas a la noria. Y al amparo de la desmemoria, la consolidación del mito de la derechización del pueblo, del revisionismo histórico a cargo de simuladores, de la estulticia de quienes no acuden a las fuentes originales y declaran urbi et orbi que la Independencia, la Reforma y la Revolución fueron ficciones elaboradas por los equivalentes nativos de los intelectuales orgánicos. Los de la Vulgata han erigido un monumento al Fox de ignorancia supina que declaró tiempo perdido el del siglo XX, el de nuestra historia en la que nada sucedió. Se va Felipillo santo. No floreció la higuera, pero los veneros de petróleo que nos escriturara el diablo volvieron a multiplicar nuestras reservas probadas de crudo. La plataforma Bicentenario perforó en aguas profundas del Golfo de México y Pemex tiene, podrá extraer, entre 4 mil millones y 10 mil millones de barriles de petróleo ligero.

Hoy comienza trabajos la 62 Legislatura. Se habla, de más y sin decir mucho como siempre, de una reforma energética. Enrique Peña quiere privatizar Pemex, dicen sus opositores. Y el recién declarado presidente electo dibuja con trazos gruesos sus propósitos. Es hora de detallarlos. Y los fundos descubiertos por una empresa mexicana en aguas profundas, con técnicos y trabajadores mexicanos y la supervisión de jóvenes ingenieros de Pemex, comprueban que hay contratistas privados en la empresa propiedad de la nación, que siempre los hubo. Y decir que Pemex no puede, que los mexicanos no podemos extraer los tesoritos de aguas profundas y necesitamos que vengan del extranjero a hacerlo por nosotros, es una soberana estupidez. Pretexto de quienes buscan amos, como los que buscaron emperador rubio en Miramar.

En la Cámara de Diputados, en el Senado de la República, va a definirse el rumbo del gobierno que a partir del primero de diciembre presidirá Enrique Peña Nieto. No habrá mayoría calificada al servicio del Ejecutivo. Aunque la hubiera, es irreversible que el poder contenga al poder; se impuso el sistema de pesos y contrapesos que vino después del vuelco. Manlio Fabio Beltrones será coordinador de la bancada en San Lázaro; líder, hay que decir. Y eso necesita un titular del Ejecutivo que llega al poder al borde del abismo, con el gran capital político de 19 millones de votos en favor, pero con el resurgimiento del repudio al PRI sumado al movimiento de Andrés Manuel López Obrador y sus feligreses de la desobediencia civil, anunciada al mismo tiempo que el triunfo de Peña Nieto.

Los partidos de las izquierdas cobrarán los réditos de los votos que sumaron gracias a López Obrador. Apoyos líricos. Y gracias. Arturo Núñez, fiel a la real politik, dijo: Por encima de las cuestiones personales están mis responsabilidades institucionales como gobernador de Tabasco. Graco Ramírez ratificó: Como gobernador electo respetaré la decisión del tribunal y trabajaré en favor de Morelos.

Se va la derecha clerical. Deja entre la polvareda de la violencia a policías federales que secuestran, violan derechos humanos y se ven envueltos en una emboscada a agentes de la CIA y un marino mexicano.

Decía Bertolt Brecht en La Solución: ¿No sería más fácil... para el gobierno/ Disolver al pueblo/Y elegir a otro?