Opinión
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Ruta Sonora

Los Tres vuelven a México

L

uego de tres años de ausencia en México, el lunes 27 la banda chilena Los Tres se volvió tendencia en redes sociales, tras aparecer inusitadamente Álvaro Henríquez, cantautor central de la misma, en Reactor 105.7 FM, emitiendo a voz y guitarra, canciones del grupo de marras, además de presentar varios temas de su séptimo álbum de estudio, Coliumo (2010), el cual no había sido editado acá, sino hasta ahora por Seitrack. Sólo era el inicio de una semana de promoción –Los Tres actuarán el 30 de noviembre en el Plaza Condesa–, que prosiguió con un concierto acústico gratuito, Álvaro en solitario (y tres canciones con Comisario Pantera) el martes 28 en el bar Caradura, que con un solo día de publicidad llenó el lugar y provocó lágrimas de tan cálido, directo y arrebatado. La música de Los Tres acá no llena estadios, pero sí corazones, al punto de ser ya una banda de culto, cuyas letras derriten, deprimen o iluminan.

Porque en la última década, este grupo de Concepción, que en su país es tan grande como aquí lo es Café Tacvba (importante fue el empujón que éstos dieron con el EP homenaje Vale Callampa, 2002), ha ido ganando adeptos cada vez más jóvenes: les ven como un mito, hecho empatado con que el país sureño empezó a tener acá más onda, con artistas como Los Bunkers, Javiera Mena, Dënver, Astro, Pedro Piedra, acaso sumado al éxito de la serie televisiva 31 Minutos.

Los jóvenes siempre tienen la razón

Henríquez dice en entrevista: “Apoyamos al movimiento estudiantil chileno, porque creemos que los jóvenes siempre tienen la razón. Es un orgullo que este movimiento haya iniciado en Chile y contagiado a Latinoamérica, incluido México. (Sebastián) Piñera es un desastre y mientras no se corrija la Constitución de 1980, de (Augusto) Pinochet, con su Ley Antiterrorista, creada para echarse a cualquier ‘sospechoso’, ahora de nuevo nombrada como amenaza para reprimir, no avanzaremos. Un millón de personas se manifiestan, y el gobierno dice que hubo 10 mil; dicen que el apoyo al movimiento ya decayó, con una encuesta que fabrican ellos. No importa qué tanto se esmeren los estudiantes con peticiones bien afiladas, porque ni los oyen. Es mentira que los estén escuchando. La represión está heavy metal. Con los gobiernos de la Concertación: Bachelet, Lago, Frey, la policía estuvo menos dura; ahora la orden es poco menos que disparar… y eso que la policía ha desnudado y toqueteado niñas de 13 años, ¡no es posible! Nosotros hemos cantado y apoyado, pero sigue estancado todo”.

Foto
Álvaro HenríquezFoto Patricia Peñaloza

Sobre su relación con México, dice: “En tres días, todos me han dicho que los más jóvenes acá están oyendo nuestra música. Esto me tiene muy sorprendido. Me dicen que hemos inspirado a bandas a tocar rockabilly. Yo digo de broma que el rockabilly fue robado por los gringos a la música norteña mexicana... No aspiramos a la fama tipo Hollywood, sino a ser un grupo de culto, y creo que lo estamos logrando. Ya nos conocen bien, han oído todo. No ha pasado el tiempo en vano. Me siento muy halagado”.

Coliumo

Álvaro dice que tardaron en volver a México por estar comprometidos con tres espectáculos por todo Chile, que iniciaron para una o dos funciones, y terminaron alargándose: uno con el ballet nacional, 33 horas bar; un show eléctrico para celebrar sus 20 años, y otro de corte acústico.

Coliumo, expuso, está dedicado a las víctimas del terremoto de 2010 en su país: “Coliumo es una playa cercana al epicentro del sismo, a donde íbamos de niños; fue triste llegar y verlo todo destruido, barcos a 10 kilómetros de la orilla, sobre pastos secos, como si el agua los hubiera quemado. Por eso en la portada hay un navío sobre fuego y en la contra un barquito sobre la montaña, y varias letras hablan sobre el sentimiento nacional de pérdida”. Aun así, hay alegría: “Tras habernos separado en 2000 y vuelto en 2006, estamos en un momento en que o nos hundimos o despegamos: vamos por lo segundo. Hemos tocado muchísimo, y hay mejor química que nunca, somos los mismos cabros (chicos) de siempre, muy divertido. Hubo años en que ya no pasaba: tocábamos cual si fuéramos una fotocopiadora”.

Este álbum, producido por Henríquez y Joe Blaney, se regodea en su estilo característico: foxtrot, rockabilly, cuecas, rock clásico. Hay mucha energía y Álvaro se oye menos enojado. Se le pregunta cómo se sintió al hacer el disco: Sobrio, dice entre risas. Lo afirma, pues durante años bebió demasiado. Sigue: “Lo mío es el arte de hacer enemigos, pero aquí no; el diálogo conmigo fue más fluido. Veo la vida más como es, no como la idea que tenía de ella. Hice canciones tan sinceras, que pecan de inocentes. Ahora busco ‘vomitar’ menos las canciones, revisarlas más. Así pasará con el siguiente disco: será más reposado”.

Los boletos para Los Tres salen a la venta el 12 de septiembre. Recomendaciones de la semana en patipenaloza.blogspot.com.

Twitter: patipenaloza