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Lluvias y vientos se alejan de Tampa y hoy permitirán música y alboroto en la convención

Isaac reduce el festejo republicano a tres días e impide movilizaciones concurridas

Mayoría de estadunidenses señalan que no les interesa lo que digan los candidatos: encuesta

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Sin importar la lluvia, manifestantes continuaron su baile de protesta afuera de la sede de la Convención Nacional Republicana, ayer en Tampa, FloridaFoto Reuters
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Periódico La Jornada
Martes 28 de agosto de 2012, p. 25

Tampa, 27 de agosto. Con la retirada de las lluvias y vientos de Isaac de este puerto, los republicanos anunciaron que a partir del martes, su show ahora sí se estrenará, con música, himnos, alusiones a Dios, a la bandera, a la familia y sus valores y, por supuesto, con todo el rito para coronar a su candidato presidencial Mitt Romney y a su compañero de fórmula, el ultraconservador y héroe del Tea Party Paul Ryan.

Pero Isaac, que se pronostica se estrellará este miércoles en la zona de Nueva Orleáns como un huracán categoría 1, casi justo en el séptimo aniversario del huracán Katrina –episodio que los republicanos prefieren no recordar, no por el desastre natural, sino por el aspecto humanitario, que fue tan inepta y hasta brutalmente manejado por el ex presidente George W. Bush– aún, causa problemas para el festejo republicano, que ahora sólo se realizará durante tres y no los cuatro días programados. Y es que políticamente es difícil proyectar una fiesta mientras comunidades del Golfo enfrentan vientos y aguas potencialmente peligrosas.

Sin embargo, después de una apertura formal simbólica de la Convención Nacional Republicana, que duró pocos minutos hoy en una arena casi vacía, el martes el espectáculo, modificado, estará en escena con el propósito de impulsar la campaña de Romney.

Las últimas encuestas registran un empate técnico entre Romney y el presidente Barack Obama, y las convenciones son actos diseñados para captar la atención nacional y promover la imagen muy cuidadosamente preparada de los candidatos ante la opinión pública. Pero, según una encuesta del Centro de Investigación Pew, ese público no sólo es pesimista, sino también una mayoría dice que no le interesan las convenciones ni lo que digan los candidatos.

Según una encuesta de Washington Post/ABC News difundida hoy, más de ocho de cada diez estadunidenses opinan que la economía está mal –y ese es el tema central de esta elección– y siete de cada diez creen que el país avanza por la vía equivocada.

El empate entre los dos candidatos no ha cambiando mucho en meses, a pesar de los cientos de millones de dólares invertidos en publicidad, casi toda negativa, o sea, atacando al contrincante. Peor aún, no hay gran entusiasmo entre los simpatizantes de cada candidato: 48 por ciento de los que favorecen a Obama dicen ser muy entusiastas por su candidatura, y 42 por ciento de los partidarios de Romney dicen lo mismo de su candidato, de acuerdo con la encuesta del Post.

Cuando faltan poco más de dos meses antes de las elecciones del 6 de noviembre, el gran reto de ambas campañas es cómo cambiar esta dinámica entre el electorado. Las convenciones son consideradas una oportunidad para lograrlo, y por ello ha sido tan comentado el impacto no sólo físico, sino político de Isaac para la campaña de Romney.

Pero la suspensión del primer día no implica que no hubiera actividad entre los aproximadamente 50 mil asistentes y participantes en la convención. Foros y seminarios con estrategas, asesores, figuras políticas, académicos, expertos y más se realizaron en el transcurso del día, mientras representantes de diversos intereses, casi todos empresariales, continuaron ofreciendo bebidas, regalos y recepciones a políticos y sus asesores, claro, sin ningún compromiso por aceptar bailar un ratito juntos en esta fiesta.

Mientras esto ocurría, también prosiguieron las manifestaciones, aunque con concurrencia muy reducida, consecuencia, según los organizadores, de Isaac. Hoy marcharon unas 150 personas por las calles del centro para llegar a una esquina desde la cual, a lo lejos, se podía ver la arena donde se celebra la convención, y allí apuntaron a lo que llamaron la fiesta del 1 por ciento y denunciaron a los republicanos por sus posturas contra trabajadores y sindicatos, contra los inmigrantes, contra los gays, contra las mujeres y más. Somos indocumentados sin miedo, gritaban unos participantes no lejos de donde están congregados algunos de los arquitectos de las medidas más antimigrantes del país, mientras otros coreaban: fuera el dinero de la política y unos más con camisetas del movimiento Ocupa, junto a un contingente de las mujeres de Código Rosa, decían: somos el 99 por ciento.

Ayer, unas 200 personas llegaron a las vallas de seguridad frente a un acto oficial de bienvenida a delegados y medios a la convención.

Helicópteros sobrevuelan constantemente una zona de decenas de cuadras con vallas, bardas, obstáculos de concreto y miles de agentes de seguridad pública locales, estatales y federales rodeando la sede de la convención en el centro de Tampa. El alcalde de la ciudad, Bob Buckhorn, comentó ayer que está dispuesto a permitir la libertad de expresión, siempre y cuando todos se porten bien, y que en el momento en que no jueguen con las reglas establecidas está dispuesto a usar fuerza abrumadora para mantener todo bajo control.

El show tiene que continuar.