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En 2007, la artista entregó a Jorge Belisario Luna tres pinturas para posible compra

Colette Wall demanda que el hijo del presidente del TEPJF le pague su obra

Se trata de un abuso de confianza que se convirtió en robo, señaló en entrevista

 
Periódico La Jornada
Lunes 27 de agosto de 2012, p. 9

La pintora y escultora mexicana de origen sudafricano Colette Wall demanda el pago de 310 mil pesos por tres obras de arte entregadas desde 2007, para posible compra, al abogado Jorge Belisario Luna Fandiño, hijo del presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), Alejandro Luna Ramos, y sobrino de Margarita Luna Ramos, ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Se trata de un abuso de confianza que se convirtió en robo, afirma en entrevista Wall, pintora sudafricana naturalizada mexicana, radicada aquí desde hace más de 15 años, quien agrega que después del tiempo transcurrido no quiere la devolución de las obras, sino los 310 mil pesos en que están valuadas.

En 2008, Wall levantó un acta en la agencia investigadora del Ministerio Público de la delegación Álvaro Obregón, de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, indagatoria número FAO/AO-3/T2/00906/08-05. En el acta se señala: Presenta su formal denuncia por el delito de fraude cometido en su agravio y en contra de Jorge Belisario Luna Fandiño.

El pasado 23 de agosto Wall dio una conferencia de prensa en el Club de Periodistas, acompañada de Mazwandile Jiphethu, primer secretario de la embajada de Sudáfrica, los pintores Hugo Zúñiga y Francisco Romero, e Ignacio Suárez, representante del senador Carlos Sotelo.

Mazwandile Jiphethu señaló su respaldo total a las acciones legales de Wall y expresó su confianza en las autoridades mexicanas. Su respaldo, agregó, se enmarca en la campaña del Mes de la solidaridad con la mujer sudafricana.

Zúñiga y Romero manifestaron su solidaridad con la pintora; Suárez cuestionó la indolencia de la procuraduría y llamó a continuar la averiguación previa. También responsabilizó a la familia Luna Ramos de la integridad física de la denunciante y de su obra.

Colette Wall conoció en 2007 a Jorge Luna y a su padre en un restaurante, en una reunión de un grupo de abogados. Tenía un aprecio especial por ellos, dice en la entrevista. Ahora lo que desea, agrega, es recuperar el valor real de los cuadros, calculado en 310 mil pesos: 150 mil uno, y 80 mil cada uno de los restantes.

En ese mismo 2007 Wall representó a la embajada de Sudáfrica en un festival en la delegación Iztacalco. Ahí Fandiño vio las obras Luna. “Las tres le encantaron, pero quería comprar Consuelo. Me dijo que estaba remodelando su departamento y que si le podía dejar las tres para que ver cuál se veía mejor en su casa”. Y ya no se las devolvió ni pagó.

Lo buscó en diversas ocasiones y la evadía o le daba pretextos, como que iba al carnaval de Brasil. Luego Luna Fandiño le dijo que le pagaría 2 mil dólares por las tres pinturas, pero que sólo le adelantaría mil, además le pidió los tres recibos y le comentó que ya los había enmarcado. La pintora no aceptó la propuesta.

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Colette Wall, en conferencia, muestra una de las tres obras que dio al abogado hace cinco añosFoto Roberto García Ortiz

Cuenta que las autoridades de la procuraduría buscaron a Luna Fandiño en su presunto domicilio, aunque les dijeron que no vivía ahí. Al acudir a su despacho de abogado la secretaria les respondió que no los podía atender porque estaba muy ocupado.

Le marcó al magistrado Alejandro Luna Ramos para que le ayudará a resolver el asunto, pero le contestó que no se podía meter en asuntos de su hijo, y le colgó.

Comenta que le entregó las obras a Luna Fandiño porque conocía las posiciones de su tía Margarita y de su padre. Sentí total confianza. A la tía le mandé una carta para informarle de las acciones de su sobrino y decirle que no pasaba nada con la denuncia en la delegación, pero aún no me ha respondido.

Afirma que Jorge Luna Fandiño la amenazó. Me dijo: no te pagaré ni te devolveré los cuadros, no prendas la mecha porque después no podrás apagarla. Y por otro lado me dijo que si fuera necesario quemaría o destruiría los cuadros.

Se trata, reflexiona, de un problema gratuito, porque tuvo la opción de pagar o devolver las obras. No entiendo las razones de que una persona se comporte así, porque sí tiene manera de pagarlas. Me duele mucho esta situación, porque cuando he tratado con los políticos, pagan la obra y ya. Esta es la primera vez que me pasa esto.

Los tres cuadros, pintados en México y con registro público de autor, pertenecen a distintas etapas creativas: la de vitrales, la expresionista y la azul. Viento en el pelo refleja la influencia de los vitrales de las iglesias mexicanas. Consuelo pertenece a la etapa expresionista y Suave patria a la azul.

Wall, quien estuvo casada con un mexicano y tiene una hija nacida aquí, comenta que le interesa vincular su trabajo creativo con los derechos humanos y su experiencia vital.

Pueden ser las frustraciones, daños o derechos de las mujeres; las experiencias que he vivido aquí; la vida cotidiana o el intento por construir un puente entre México y Sudáfrica. Por ejemplo, de las iglesias mexicanas me impactan los vitrales. Entonces, tomo mi estilo, pero con la influencia de los vitrales y haciendo una amalgama entre las dos culturas. Hay unos resultados fantásticos.

Colette Wall ha expuesto en diversos espacios en Sudáfrica. Pertenece al Salón de la Plástica Mexicana y aquí ha expuesto en la Sala Chopin, la Cámara Nacional de las Artes Gráficas y la Cámara de Diputados, además de otras ciudades del país, como el palacio municipal de Acapulco. Prepara una muestra de pintura y escultura en el Club de Periodistas, que será inaugurada en dos semanas.