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Dos jóvenes bloquean las puertas de la unidad y piden una moneda a quienes viajan

Petición respetuosa, novedosa forma de asaltar usuarios de transporte público

Autoridades policiacas admiten que no reciben denuncias por esto y que no califica de extorsión

 
Periódico La Jornada
Lunes 27 de agosto de 2012, p. 42

Un joven de corte estilo mohicano, corpulento y con tatuajes en los brazos, se sube a un microbús que circula por el Eje 1 Norte y se va a la parte trasera de la unidad. Otro joven, de gorra y playera sin mangas, se queda junto al chofer.

Algunos pasajeros se inquietan, parece un asalto. Y en realidad lo es, pero no hay armas. Sólo una solicitud respetuosa, como dice el joven, de cooperar con una moneda. No queremos robarlos, sólo queremos una moneda, la que ustedes gusten cooperar. Vamos a pasar a sus lugares. Gracias. No hay un solo pasajero que no saque dinero.

Por lo menos antes nos cuenteaban que eran adictos en rehabilitación o nos daban un dulce a cambio. Ahora ya sólo piden dinero y pues, cómo no darles. Es mejor algo a que nos quiten todo, comenta una señora.

Autoridades policiacas consultadas admiten que esto no se puede configurar como un delito, además de que generalmente no reciben denuncias sobre estos hechos que sufren los capitalinos cotidianamente.

El microbús pasa el cruce de Insurgentes y Reforma. Cuando avanza, justo en las inmediaciones de la colonia Morelos, invariablemente se suben al menos dos jóvenes a repetir la operación. Pasan por cada uno de los lugares de los pasajeros y esto les toma sólo dos o tres cuadras, debido a la baja velocidad a la que circulan los autos en esta zona, por la reducción de carriles y el caos vial que ocasionan los puestos ambulantes que ocupan al menos dos carriles del eje.

A los choferes de las unidades de transporte público, al igual que el resto de los pasajeros, no les queda nada por hacer. Los jóvenes se suben en un alto, ni siquiera hacen la parada. No gritan, no amenazan, pero su posición en medio del pasillo, con los brazos aferrados a los tubos de cada lado, semejando un Cristo colgado que obstaculiza cualquier salida de la unidad, es suficiente.

La policía capitalina no cuenta en sus registros con ninguna denuncia por este tipo de hechos en los que haya tenido que intervenir, pero no hay casi ninguna persona que viaje en trasporte público que no haya tenido que desembolsar una moneda para este tipo de cooperación.

Los asaltos con armas son comunes en ciertas rutas y en horas muy determinadas, pero este tipo de conductas no son denunciadas. A veces, incluso cuando los pasajeros son golpeados o amagados con algún arma, no quieren ir a denunciar, menos por este tipo de extorsión, afirma el mando policiaco consultado, quien aclara que ni siquiera se puede tipificar de extorsión, porque no hay una amenaza directa de causar daño al usuario.

Cuando los jóvenes se bajan dan las gracias amablemente por su ayuda y el camino sigue con normalidad, aun cuando el pasaje ya no costó 3.50 pesos, sino 5, 10 o hasta 20 pesos más.