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La intérprete, con voz y piano, exigió justicia en una noche de inevitables recuerdos

En emotivo recital, Liliana Felipe exalta lucha por desaparecidos

Lo que sucede en este concierto es una cosa hermosa y dolorosa a la vez, pues el país está lleno de mujeres y de familias que sienten la ausencia de uno o de varios: Rosario Ibarra

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En los temas Espurio y las mujeres mexicanas, Las soldaderas y Primer lugar la acompañó Jesusa Rodríguez, quien elaboró la escenografía con 35 mantas, testimonio de una búsqueda sin pausaFoto Yazmín Ortega Cortés
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En los temas Espurio y las mujeres mexicanas, Las soldaderas y Primer lugar la acompañó Jesusa Rodríguez, quien elaboró la escenografía con 35 mantas, testimonio de una búsqueda sin pausaFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Domingo 26 de agosto de 2012, p. 6

Fue la noche del número 35: 35 mantas históricas del movimiento del Comité Eureka fueron extendiéndose desde la tramoya del Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, la noche del pasado viernes, en uno de los momentos más emotivos del concierto ofrecido por Liliana Felipe, quien exaltó la lucha incesante de quienes buscan a sus hijos, a sus esposos, a sus amigos, desaparecidos por motivos políticos.

La escenografía trabajada por Jesusa Rodríguez emocionó a los asistentes al foro de la calle de Donceles. Las mantas son testimonio de una búsqueda sin pausa, de una exigencia que no claudica ni claudicará. Las frases que traían inscritas exigen justicia y la palabra ¡vivos! se repite por todos lados. Lo mismo con el reclamo de que los culpables sean castigados. Se menciona que muchos ya murieron, pero aún quedan algunos que pueden recibir su merecido.

Liliana solicitó la presencia en el escenario de Rosario Ibarra de Piedra, quien junto con otras doñas, como se hacen llamar las madres de los muchachos desaparecidos, así como de otros hijos de las doñas, y hasta nietos, quienes se han sumado a la lucha por recuperar a sus seres queridos, muchos de ellos desaparecidos desde los años 70 del siglo pasado, y todos gritan, para que se escuche hasta donde están los culpables.

No tenemos capacidad de odio

Rosario Ibarra de Piedra expuso que lo que pasaba en el Teatro de la Ciudad “era una cosa hermosa y dolorosa a la vez oír a nuestro hijos, por nuestros familiares. Por ahí están las doñas, que no son las únicas, porque el país está lleno de mujeres y de familias que sienten la ausencia de uno de este grupo, o de varios. Esto no se lo deseamos a nadie, ni a los terribles verdugos que se llevaron a nuestros hijos, porque no tenemos la capacidad de odio, el rencor tremendo que no sé por qué lo tienen ellos, y no podemos odiar a sus hijos, como ello de seguro odiaban a los nuestros. Ya son 35 años de estar sufriendo esto. El primer desaparecido de este país fue en 1969. Yo quiero seguir luchando para seguir recuperando. Ya hemos recuperado a algunos”.

Toma la palabra Tania, hija de un desaparecido, quien expresa que se han unido a la lucha, a la causa. Hacemos renombramientos de calles que tienen el nombre de genocidas, como Echeverría o Díaz Ordaz, y les ponemos el de las personas que desaparecieron. Se proyectan imágenes, fotos, de los desaparecidos, la mayoría de jóvenes. Invita a asistir a la Casa de la Memoria Indómita, un espacio más, importante, para tener presentes a los ausentes. “Vayan. Se puede entrar gratuitamente, está en Regina 76. Ahora hay una exposición fotográfica que se hizo con el apoyo de Lili y Jesu, y de otros artistas, para decir a todos que los desaparecidos también me faltan. Los desaparecidos también les faltan a ustedes como sociedad”, concluye Tania.

Los tiempos políticos del país marcan un ritmo inexorable.

Antes, Liliana Felipe advirtió que aún queda una semana para que el Tribunal Federal Electoral impida el regreso del PRI a la Presidencia de la República.

En el centro del escenario sólo estuvieron Liliana y un piano, binomio más que suficiente para emocionar al público.

“¿Adónde van los que se van y adónde llegan? (…) Así se van. ¿Por qué no saben si se van?...” Las preguntas de esta composición quedan en el aire. Del piano sale una melodía dramática. Ya ha cantado Proverbio etíope, a capela; Como Madame Bovary.

Mito de perros es una canción de la que sale crítica y coraje por un país donde predomina mucha mierda. Ajo es un juego de palabras sobre una cura, una panacea  universal. Un rélax con Nuestro amor, Ven, ¡oh!, noche.

Justificación chabacana

Pero la noche será dura, con inevitables recuerdos de lo que pasa en la sociedad, y con un enfoque difícil o casi imposible de hallar en la televisión comercial. Lee un texto de una nota periodística en la que un cura asegura que las limosnas de los narcos a la Iglesia se purifican y dejan de ser pecaminosas. Las risas siguen al escarnio ante lo injustificable, ante una forma chabacana de explicar las cosas. Se sobredimensionan los temas Los ladrones y Vaticano SA de CV. La lógica lleva a escuchar Pero voy a misa, Si Diosito, San Miguel Arcángel… hasta Buscarte, Adónde van, Sólo vos, Un viejo de mierda, ésta una de las más directas en su mensaje contra un represor. Liliana afirma que aún queda la posibilidad de castigar a Echeverría. Todavía tenemos chance de que no se muera impune.

A lo anterior siguieron gritos de ¡Vivos los llevaron, vivos los queremos!, muchas veces. De hecho fue la frase de la noche, la más gritada.

Otro adiós sin Dios… para cerrar con Mala, Las histéricas, A nadie, Memoria.

Se despidió en el encore con Espurio y las mujeres mexicanas, Las soldaderas y Primer lugar.

Las últimas las interpretó en compañía de Jesusa Rodríguez, quien destacó que Liliana llegó a México hace 35 años.