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El escritor y filósofo presentó su nuevo libro titulado La crisis de las utopías

Víctor Flores Olea: el capitalismo niega de manera cruel y trágica a la democracia

A México no se le han permitido ensayos emancipatorios y seguimos supeditados al norte, dijo

 
Periódico La Jornada
Sábado 25 de agosto de 2012, p. 5

El sistema capitalista ha negado de una manera cruel y trágica a la democracia, que había sido una de sus promesas principales. Y esa demagogia democrática se ha dado al interior y al exterior de los países que encabezan el capitalismo. Por ejemplo, Estados Unidos impuso en América Latina regímenes militares, dictatoriales, no democráticos.

Sin embargo, ahora son diversos países latinoamericanos los que experimentan un impulso de emancipación dentro de carriles democráticos, con la excepción de México, al que no se le han permitido otros ensayos emancipatorios y seguimos con las imposiciones que llegan del norte.

Esos son algunos planteamientos del escritor y filósofo Víctor Flores Olea (1932) hechos ayer al presentar su libro La crisis de las utopías, con la participación de Elvira Concheiro y José Gandarilla, realizada en el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Un mundo mejor es posible

Es un libro coeditado por Anthropos, el centro de investigaciones y la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, que explora el fracaso de las utopías ofrecidas por el capitalismo y el socialismo realmente existentes, pero también plantea la necesidad de nuevas utopías en este siglo, con la premisa de que un mundo mejor es posible.

Flores Olea comentó que la democracia es uno de los aspectos esenciales a construir desde diversos ángulos teóricos y prácticos. La democracia, planteó, es uno de los conceptos más repetidos, trillados y huecos de sustancia, en la teoría y en la práctica, pese a que haya reflexiones ricas y pertinentes. Y en México es evidente ese vacío y utilización demagógica de la democracia.

“Pero si se observan otros sistemas que se ostentan como si fueran de una civilización y desarrollo democrático muy avanzados, también vemos que es un concepto muy lejos de haberse realizado.

Todo lo que prometía el sistema capitalista lo ha negado de una manera cruel y trágica, incluso al interior de sí mismo a base de una enorme corrupción y manipulación, de las mentiras de los medios de comunicación, etcétera.

Además, agregó, lo ha negado al intervenir de manera salvaje en otros sistemas políticos para imponerles la no democracia. Y la historia latinoamericana es particularmente trágica al respecto.

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Víctor Flores Olea, ayer, al presentar en Ciudad Universitaria su libro más recienteFoto Yazmín Ortega Cortés

Durante el siglo XX estuvimos en América Latina llenos de dictaduras, de antidemocracias, de rupturas de la democracia de una manera cruel e inadmisible.

Por una democracia no simulada

Flores Olea recordó cómo, por fortuna, ahora muchos países de la región han logrado un impulso de emancipación y una esperanza, pero también una práctica concreta, de realización dentro de carriles democráticos.

Los totalitarismos y dictaduras salvajes, señaló, siempre estuvieron impulsadas por el imperio estadunidense, lo cual no podemos olvidar en América Latina.

Pese a ello, México, por desgracia, es la excepción, pues parecería haber una decisión muy tajante de no permitir aquí otros ensayos históricos, políticos y civilizatorios. Se trata, dijo, de imposiciones que nos llegan del norte, del consenso de Washington, del neoliberalismo.

Comentó que no se puede vivir sin construir mundos posibles y consideró a la utopía como algo factible, no un sueño que no tiene prácticas de realización, sino una posibilidad práctica que se desprende de la acumulación de esfuerzos anteriores.

José Gandarilla dijo que La crisis de las utopías reflexiona en un doble carril: uno en un sentido teórico, en la herencia clásica, la filosofía alemana, el pensamiento marxista, y otro en un sentido histórico, práctico, de las gestas colectivas de los pueblos, ubicado sobre todo en la historia del siglo XX, en la lucha entre la emancipación y la regulación del sistema capitalista.

Elvira Concheiro celebró la firmeza crítica del autor, necesaria en el pensamiento y la práctica desde la izquierda. Pone en el centro el fracaso de las dos grandes utopías del siglo XX: el capitalismo-neoliberalismo, que conquistaría la libertad, y el socialismo, que lograría la emancipación del ser humano.

Él plantea, dijo, la necesidad de explorar los caminos posibles en el siglo XXI y muestra que la democracia real, no simulada, sería uno de los componentes de esa nueva utopía.