Oaxaca, Oax., 22 de agosto. La bailarina y coreógrafa Natsu Nakajima vive una batalla constante para compartir la dimensión de la danza butoh, surgida en su tierra, Japón, desde el sentimiento de la destrucción y la oscuridad tras el bombardeo nuclear en Hiroshima y Nagasaki, en 1945.

El estado de Oaxaca ha sido el lugar de estancia de Nakajima durante casi dos meses, donde impartió un taller a una veintena de bailarines en el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa), fundado por Francisco Toledo.

La coreografía News from Oaxaca (Noticias de Oaxaca) mostrará el resultado del taller con los bailarines mexicanos, la noche del sábado 25 de agosto en el centro cultural ubicado en el municipio de San Agustín Etla.

Discípula de los dos creadores del butoh en los años 70 del siglo pasado, Tatsumi Hijikata y Kazuo Ono, la bailarina japonesa conversa con La Jornada sobre su experiencia en Oaxaca.

No sé si los mexicanos entienden el butoh, no creo. Pero, de cualquier forma, hay la posibilidad de que se abran ciertas ventanas, explica.

En su opinión, la comprensión de la dimensión de la danza de origen japonés es difícil de transmitir cuando hay ciertas puertas culturales cerradas.

Vine aquí desde principios de julio. Aproximadamente llevo un mes y medio en Oaxaca y hasta esta semana sigo peleando con los bailarines. A pesar de esta batalla, algunos hasta hoy han empezado a comprender esta dimensión, manifiesta.

La enseñanza es difícil. Sin embargo, confío en la de cuerpo a cuerpo. La comprensión corporal también es cuestión de tiempo.

Por abrir ventanas

Natsu Nakajima señala que Japón fue invadido por la danza de Estados Unidos, antes de que existiera el butoh. Lo mismo sucedió en México, donde también existe la misma influencia.

En ambos países, México y Japón, se ha vivido esta influencia en la forma de hacer danza, sin embargo, el butoh es una revolución cultural.

No sé si los intérpretes de danza en México pueden entender el butoh, pero sí han podido romper antiguos valores en la danza moderna americana y abrir ventanas.

En la gran galería de la planta alta de la ex fábrica de textiles, sede del CaSa, el cuerpo se mueve lento, en aparente libertad, mientras una sábana de periódicos revolotea sobre una piel pintada de blanco. Desde los ventanales el paisaje de la cañada oaxaqueña se inserta en la contemplación del movimiento.

La obra Noticias de Oaxaca se originó en una producción realizada hace 25 años en Nueva York, explica Natsu Nakajima, y de la cual se hizo una adaptación.

La crisis económica que se vivía en ese momento en Estados Unidos fue la inspiración, como una crítica al capitalismo y la ironía de un sistema que propone una forma de vida desarrollada, pero que produce muchos pobres.

Veinte años más tarde el mundo ha comenzado a cambiar y no sabemos a dónde iremos. Esta es una realidad a escala mundial. Por ejemplo, en Japón, después de los terremotos y la crisis de radiactividad que hubo en Fukushima, hay una constante batalla. Pero no es solamente en mi país, sino en todo el mundo, esto tiene que ver con una crisis del capitalismo y el sistema en el que estamos envueltos todos.

En Oaxaca, la espiritualidad es un elemento que aparece en la renovación de esa coreografía producida ex profeso, porque es necesario un retorno al origen.

“De los países occidentales, los bailarines mexicanos tienen mayor posibilidad de entender qué es la danza butoh, porque existe semejanza entre ambos países.

Los bailarines de hoy sin duda tienen esta influencia de la danza moderna contemporánea. Todos los días es una pelea con los bailarines del montaje para tratar de que entiendan cuál es la dimensión del butoh, que para mí en eso consiste el objetivo de este proyecto: compartir su dimensión.

La coreografía Noticias de Oaxaca arribará a San Agustín Etla para informar de esta enseñanza del cuerpo, que llegó desde Japón.