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Vivían hacinados en 30 celdas sin luz natural ni ventilación en una vivienda en Kazán

Líder de secta musulmana retuvo a 27 menores y 38 adultos en un sótano durante 10 años en Rusia

Satarov será acusado de maltrato infantil, entre otros cargos

Dan con el grupo por casualidad

Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 10 de agosto de 2012, p. 26

Moscú, 9 de agosto. La noticia sacudió Rusia este jueves: 27 menores de edad y 38 adultos estuvieron durante más de diez años bajo tierra, sin ver la luz del sol ni salir a la calle, encerrados en el sótano de una vivienda de Kazán, capital de la república de Tatarstán, por órdenes del jefe de una secta musulmana que desmanteló la policía rusa.

El líder de los fanáticos, Faizrajman Satarov, antiguo imán de la república de Bashkortostán que se jacta de ser el califa de un Estado independiente construido con sus propias manos, acabará en la cárcel, acusado de maltrato infantil y otros delitos.

Bajo una casa de su propiedad, en tres niveles del subsuelo, se encontraron 30 celdas sin luz natural, calefacción ni ventilación, de dos por tres metros, donde vivían hacinadas 65 personas, al menos desde hace diez años, informó un portavoz de la policía a la televisión rusa.

El inmueble, que tiene una mezquita construida por sus habitantes, se encuentra en una isla en el río Volga, en medio de la ciudad de Kazán, 800 kilómetros al este de Moscú.

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Un miembro de la secta musulmana desmantelada ayer en Kazán, capital de la república de TatarstánFoto Ap

Las autoridades rusas ya han solicitado a las instancias judiciales que priven a los padres de la custodia de sus hijos, algunos de los cuales nacieron bajo tierra, que ahora se encuentran en hospitales de la región para un examen exhaustivo.

Según Irina Petrova, vocera de la procuraduría de Kazán, Satarov impedía que los miembros de la secta acudieran a centros sanitarios o recibieran cualquier tipo de ayuda médica. También prohibía que los niños en edad escolar asistieran a la escuela, con lo que violaba los derechos constitucionales de los ciudadanos a la educación y la sanidad.

Satarov, además, puede ser imputado por reclutar a niños y adultos, obligándolos a cumplir sus órdenes y a entregarle todos sus recursos financieros, lo que al parecer constituía el único sustento material del grupo.

La policía, volcada en investigar el reciente doble atentado que sufrieron jerarcas religiosos de Tatarstán, descubrió esta secta de casualidad.