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En agosto se sabrá si el atacante, extremista de derecha, es internado en un hospital siquiátrico

Conmemoran un año de los atentados en que murieron 77 personas en Noruega

Premier pide honrar a las víctimas, pero también apoyar a quienes llevan heridas visibles e invisibles

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Haakon, principe heredero de Noruega, y el primer ministro Jens Stoltenberg (a la derecha) asistieron a un concierto en la plaza del ayuntamiento de OsloFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Lunes 23 de julio de 2012, p. 28

Oslo, 22 de julio. Autoridades noruegas y jóvenes laboristas realizaron un homenaje hoy a las víctimas de Anders Behring Breivik, quien perpetró los ataques en Oslo y la isla de Utoeya, el 22 de julio de 2011, que dejaron 77 muertos.

Llevamos una pesada carga, pero seguimos en pie, declaró el líder de las Juventudes Laboristas, Eskil Pedersen, ante unos mil jóvenes, entre los que había supervivientes de la matanza cometida por Breivik en la isla de Utoeya, a unos 40 kilómetros de la capital.

Se llevó algunas de nuestras rosas más bonitas, pero no pudo detener la primavera, agregó Pedersen, durante el acto conmemorativo que tuvo lugar en la citada isla.

El 22 de julio de 2011, Breivik, un militante de la extrema derecha, detonó un coche bomba frente a edificios del gobierno noruego en el centro de Oslo, en el que murieron ocho personas.

Poco después se trasladó a la isla de Utoeya, donde vestido de policía, abrió fuego contra los asistentes a un campamento de las Juventudes Laboristas, y mató a 69 personas, en su mayoría adolescentes de entre 14 y 18 años.

Breivik, de 33 años, dijo haber cometido los ataques para proteger al país de la invasión musulmana y explicó que atacó a los laboristas por su política de inmigración favorable al multiculturalismo.

El objetivo de la bomba y las balas era cambiar a Noruega. El pueblo noruego ha respondido aferrándose a nuestros valores. El asesino ha fracasado, el pueblo ha ganado, declaró el primer ministro de Noruega, Jens Stoltenberg, durante una ceremonia en Oslo para conmemorar el primer aniversario de la mayor masacre ocurrida en el país nórdico desde la Segunda Guerra Mundial.

Stoltenberg reconoció que ha sido un año duro y no ha pasado un solo día sin que la tragedia haya ocupado la discusión pública, también sobre los fallos en seguridad, un debate necesario e importante para aprender y evitar que algo similar ocurra de nuevo.

Durante la ceremonia, Stoltenberg llamó a recordar a las víctimas mortales con agradecimiento y a honrarlas, pero también a apoyar a quienes llevan heridas visibles e invisibles.

Más adelante, el líder laborista y el rey Harald de Noruega depositaron una ofrenda floral cerca del lugar en el que se produjo el atentado en Oslo.

Posteriormente, el primer ministro asistió junto con la familia real noruega a un servicio religioso en la catedral de Oslo y dirigió un discurso a las juventudes del Partido Laborista en la isla de Utoeya.

En esta jornada de duelo nacional, las autoridades noruegas también organizaron diversos conciertos y actos culturales en la capital.

Breivik, cuyo proceso terminó el mes pasado, espera el veredicto, que será pronunciado el próximo 24 de agosto, donde se sabrá si es condenado a 21 años de cárcel, que podrían prolongarse indefinidamente, o si es internado en un hospital siquiátrico posiblemente por el resto de su vida.