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Bajo la Lupa

Fase pos-Bashar: guerra de baja intensidad de EU contra Irán, Rusia y China

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Vecinos pasan a un lado de vehículos destruidos por ataques de rebeldes contra el gobierno del presidente sirio, Bashar Assad, ayer en el campo de refugiados palestinos de Yarmouk, en el sur de DamascoFoto Ap
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ntecedentes: El carnicero de Hama –entre 30 mil y 100 mil asesinatos en serie, dependiendo quien opere las estadísticas funerarias–, Rifaat Assad (tío de Bashar y peleados a muerte) vive como príncipe en París sin ser molestado por nadie en Occidente y, desde luego, menos por los defensores de los derechos humanos contrarios a los intereses propios.

Pese a las atrocidades en Hama (bastión sunnita de los Hermanos Musulmanes), el oftalmólogo Bashar –hijo del sátrapa Hafez, patriarca de la dinastía alawita (minoría esotérica del Islam cercana al chiísmo: 10-15 por ciento de la población)– estudió en Londres sin ser perturbado, donde se casó con la ciudadana británica Asma (hija del cardiólogo sunnita Fawaz Akhras, también británico) en ese entonces alta funcionaria del banco de inversiones anglosajón JP Morgan. ¿Interesante, no?

Bashar no estaba destinado a asumir el liderazgo del nepotismo Assad que había ungido a Basel, su hermano, quien pereció en un extraño accidente (se presumen, como hipótesis, sus nexos con el también alawita de origen sirio Carlos Saul Menem, ex presidente argentino, lo que apuntaría a una operación vengativa del Mossad).

Ya en el poder sin preparación alguna, un 14 de julio, Bashar fue invitado especial de Nicolas Sarkozy y en diciembre 2010 con su esposa Asma fue recibido a desayunar por Sarkozy cuando aún no era considerado un dictador sanguinario por París (Le Point, 2/3/12).

Ergo, la pista de la farisea y poco creíble ayuda humanitaria que abogan EU-GB-OTAN-Israel –que se han caracterizado por su misantropía local y global– para intervenir en los asuntos sirios es insuficiente cuan deficiente para entender cuál fue el punto de ruptura entre la satrapía siria, en el poder desde hace 42 años –vestigio de la guerra fría– con los poderes occidentales que lo han maldecido hoy como desechable con el fin de avanzar la agenda de los Hermanos Musulmanes en Medio Oriente.

Hechos: En la esfera geopolítica, el cambio cualitativo de Occidente proviene del inicio del cerco a China con la intervención militar de la OTAN en Libia que concluye con la sodomización barbárica del dictador Muamar Khadafi –quien nunca fue demonio de mi devoción hasta el final: cuando, después de haberse entregado infantilmente a Occidente, se arrepiente para defender la soberanía libia– por agentes de EU (Putin dixit) y donde, a mi juicio, Moscú y Pekín cometen el imperdonable error de no haber usado su veto para una mejor salida diplomática.

Existen tres niveles de abordaje en la fase pos-Bashar –que ya había sido bendecida por el encuentro en Los Cabos entre Obama y Putin, como detecté (Bajo la Lupa, 20/6/12) cuando pregunté “Bye bye, Bashar?”– que resumo sucinta y metódicamente, dejando de lado subjetivismos hormonales: 1. local, 2. regional y 3. global.

Escala local: quienes hemos vivido y hemos sido educados en la región sabemos en teoría y práctica la hipercomplejidad de la sociedad siria, lo cual hay que manejar delicadamente con pinzas de microneurocirugía, así como las reverberaciones en sus seis incandescentes fronteras (Líbano, Turquía, Israel, Irak, Jordania y el virtual Kurdistán). Quedan como testimonio mis artículos sobre Siria que escribí el año pasado desde Líbano (22, 26 y 29/6/11). Aquí, como de costumbre, el pensamiento maniqueo occidentaloide, despojado de las sutilezas que definen al Medio Oriente antes de que haya existido el propio Occidente (whatever that means), clasifica y se arroga el derecho unilateral de juzgar a buenos y malos de acuerdo con sus intereses monetaristas.

Baste enunciar que Siria se encuentra en una guerra civil donde se rompió la alianza alawita-sunnita, con la familia militar y burguesa de los Tlass. Siria es ingobernable sin la anuencia de los sunnitas (85 por ciento de la población).

Recomiendo el reportaje de L’Orient Le Jour (14/7/12) que revela las prístinas señales de Firas (hermano de Manaf) desde un bastión de las petromonarquías en el golfo Pérsico, en el más depurado estilo árabe.

La extraña fuga del sunnita Manaf Tlass –íntimo de Bashar e hijo de Mustafá (ministro de Defensa de Hafez Assad y su compañero militar de toda la vida)– a París vía Turquía, me hace pensar en la probabilidad de la sustitución del alawita Bashar por el sunnita Manaf, digerible por todos los actores en juego. La fresca declaración del embajador de Rusia en París, sobre el deseo de dejar el poder por Bashar en forma civilizada, abona a mi hipótesis de su sustitución por Manaf, el otrora máximo militar sunnita de la pretoriana Guardia Republicana que precipitó la decapitación de Assaf Shawqat, intransigente cuñado de Bashar, mediante un bombazo espectacular cuan demoledor en el corazón militar del régimen en ascuas.

Las demás minorías son actores menores: cristianos, drusos, turcomenos, con la salvedad de los kurdos (que no son árabes) y quienes pueden aprovechar la oportunidad para crear su región autónoma en el norte (ídem Irak).

Los cristianos de Irak fueron desechables por los paganos seudo cristianos de EU/GB/OTAN y la peor suerte le espera a sus correligionarios en Siria, Egipto y Líbano (que me perdonen mi familia y mis paisanos) debido al triple ascenso irresistible de Hermanos Musulmanes, salafistas (integristas coránicos) y jihadistas de Al Qaeda empujados conspicuamente por EU y GB para incendiar las fronteras islámicas de Rusia (el Cáucaso) y China (Xinjiang) y, en un descuido, India, si no se portan bien, en sus fronteras musulmanas (Pakistán, Cachemira, Bangladesh) y su vigoroso Islam interno: 10 por ciento de su población. Asistimos en la región del Creciente Fértil, en Irak como en Siria –imágenes étnico-sectarias en espejo–, a la deslaicización del partido socialista Baas y a su reislamización.

2. Escala regional: La caída del alawita Bashar (quien con su carismática esposa Asma adoptaría el dorado exilio de Moscú) es un fuerte golpe al Creciente chiíta bajo dominio de Irán que va desde el occidente de Afganistán hasta el eje alawita (sirio)-Hezbolá-Hamas (Gaza) en el mar Mediterráneo y que el sionista mesiánico, el premier Netanyahu, en imitación de Baby Bush, fulmina como el eje del mal.

No es gratuito que en sincronía a la sustitución del régimen alawita en Siria, EU despliegue su poderío marítimo de cuatro portaviones en el golfo Pérsico en un clásico operativo de pinzas para impedir el rescate de Bashar por la teocracia jomeinista.

3. Escala global: Amén de la expulsión de Rusia de su último aliado en el mundo árabe y más allá de su posesión del puerto de Tartus en Siria (su único puerto en el Mediterráneo), así como del peligro del irredentismo jihadista en el Cáucaso, pende el ominoso riesgo de una tercera guerra mundial termonuclear (que manejan más los medios rusos y que ocultan los multimedia occidentales) entre Washington y Moscú en la fractura tectónica geopolítica de Irán. Desarrollaré luego los dos rubros regional y global con enfoque geopolítico.

Conclusión: En medio de la grave crisis financiera a los dos lados del Atlántico norte, EU-GB-OTAN-Israel profundizan su guerra de baja intensidad contra Rusia y China en los teatros de Siria e Irán.