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Con hierro se favorece la floración de fitoplancton capaz de captar CO2, según estudio

La fertilización de los océanos abre vías contra el calentamiento del orbe

Una especie de algas atrapa el dióxido de carbono en la superficie del mar; al morir se hunde y buena parte queda en la profundidad, lo que contribuye a mantener la temperatura a un nivel que facilita la vida

 
Periódico La Jornada
Jueves 19 de julio de 2012, p. 2

París, 18 de julio. Experimentos para fertilizar los océanos con hierro, para favorecer la floración de fitoplancton capaz de captar C02 en el fondo marino, muestran nuevos caminos para luchar contra el calentamiento del planeta, pese a que existen numerosas interrogantes, según un estudio divulgado el miércoles en la revista Nature.

La fertilización del océano con componentes a partir de hierro ha logrado la floración de fitoplancton, dominado por complejos de especies microscópicas, arrastrando una cantidad considerable de dióxido de carbono hacia los fondos de los océanos, subraya el equipo de investigadores.

Se trata de una de las mayores y más detalladas pruebas de la llamada fertilización del océano, práctica prohibida por la legislación internacional, pese a que la investigación está permitida.

Mientras los científicos del mundo entero buscan los medios de almacenar y neutralizar el carbono, uno de los principales gases de efecto invernadero, causante del calentamiento del planeta, la experiencia realizada en 2004 en los mares australes por un equipo dirigido por Victor Smetacek, del Instituto de Investigación Marina de Bremerhaven, en Alemania, no ha logrado evaluar con exactitud la duración de este secuestro de carbono.

Las cinco semanas de observación que pasó en la Antártida han mostrado que la floración de la diatomea (algas unicelulares microscópicas) estaba en su apogeo cuatro semanas después de la fertilización. Posteriormente se produjo una mortalidad importante de gran número de especies de diatomeas, que formaron masas viscosas de elementos, entre ellos materia fecal del zooplancton, que caían rápidamente al fondo del océano.

“Todos estos elementos y múltiples pruebas –cada una con un enorme grado de incertidumbre– nos conducen a la conclusión de que al menos la mitad de esa biomasa se ha ido mucho más allá de los mil metros de profundidad y que una proporción sustancial sin duda ha llegado al fondo del océano austral”, aseguraron los investigadores.

Así, la floración de fitoplancton fertilizado con sulfato de hierro puede captar carbono a escalas de tiempo calculadas en siglos en las capas de agua hasta por encima de los fondos marinos e incluso durante más tiempo en los sedimentos de estas profundidades, agregaron.

Resumiendo los resultados de este estudio, Michael Steinke, de la Universidad Británica de Essex, explicó: “Como las plantas en tierra firme, el fitoplancton, procedente de la fotosíntesis, que flota en el mar, capta C02 en la superficie del océano y cuando el fitoplancton muere, se hunde al fondo del océano donde buena parte queda presa en los sedimentos profundos durante algunos años”.

Esta transferencia de CO2 contribuye, según él, a mantener la temperatura ambiente a un nivel que facilita la vida en nuestro planeta.

¿Abrirá esto la vía a métodos de ingeniería a gran escala que utilicen la fertilización del océano para atenuar el cambio climático?, se preguntó. Sin duda no, porque encontrar el lugar adecuado para tales experimentos es difícil y resulta caro, respondió.

En 2007, los expertos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza advertían de los riesgos de esta técnica, sobre todo para el entorno marino, aspecto ausente del estudio publicado este miércoles.