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Participó en el ciclo Compositores mexicanos contemporáneos en la Fonoteca Nacional

Mi música no ha llegado al país, pero lo intento, aseveró Hilda Paredes

“Tengo casi una década tratando de traer mi ópera El palacio imaginado”, dijo la autora

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Hilda Paredes, en la sesión que formó parte del ciclo Compositores mexicanos contemporáneos, en la Fonoteca Nacional, cuya conducción estuvo a cargo del especialista Theo HernándezFoto Luis Humberto González
 
Periódico La Jornada
Domingo 8 de julio de 2012, p. 5

El refrán de que nadie es profeta en su tierra queda más que justo para Hilda Paredes. Aunque es una de las compositoras mexicanas más prestigiadas e interpretadas hoy día en el mundo, su música es poco tocada y difundida en el país. Y no es porque a ella no le haya interesado, según aclaró.

Que mi música no llegue aquí no es porque yo no lo intente, explicó. “Tengo casi una década tratando de traer (mi ópera) El palacio imaginado; la he propuesto a numerosos directores en la Universidad Nacional (Autónoma de México), a los festivales Cervantino y del Centro Histórico, la Ópera de Bellas Artes, pero no hay interés. No soy productora y debo continuar haciendo mi trabajo”.

El anterior fue uno de los puntos abordados por la creadora poblana durante una charla pública efectuada la noche del martes en la Fonoteca Nacional, en la que también se refirió a la influencia que en ella tuvo la música del norte de la India, su visión romantizada de México, su trabajo con las lenguas indígenas del país y la cercanía de su quehacer con la poesía.

La sesión formó parte del ciclo Compositores mexicanos contemporáneos, cuya conducción estuvo a cargo del especialista Theo Hernández, quien a lo largo de casi dos horas alentó a la compositora a hablar de diversos pasajes de su quehacer.

Interés por la lengua maya

Hilda Paredes resaltó lo determinante que fue para ella salir del país y realizar sus estudios de especialización en Gran Bretaña, donde reside desde 1979 y ha sido la plataforma para que su trabajo sea interpretado por algunos de los grupos más importantes del panorama mundial, entre ellos el Cuarteto Arditti, el Ensamble Modern, la London Sinfonietta y el Neue Vocalsolisten.

Mi trayectoria es un poco extraña, porque he estado con un pie en cada lado del Atlántico: uno en México y otro sobre todo en Inglaterra. Haberme formado allí me dio la posibilidad de tener contacto con muchas culturas. Su vida musical era muy rica en los años 80, muy llena de expresiones culturales de todo el mundo.

Fue de esa manera, contó, que pudo escuchar por vez primera músicas tradicionales del Japón, de Indonesia, pero sobre todo destacó su enamoramiento por la música de India, en particular la de la danza del norte de ese país.

Esto me marcó profundamente y me abrió muchas puertas para explorar y desarrollar mi propio lenguaje. Con ello no quiero decir que he tratado de recrear y de poner el traje indio a mi música. Mi interés, fundamentalmente, fue tratar de comprender cómo estaba estructurada esta rítmica tan refinada y tan diferente de la tradición musical europea, indicó.

Otro aspecto tratado por la compositora fue su relación con México, sobre la cual admitió que es un tanto romantizada, debido a que son ya muchos los años que decidió vivir en otras tierras y eso cambia la percepción.

Destacó que en lo musical, lo primero que comenzó a interesarle de ese vínculo fue la lengua maya, debido a que la hablaba su abuelo, quien creció en el campo de Yucatán: Eso me llevó a interesarme en ese idioma y por eso mismo muchas de mis obras tienen títulos en esa lengua.

Ese interés, prosiguió, la llevó a explorar la posibilidad de tomar textos antiguos mayas y llevarlos al terreno de la música: después se interesó por hacer lo propio con otras lenguas indígenas.

Explorar el habla autóctona se despertó aún más cuando decidió residir una época en México, en los albores de los años 90 del siglo pasado, y le tocó vivir el alzamiento zapatista en Chiapas, lo cual la puso en contacto con aspectos muy profundos de la cultura y la sociedad nacionales, según aclaró.

Interesada por la poesía desde la adolescencia, Hilda Paredes decidió trabajar de manera conjunta con poetas indígenas contemporáneos y fue así que escribió su ópera El palacio imaginado, la cual incluye poemas en mazateco de Juan Gregorio Regino y en maya de Briseida Cuevas Cob.