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Demián Bichir regresa el viernes a las salas estadunidenses con cinta de Oliver Stone

Salvajes muestra la corrupción en EU y México por el narcotráfico

Me pareció una historia hecha a la medida del realizador, porque pone el dedo en la llaga cada vez que puede, comentó el actor

“Aunque a los cárteles mexicanos les interesa quedarse de su lado, no están tan alejados de California, donde se cultiva la mejor yerba que he probado”, dice el cineasta

 
Periódico La Jornada
Miércoles 4 de julio de 2012, p. 8

Miami, 3 de julio. El actor mexicano Demián Bichir volverá esta semana a los cines estadunidenses con Salvajes (Savages), cinta que según él acierta en mostrar la corrupción reinante en Estados Unidos y México por el narcotráfico y es una historia a la medida de su admirado director Oliver Stone.

Bichir, a quien una postulación al Óscar este año por su protagónico en Una vida mejor le reditúa en Hollywood, contó que antes de que Stone le ofreciera el personaje del narcotraficante Alex él ya había leído el libro homónimo que inspiró la película, escrito por el estadunidense Don Winslow.

Incluso, Oliver Stone me dijo que me quería como parte de su reparto sin haber terminado el guión ni tener muy claro quiénes serían los otros protagonistas, dijo el actor de 48 años sobre la película, que se estrenará el próximo viernes en Estados Unidos y Canadá. En el elenco figuran Benicio del Toro, Salma Hayek, Taylor Kitsh y Blake Lively.

Me pareció desde el principio una historia hecha a la medida de Oliver Stone, porque él es siempre muy político y pone el dedo en la llaga cada vez que puede, apuntó.

Ideal, trabajar con el director

Según Bichir, el hecho de que haya podido plantear de manera muy clara la teoría de que hay corrupción en los dos países y de que hay altos mandos coludidos con el crimen organizado en los dos hizo que le pareciera ideal actuar bajo su dirección.

El actor, quien encarnó a Fidel Castro en Che, parte 2, historia de Steven Soderbergh sobre el revolucionario Ernesto Che Guevara, dice que no está atento a la crítica, en parte porque hay cosas de las que no se puede tener el control, y porque hay muy pocos críticos (de cine) respetables.

El crítico Todd McCarthy en The Hollywood Reporter, coincidiendo con Variety, sostuvo: “Salvajes representa la resurrección parcial (del Stone) más alucinante, violento, sexual y, en una sola palabra, el lado salvaje”.

Bichir apuesta a que “va a haber mucha gente que no vea el fenómeno (del que se habla en la trama) desde un punto de vista más amplio; que va a criticar que se pinta a México de manera muy dura.

Sin embargo, se pinta a Estados Unidos con la misma rigidez, por eso me parece una obra importante, porque describe algo que nos ha tocado de cerca en estos tiempos, dijo.

El filme cuenta con aciertos de producción que conectan al auditorio con situaciones, personajes y paisajes de postal o noticieros: desde un par de jóvenes típicos de la costa de California, una niña rica y alternativa –pero interesante–, con códigos muy propios de Los Ángeles, hasta una narcotraficante excéntrica con gustos de nueva rica.

Para encarnar al personaje de Alex, Bichir dijo haber tenido muchísimas referencias. La mayoría son muy claras, no sólo porque nací y crecí en México y he vivido allí toda mi vida también, sino porque está a la mano de todos.

A la pregunta sobre las escenas que describen las venganzas sangrientas de las organizaciones criminales, respondió: Está a la vista. Tú lo que tienes que hacer es informarte y estar al tanto de lo que da vueltas en el mundo para darte cuenta de cómo es.

Bichir, quien ya trabajaba en Salvajes cuando fue postulado al Óscar, en enero, se prepara ahora para actuar en Machete Kills, segunda parte de Machete, de Robert Rodríguez, y Words With Gods, codirigida por Guillermo Arriaga, en la que el actor mexicano comparte cartel con Emir Kusturica.

El protagonista de la ya clásica película mexicana Sexo, pudor y lágrimas (1999) asegura, sin embargo, no saber lo que es estar en una “zona de comodidad como actor.

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Demián Bichir y su esposa, Lisset Gutiérrez, a su llegada al estreno del filme en Los ÁngelesFoto Reuters

Cada vez que siento que voy a entrar en ella, trato de salirme y también de generar yo mismo elementos que me incomoden, dijo, adelantando que para finales de año tiene previstos dos trabajos con directores que lo quieren en sus operas primas.

En Salvajes, Oliver Stone retrata la batalla sin tregua, aunque todavía hipotética, entre los neojipis en California y un cártel de la droga mexicano que busca establecerse en el otro lado de la frontera.

El cineasta rencuentra en la película la energía que había perdido en Wall Street 2 (2010) y vuelve a tocar un tema –la droga– recurrente en su filmografía desde Expreso de medianoche (1978) y Scarface (traducida como Caracortada o El precio del poder, 1983), para las cuales también escribió el guión.

En su nueva cinta, Stone pone en escena a tres neojipis californianos: Ben (Aaron Johnson), Chon (Taylor Kitsch) y Ophelia (Blake Lively), quienes comparten su vida entre el surf, la mariguana, las compras, los ménage à trois y una floreciente empresa de cultivo de cannabis.

Es una vida muy agradable, hasta el día en que el cártel de Elena (Salma Hayek) quiere meter mano en su negocio y les propone una alianza. Ben y Chon se niegan y los esbirros de Elena (interpretados por Benicio Del Toro y Demian Bichir) secuestran a Ophelia para ejercer presión.

Los dos jipis deciden entonces tomar las armas y emprender una guerra a muerte.

Es una ficción, una situación hipotética, dijo recientemente Oliver Stone en la presentación del filme en Beverly Hills.

“No es Traffic (de Steven Soderbergh, 2000), una cinta formidable, pero mucho más cercana a un documental. Salvajes es una ficción y lo que cuenta aún no ha pasado”.

Como es su costumbre, Stone se documentó y entrevistó a mucha gente durante la preparación de la película. Aún no hay ninguna señal de violencia importante (vinculada con las drogas) del lado estadunidense. Nada muy grande, señaló al comparar los 60 mil muertos en México por la guerra contra los cárteles.

“A los cárteles mexicanos les interesa quedarse de su lado de la frontera, porque si vinieran aquí (a California) tendrían muy mala publicidad y sufrirían las consecuencias.”

Los mejores laboratorios

Reconoce, no obstante, que los cárteles no están totalmente ausentes del mercado californiano. “Están (en California), cultivan cannabis, se sabe, ha habido arrestos, y quizás tienen acuerdos, porque los mejores laboratorios del mundo están aquí”.

Este decidido partidario de la despenalización de las drogas no ahorra elogios para la cannabis californiana, cuya venta está autorizada en el estado para fines terapéuticos.

Tenemos aquí productores independientes para un mercado de escala humana, y son gente de bien, dijo. Cultivan una yerba formidable, la mejor que haya fumado en 40 años.

Si el corazón de Oliver Stone se inclina claramente en favor de los neojipis, su ojo de cineasta se complace en desestabilizar su pequeño mundo al sumergirlos en una cruda violencia.

Para encarnar a la despiadada madrina del cártel eligió a Salma Hayek, ataviada para la ocasión con una peluca oscura al estilo Cleopatra.

Es un hueso duro de roer, dijo Stone sobre la actriz de 45 años, y contó que Hayek le reclamó que no le hubiera hecho una audición para U Turn (Camino sin retorno o Giro al infierno, 1997) y le hubiera dado el papel a Jennifer López.