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Roberto Parodi participa en ciclo auspiciado por el museo

Reinterpreta pintor esculturas del acervo permanente del Munal

Exhibe 12 óleos y traslada 8 obras de lo tridimensional a lo bidimensional

 
Periódico La Jornada
Miércoles 4 de julio de 2012, p. 7

El pintor Roberto Parodi (DF, 1957) es el segundo artista contemporáneo, vivo que participa en un ciclo de exposiciones iniciado hace tres años por Roberto Cortázar, que implica una reinterpretación de obras de la colección permanente del Museo Nacional de Arte (Munal).

Para Alba de óleo: color de piedra, exposición de 12 óleos de Parodi y ocho piezas del Munal, el artista, en vez de utilizar obra del acervo pictórico, dirigió su atención a la escultura del siglo XIX y principios del XX, como punto de partida.

Respecto de la sección escultórica del acervo del Munal, que tiene su comienzo en la época virreinal, esta disciplina fue relevante en el inicio de la academia. Y, muchas de estas piezas van de la Academia de San Carlos al Museo de San Carlos y finalmente al Munal, expresó Parodi.

Sobre su preferencia por la escultura, el entrevistado asegura que fue una cuestión meramente visual en inicio. Después, me interesaron ciertos temas pero, más que nada, era como tratar esas formas que me llamaron la atención desde el principio y, sobre todo, cómo trasladar lo tridimensional a lo bidimensional.

Por otro lado, en vista de que son conceptos neoclásicos, o clásicos, algunos ya del romanticismo, son esculturas con un rigor que se llevaba en la época en la academia. Desde mi punto de vista es interesante llevar eso a una nueva visión.

Las esculturas que Parodi escogió son Un pescador (1858), de Agustín Franco, yeso patinado; Escultura para el sepulcro de Julio Ruelas, sin fecha, de Arnulfo Domínguez Bello; La ninfa y el amor (1877), de Gabriel Guerra, yeso patinado; San Sebastián (ca. 1830), de José María Labastida, relieve en mármol; Alegoría de la Constitución de 1824 (1832), de Labastida, yeso patinado; Gladiador frigio (cerca 1830), de José María Labastida, talla en mármol; Isaac (cerca 1861), de Epitacio Calvo, yeso patinado, y Un atarrayador (1875), de Gabriel Guerra, yeso patinado.

Parodi siempre se ha interesado en la pintura de todos los tiempos, sobre todo en esos sistemas académicos que se llevan desde que ésta existe. Lo que menos quiso fue acercarse a ese mimetismo de la escultura. En eso consistió el reto del proyecto. Trabajó tanto con las obras mismas como mediante la fotografía. Le importaba saber sentir, digamos, darle la vuelta a la pieza escultórica, pero también como referencia temática y formal por medio de una imagen fotográfica.

Llevar lo tridimensional a la bimensionalidad podría constituir una pérdida, sin embargo, Parodi lo ve como una interpretación distinta. Aprendí a ver escultura, no obstante que ya había visto piezas originales en el Museo Nacional de Antropología, con la gran pieza del jaguar azteca. Cuando me di cuenta y no retiré la vista, entendí lo que era el volumen de la escultura, la fuerza expresiva.

Es posible que una de las pinturas incluida en Alba de óleo... se incorpore a la colección permanente del Munal (Tacuba 8, Centro Histórico).