Opinión
Ver día anteriorMartes 3 de julio de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

Frase lapidaria

Arribo débil y acotado

La mano que mece...

H

ubiéramos preferido que ganara el PRI. La frase pegó entre quienes estaban en el café. Un hombre añoso, que hablaba en voz alta, sonora y se decía priísta, se miraba molesto y repetía una y otra vez: Hubiéremos preferido que ganara el PRI, pero nos ganó la tele.

El hombre se dio cuenta de que todos los que le rodeaban, en otras mesas, estaban pendientes de lo que decía, y de pronto, sin más, quedó en silencio, ya no volvió a proferir palabra, pero sus frases estaban en el ánimo de todos los que lo escucharon. No había regreso.

Los comentarios que siguieron se dieron en voz baja. De cualquier forma la elección del domingo tenía inquietos a muchos, no sólo en el café. Los comentarios iban y venían. Los datos, ciertos o no, que se expresaban en muchas partes, señalaban puntos de vista que salían de las diferentes convicciones, pero en cada caso siempre quedaba un ambiente sombrío.

Y es que parece que lo más grave del ejercicio electoral es eso, el desánimo en el que podría caer la gente. La desmovilización que podría traer el resultado que han lanzado las autoridades electorales y las prisas, por ejemplo, de Felipe Calderón, por proclamar triunfador a Enrique Peña Nieto.

El mexiquense podría llegar a la Presidencia muy débil, con un país y un Poder Legislativo muy dividido, y ello lo obligará a buscar más apoyos de quienes, se supone, son sus principales respaldos: algunos medios de comunicación; con lo que el poder residiría ya no en Los Pinos, sino en alguna oficina de avenida Chapultepec, por ejemplo.

El asunto es serio porque se habla ahora de que la decisiones que afecten al país, como el futuro del petróleo, estarían en manos de los poderes fácticos, que desde hace rato tienen como único proyecto desmantelar la única fuente de riqueza que aún reside en los habitantes de este país.

Eso y otras cosas más tomarían un curso, hasta donde se ve, perjudicial para el país. Eso quedó claro para los habitantes del Distrito Federal, que votaron mayoritariamente por Andrés Manuel López Obrador. Las cifras son contundentes: el candidato de las izquierdas obtuvo más de un millón de votos (equivalentes a casi 26 por ciento) sobre el candidato del PRI.

Está claro, el PRI en el Distrito Federal sólo podría obtener una delegación y no logrará ni una diputación uninominal. Ese panorama marca una diferencia que debe analizarse de todas formas, pero el hecho es sólo uno: el PRI no existe en la capital de México.

Desde luego el DF no es todo el país, y por eso cabe hacer una reflexión seria sobre lo que arrojó la votación en la ciudad, donde, desde luego, se sientan bases para iniciar un nuevo movimiento que jale a otras entidades, cuando menos para la reflexión de todos.

En fin, la elección presidencial será impugnada. Las razones se esgrimieron desde hace buen rato. Aquí mismo señalamos, hace algún tiempo, que la decisión de llevar a Peña Nieto a Los Pinos ya se había tomado y que la votación sólo significaba un mero trámite que tenía que cumplirse. Así lo expresaron también los jóvenes que marcharon por las calles de la ciudad, que ahora buscan conformar su propio movimiento para que sus voces sean escuchadas.

El PAN se fue, tal vez le quede una delegación, pero está desfondado. Nada más.

De pasadita

En las delegaciones del Distrito Federal la cosa no está muy clara, cuando menos en dos de ellas: Cuajimalpa y Benito Juárez. Pero hay atrás del telón de este ejercicio ciudadano, la elección, una serie de historias, algunas peligrosas, de las que ya les estaremos informando en la próxima entrega. Como adelanto, las negociaciones de René Bejarano. Ya lo verán.