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Conocidas como sonidos biaurales, pueden ocasionar cambios de conducta: experta

Las drogas virtuales o auditivas, nueva adicción entre los jóvenes

Las producen por medios digitales, en diferentes frecuencias, y les agregan cualidades para imitar el efecto de estimulantes, explica la investigadora Gabriela Armas Castañeda

 
Periódico La Jornada
Martes 3 de julio de 2012, p. 2

Las drogas virtuales son una nueva adicción para los jóvenes; de no atenderse pueden llevarlos al aislamiento, a descuidar sus relaciones interpersonales e incluso a ser individuos susceptibles a padecer estados alterados de la conciencia, alertó Gabriela Armas Castañeda, investigadora del Departamento de Siquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina (FM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Esos estimulantes, también conocidos como drogas digitales o auditivas, actúan por medio de un mecanismo descubierto en 1939 por el investigador alemán H.W. Dove, quien identificó algunos sonidos llamados biaurales, que pueden provocar cambios en la conducta, explicó la especialista.

Se trata de sonidos colocados en diferentes niveles, de modo que quien los escucha capta uno con cada oído; al identificarlos por separado, el cerebro trata de procesarlos y crea la onda biaural, lo que no ocurre si se oye cualquier ruido en general, precisó.

Esos sonidos tampoco se presentan regularmente en la naturaleza, pues se producen por medios digitales o por algunas máquinas. Al llegar al oído con distintas frecuencias, provocan reacciones diferentes y por eso se deben escuchar con audífonos, indicó la especialista en adicciones.

Los biaurales no son drogas en sí, pero hay quienes se dedican a diseñar sonidos con esas características, además de agregarles cualidades que tratan de imitar el efecto de otros estimulantes. Existen páginas como I-Doser, que se pueden instalar de forma gratuita, es legal y las descargas de las grabaciones cuestan de 20 a 200 pesos, explicó.

Los jóvenes están más expuestos a esos estímulos por estar más en contacto con Internet, o porque quieren experimentar con alguna sustancia sin ser descubiertos, comentó.

Armas Castañeda reconoció que hasta ahora hay poca investigación al respecto. Lo que se sabe es porque la gente sube sus experiencias a blogs, Facebook o Twitter.

Algunos aseguran que consiguen experimentar los efectos después de escuchar los sonidos 15 o 30 minutos; otros mencionan que no sienten nada, incluso los perciben como algo molesto, refirió.

El riesgo de estos estímulos es que al imitar los efectos agudos de las drogas pueden provocar alucinaciones y crisis convulsivas en individuos susceptibles, lo que sería peligroso, pues se podría desencadenar un estado epiléptico, una convulsión muy prolongada con consecuencias severas, acotó.

No obstante, aclaró, para causar adicción debe haber dos condiciones: que la persona tenga el comportamiento compulsivo de bajar música, y que sienta la necesidad física o sicológica de escucharla la mayor parte del día.

Aunque se piensa que los sonidos biaurales llevados a una forma extrema al parecer provocan efectos de intoxicación similares a los de las drogas, aún es complicado saber cuánto tiempo tiene que pasar, cuántas administraciones, o qué tan vulnerable debe ser un cerebro para que se provoque daño, aseveró.

Lo que sí se infiere es que puede dañar, porque quienes se los administran son muy jóvenes, de entre 13 y 17 años, y no tienen la madurez cerebral que se adquiere en la etapa adulta, advirtió la especialista en neurosiquiatría.

Compulsión

Como en todos los problemas de estupefacientes, el comportamiento de los jóvenes que usan las drogas virtuales empieza a modificarse. Tienen actitudes compulsivas, es constante que bajen ese tipo de música, incluso empiezan a pagar para conseguirla; también comienzan a aislarse, porque para conseguir un mejor efecto deben estar en un ambiente relajado, acostados, con los audífonos puestos y los ojos cubiertos, explicó.

Escuchar esos estímulos les quita mucho tiempo y por lo mismo descuidan la escuela, las amistades, las relaciones familiares y de pareja. Además, quienes ya tienen algún trastorno siquiátrico, como esquizofrenia o bipolaridad, son más vulnerables.

Lo importante, recomendó, es tener comunicación con los hijos, explicarles que esa música puede generar problemas de adicción.

También es recomendable el apoyo sicológico y siquiátrico, pues por lo regular en estas conductas hay otro conflicto de fondo, como personalidad dependiente, depresión o dificultades familiares, entre otros, concluyó Armas Castañeda.