Sociedad y Justicia
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Emborracha a los menores y los lleva a su cuarto, advirtieron en Oaxaca

Desde 2009 se avisó a obispo sobre abusos del cura Gerardo Silvestre
 
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de junio de 2012, p. 44

La primera carta dirigida al arzobispo José Luis Chávez Botello para denunciar al cura Gerardo Silvestre Hernández (acusado de cuando menos 45 agresiones sexuales contra niños y jóvenes indígenas de Oaxaca) fue fechada el 9 de junio de 2009.

Veinticinco habitantes de San Ildefonso Villa Alta, a nombre de la Coordinación General de Pastoral y la Comisión de Católicos y Más, explicaban: Como es sabido de usted, desde el momento en que se hizo el cambio (de párroco) en marzo pasado, hubo inconformidad de los fieles católicos, ya que se sabía que el padre Gerardo presentaba defectos en su conducta, por los cuales tuvo diferentes problemas en la parroquia de Santiago Camotlán y en la siguiente a la que fue asignado antes de llegar a San Ildefonso.

Ahora, expresaron en el documento –del que se tiene copia, como del resto de los aquí citados–, tenemos a un sacerdote que en la pasada celebración de Semana Santa, al momento de terminar de dar la comunión frente al altar y ante toda la asistencia, toma a broma las cosas sagradas y con risa hace señas de salud con el cáliz a los apóstoles, viendo esto mal la gente, pues sabemos que le gusta el licor y se le ha visto tomado en esta y otras comunidades. También se quejaron de que GSH había cancelado el uso de una cancha de futbol, aunque sí permitía entrar a otros jóvenes que no lo practican, pero sí se ponen a tomar con él, y acaban en sus habitaciones.

Tres días después, el profesor del lugar, Juan Gómez D., comunicó al diácono de la parroquia de Santiago Camotlán las inmoralidades y el daño sicológico que causó el anterior sacerdote (si es que se le puede llamar así), el C. Gerardo, a los niños y jóvenes de la comunidad, y que por motivo de seguridad e integridad física omito sus nombres. En una plática con los niños me comentaron que les hacía caricias obscenas y jugueteaba con ellos. En mi carácter de profesor, les prohibí que se acercaran a él cuando viniera a la comunidad.

Después le platicaron que el cura señalado había estado en fiestas de la comunidad y había tenido relaciones homosexuales con algunos de ellos. Pero, debido a que no hay comunicación constante con sus padres, no tuvieron confianza para platicárselos. El profesor Gómez pidió castigo ejemplar, porque lo más triste de todo es que nada más lo cambian de comunidad y adonde llegue va a seguir haciendo de las suyas. Dijo enviar el documento porque la gente de la comunidad es muy humilde y no se atreve a hablar.

El 22 de diciembre de 2009, mediante el oficio 111/2009, fue enviada al arzobispado de Oaxaca la solicitud de remoción inmediata del sacerdote Gerardo Silvestre, pues en la presidencia municipal se habían recibido reportes de la ciudadanía que han observado a jóvenes menores de edad en estado de ebriedad dentro de la casa parroquial, situación que en su momento ha sido confirmada por el síndico municipal; ante tal circunstancia (...) solicitamos la remoción del mencionado cura, para evitar un problema mayor con nuestros jóvenes y con la sociedad en general, por lo que le agradeceremos su intervención inmediata, evitando así se tomen medidas extremas. Firman: el presidente, Absalón S. Solano Pacheco; el síndico municipal, Donaciano Hilario Cecundino (sic), los regidores Pedro Galván, Amos Vázquez, Eliel Juárez y Carlos Sandoval, y el director de acción social, Martimiano (sic) González. El documento tiene al final una inscripción: Recibí, una firma ilegible que al principio lleva una pe mayúscula, como usan quienes se hacen llamar padres, y Sec. Canciller.

El 18 de febrero de 2010, en San Ildefonso Villa Alta, ante el síndico municipal Hilario Cecundino, en funciones de auxiliar del Ministerio Público, María del Carmen Santos Sandoval declaró que el día anterior su hijo, cuyo nombre asentó, con la edad de 14 años y el cual es estudiante, se ausentó de mi domicilio aproximadamente a las nueve de la noche, regresando hasta la una de la mañana. Ella lo buscó por el poblado, sin encontrarlo, y cuando al fin llegó a la casa vio su estado de ebriedad, por lo que con mayor razón lo cuestioné sobre dónde había estado; dijo que había estado con el sacerdote (GSH), viendo películas y consumiendo cervezas.

Justicia, en tiempo y forma: el Vaticano

Otros curas que conocieron de los conflictos y abusos causados por Gerardo Silvestre expusieron el caso personalmente frente al arzobispo Chávez Botello en el mismo 2009. Desatendidos y castigados algunos de ellos, recurrieron a la Congregación para la Doctrina de la Fe y recibieron, en febrero de 2011, el oficio 463/2010-34602, desde el Palazzo del S. Uffizio, en Ciudad del Vaticano, notificándoles que de la investigación llevada a cabo no se desprende que el rev. Silvestre haya cometido los delitos que se le imputan. Además, “las provisiones canónicas y pastorales tomadas por S.E. Mons. José Luis Chávez Botello, al momento de recibir noticias de los posibles delitos contra menores –adjudicados al reverendo–, responden en tiempo y forma a los principios básicos de la justicia, la protección de las presuntas víctimas y la preservación del bien común de la Iglesia”. No habiendo denuncia verosímil, la causa fue desestimada en su mérito.

Diez sacerdotes oaxaqueños de la región indígena apelaron esa resolución y están en espera de lo que resuelva el Vaticano. Mientras tanto, en mayo pasado el cura Silvestre fue acusado de abuso sexual contra un niño de nueve años, cometido en 2006 en una parroquia distinta a las aquí mencionadas. Otros dos jóvenes se animaron y dijeron haber sufrido lo mismo. Y aquí fueron dados a conocer los detalles, tomados de documentos formales y videos, de las denuncias de 10 sacerdotes ante su arzobispo y el Vaticano, a lo largo de años en que hubo cuando menos 45 agresiones sexuales contra niños y jóvenes de zonas indígenas oaxaqueñas.