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En contraste, el gobierno estatal panista abrió otro recinto con el mismo nombre

El Museo de Arqueología del Occidente, sometido al abandono

Necesita con urgencia $500 mil para nueva museografía y limpieza, indica titular del Instituto Jalisciense de Antropología e Historia

Sin respuesta, petición de recursos dirigida al INAH

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El Museo de Arqueología del Occidente, ubicado en el parque Agua Azul, en Guadalajara, posee un acervo de valiosas piezas milenarias, como la de la imagenFoto Mónica Mateos
Enviada
Periódico La Jornada
Martes 15 de mayo de 2012, p. 4

Guadalajara, Jal. Acróbatas, chamanes, animales fantásticos, enanos mágicos, danzantes, sensuales figuras femeninas, más de un millar de hermosas piezas de arte prehispánico, así como material paleontológico, provenientes de la región occidental del país, algunas con miles de años de antigüedad, se exhiben en vitrinas rotas, entre polvo y telarañas, en el Museo de Arqueología del Occidente, ubicado en el parque Agua Azul de esta ciudad.

El abandono e indiferencia del gobierno del estado a uno de los recintos pioneros en la protección y resguardo del patrimonio arqueológico nacional se acentuó el año pasado, cuando se dio a conocer que en el recién restaurado edificio conocido como La Quinceava (porque fue sede de esa zona militar), ubicado en el Centro Histórico de la capital de Jalisco, en la calle Zaragoza, se instalaría, ni más ni menos, un museo de arqueología del Occidente.

Mismo nombre, pero ninguna relación entre ambos espacios. Mientras el primero, de larga tradición entre la ciudadanía, fue fundado en 1959 por el escritor Agustín Yáñez (cuando fue gobernador de Jalisco), el segundo fue una iniciativa del actual mandatario estatal, el panista Emilio González Márquez, con una inversión de al menos 171 millones 679 mil pesos.

Piezas únicas

El museo de Agua Azul requiere de manera urgente 500 mil pesos para una nueva museografía y limpieza, señala Juan Gil Flores, director del Instituto Jalisciense de Antropología e Historia (IJAH), instancia de la que depende administrativamente. Pero ni el gobierno del estado ni el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a los que se han solicitado recursos, dan respuesta a la petición.

Resguarda piezas únicas, provenientes de Colima, Michoacán, Nayarit, Sinaloa y Jalisco. Es muy visitado por estudiantes, desde prescolares hasta universitarios, pero la información de las fichas en cartulinas, pegadas con cinta adhesiva, es deficiente. Nadie vigila el paso de los visitantes por la salas; varios objetos están a la mano, en mesas o de plano en el piso.

El museo, en la calle de Zaragoza, a cargo de la Secretaría de Cultura de Jalisco, abrió sus puertas sin acervo propio. Fue uno de los grandes proyectos tapatíos para los festejos del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución.

Luego de exhibir a finales de 2011, de manera temporal, la colección Rostros de la divinidad: los mosaicos mayas en piedra verde, en lujosas vitrinas, los primeros meses de este año el majestuoso edificio del siglo XVIII se quedó vacío.

Apenas el 19 de abril se inauguró otra muestra: Inspiración en barro: arte y cultura de la muerte, Colección Collignon, conformada por sólo 200 piezas y reliquias funerarias pertenecientes a la llamada tradición de tumbas de tiro del Occidente, la cual permanecerá en exhibición pocas semanas.

No cuenta con un plan anual de exposiciones, aunque algunos funcionarios hablan de dos exhibiciones más este 2012, una sobre banderas y otra de planos ferroviarios.

El edificio no ha sido habilitado del todo para ser museo. De acuerdo con declaraciones a La Jornada Jalisco del director actual del recinto, Alejandro Levario, el proceso de remodelación de las instalaciones que se inició en mayo de 2011 apenas lleva un avance cercano a 40 por ciento, debido a cuestiones de carácter presupuestal, y no se puede calcular cuándo terminarán.

El público acude al edificio La Quinceava pensando que el museo arqueológico del parque Agua Azul fue trasladado al Centro Histórico, pero al llegar y no encontrar nada, regresa con nosotros, manifiesta Gil Flores.

En entrevista con este diario, el director del IJAH señala que las autoridades de la Secretaría de Cultura estatal “van a tener que rectificar el nombre del museo de la calle de Zaragoza, porque hay mucha confusión. Cuando la noticia de su apertura salió en los periódicos me llamaron va-rias personas para felicitarnos, nos decían: ‘por su labor de tantos años, se lo merecen’. Pero tuve que hacer las aclaraciones. Por eso, por salud, deben hacer el cambio.

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Figuras prehispánicas pertenecientes al acervo del Museo de Arqueología del Occidente, ubicado en el parque Agua Azul, recinto que no recibe apoyo financiero oficialFoto Mónica Mateos

Ellos apenas andan queriendo tener un acervo; parece que algo les prometió el INAH, pero no tienen nada. No estoy muy enterado, porque no tenemos relación. En cambio, nosotros contamos con un acervo de mil 350 piezas, aunque no todas en exhibición. Somos un museo más enfocado al público estudiantil, aunque no por eso dejan de venir turistas y público en general. Normalmente nos visitan estudiantes de diseño, de arquitectura, de turismo, pero en estos días hemos recibido jóvenes de medicina y enfermería, porque ahora les dan la materia de antropología física y para entrarle de lleno tiene que ver una colección muy hermosa que tenemos de arqueopatología.

De acuerdo con declaraciones hechas a la prensa tapatía en mayo de 2011 por el titular de la Secretaría de Cultura Jalisco, Alejandro Cravioto, el director del INAH, Alfonso de Maria y Campos, les ofreció una colección muy selecta, estudiada, muy importante de piezas de arqueología de la zona para el nuevo Museo de Arqueología del Occidente, así como algunas piezas de la pinacoteca del Museo Regional de Guadalajara.

El titular del INAH, dijo entonces Cravioto, también les ofreció 20 millones de pesos para Jalisco, cifra que se repartiría entre el Museo de Historia del Occidente (otro nombre alternativo del nuevo recinto) y el Fideicomiso de Arqueología; asimismo destacó que se invertirían 12 millones de pesos para los trabajos de museografía y adecuación del inmueble de la calle de Zaragoza.

Ni un solo peso del gobierno

La arqueóloga Martha Lorenza López Mestas Camberos, delegada del INAH en Jalisco, informó a La Jornada que hasta el momento no existe fecha para dotar de un acervo permanente al recinto de La Quinceava. Además, dijo desconocer la existencia de una solicitud de recursos ante el instituto federal por el museo del parque Agua Azul.

Respecto de la situación de deterioro y riesgo de daños que vive la colección que ahí se exhibe, afirmó que recomendará al IJAH que se lleven a cabo trabajos de restauración de algunas piezas, con el apoyo de especialistas del INAH.

El Museo de Arqueología del Occidente de las inmediaciones del parque Agua Azul fue diseñado por el renombrado arquitecto jalisciense Julio de la Peña (1917-2002), por lo que el edificio fue declarado patrimonio cultural del estado.

No obstante, no cuenta con un solo peso de subsidio, sobrevive de los recursos que se dan al Instituto Jalisciense de Antropología e Historia; ha existido y permanecido gracias a la bondad de muchas personas que han ayudado, detalla Gil Flores.

Añade que “arquitectónicamente el recinto no se puede tocar, no sólo por su declaratoria, sino porque no tenemos presupuesto, pero existen proyectos para hacer una extensión en los alrededores, pues hay suficiente terreno.

La zona fue durante muchos años un maravilloso núcleo cultural. Había un teatro del IMSS; estaba la casa de la cultura, una biblioteca pública, el propio museo y el parque, un pulmón de la ciudad. Teníamos entonces la suerte de que los funcionarios encargados de esos espacios tuvieran conocimiento de causa. Hoy el área, que además es bien conocida por la ciudadanía, está abandonada. Las personas que llegan al gobierno deberían tener la inteligencia suficiente para rodearse de personas que sí tengan la capacidad sobre el área que van a trabajar, concluyó el maestro, quien dirigió el Museo de Arqueología del Occidente de 1985 a 2000.