Sociedad y Justicia
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Campesinos y el edil señalan que el fenómeno se aceleró en 2006 tras la crisis financiera

En Valle del Mezquital, zona expulsora de migrantes a EU, se revierte la tendencia

El sitio ya no es símbolo de miseria gracias a las remesas, pero el futuro es incierto, destacan

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Integrantes de grupos campesinos exponen a La Jornada la crítica situación que enfrentan al retornar de Estados UnidosFoto Rosa Rojas
Enviada
Periódico La Jornada
Lunes 14 de mayo de 2012, p. 39

Ixmiquilpan, Hgo., 13 de mayo. En el Valle del Mezquital, una de las mayores zonas del país expulsoras de migrantes a Estados Unidos desde los años 70 del siglo pasado, se ha revertido esa corriente, primero lentamente tras el derrumbe de las Torres Gemelas en 2001 y aceleradamente desde 2006. En años recientes han vuelto unos 20 mil indocumentados a la región, de los cuales alrededor de 6 a 8 mil se concentran en este municipio.

Acá no encuentran trabajo, han caído casi a la mitad los salarios –de 200 pesos diarios que ganaba un empleado en una tienda ahora gana 80 o 100–, ha aumentado la delincuencia y la agricultura ya no da, porque las tierras se han ensalitrado.

Las causas del retorno, entre otras: la crisis económica en Estados Unidos, el cierre de fábricas. Ya no hay trabajo y a los primeros que cortan son a los mexicanos, las leyes antimigrantes, las continuas redadas porque “se juntó la migra con la policía” y el creciente peligro para cruzar la frontera, amén de la nostalgia por la tierra y la familia. El diagnóstico es de dirigentes de organizaciones indígenas y campesinas y de migrantes, entrevistados en diversas comunidades, así como del presidente municipal ixmiquilpense, ingeniero agrónomo, con maestría en ciencias en España, Cipriano Charrez Pedraza (PAN), ex líder del Movimiento Indígena Otomí.

Con matices, todos los y las entrevistadas coinciden en que “el Valle del Mezquital –a 70 kilómetros de la ciudad de México– ya no es el de hace 50 años, símbolo de miseria y abandono de los pueblos indígenas en México”; pero eso no ha sido gracias a los gobiernos sino a que hemos migrado, nos organizamos y con las remesas mejoramos nuestras comunidades y construimos nuestras casas.

Reconocen, sin embargo, que fue importante el aporte del riego de las semidesérticas tierras de la región con aguas negras del valle de México –que acá se inició hace unos 15 años– y permitió mejorar la alimentación e ingresos con el aumento en la producción de granos, así como de hortalizas (pese a que esto último estaba prohibido). El presente es, sin embargo, angustiante y el futuro incierto porque los hombres y mujeres que vuelven, muchos con hijos nacidos en Estados Unidos, tienen pocas oportunidades de ejercer las habilidades adquiridas del otro lado y nulas posibilidades de estudio.

Para este reportaje se entrevistó a los líderes del Consejo Supremo Hñahñu, Fernando Salvador Ramírez, ingeniero agrónomo; Anselmo Durán, presidente regional de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA); Isidro Pedraza y Juan Ortiz, dirigentes estatal y regional de Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina; Antonio Tirado Patiño y Rodrigo Tovar, coordinadores nacional y estatal de la Unión Campesina Democrática.

Asimismo, a la presidenta de la cooperativa de artesanas Ya Muntsi Beña (Mujeres reunidas, en hñahñu), Domitila Martín San Juan, cuatro integrantes de la directiva y a una decena de ex migrantes en Cerrito Capula, Ocotzá, Valle de los Remedios, Cañada Chica, El Alberto Dexthi y la propia cabecera municipal. Se buscó, infructuosamente, a los coordinadores estatal y municipal de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI).

El Valle del Mezquital abarca 26 municipios de Hidalgo y se considera que Ixmiquilpan es el corazón del mismo. Durante el recorrido por la zona se pudo apreciar que el paisaje rural está salpicado de casonas –algunas enormes– que se han construido con las remesas de los migrantes que fueron a Estados Unidos. Muchas copian la arquitectura de las regiones donde trabajaban allá, Florida, Texas, Atlanta, y muchas quedan inconclusas al ser deportados sus dueños, que no encuentran trabajo acá o acceden sólo a empleos informales en la construcción y en la agricultura de subsistencia.

Según Charrez, el municipio cuenta con unos 90 mil habitantes, 60 por ciento indígenas, y hay al menos 20 mil ixmiquilpenses viviendo en Estados Unidos, algunos ya con familia y naturalizados allá.

El presupuesto total del ayuntamiento es de 112 millones de pesos al año, muy poco –dijo– para una población tan grande y con tantas necesidades. No tiene un solo centavo para proyectos productivos. Le apuesta a generar empleos con 34 millones que destinará a construir infraestructura y a impulsar el turismo hacia más de una docena de balnearios comunales de aguas termales que existen en el municipio. También planea construir un parque industrial para atraer fábricas, ya que, dice, actualmente la política oficial para los indígenas es asistencialista: Te dan una despensa y ya no tienes necesidad de trabajar, no se inculca el espíritu emprendedor.

Algunos entrevistados señalaron que aquí lo único que generan empleo son los balnearios, pero sólo para los suyos: ejidatarios y comuneros. El dirigente de la UNTA, Durán, aseveró que los partidos en el gobierno –PRI en el estatal y PAN en el municipal–, privilegian a sus militantes en programas como Oportunidades, Piso Firme, 70 y más y proyectos productivos.

Es difícil que los jóvenes vayan a la escuela porque no hay ingresos suficientes para pagar útiles escolares, transporte, comida, ya que, por ejemplo en Cerrito Capula no hay desayuno escolar ni en la primaria ni en la secundaria. El minifundio y la escasez de agua hacen que la agricultura no sea redituable más que para el gasto de la casa.

El consultorio médico está a cuatro kilómetros, en Capula, la cabecera, pero los que están ahí son pasantes, no son doctores que sepan dar medicamento. El Seguro Popular sólo cubre la hospitalización: si llegas en la noche no te atienden, te dicen aguántate. Hace 20 días una señora dio a luz en el pasillo...

En Capula hay recursos naturales para producir pétreos. Ya trajimos un empresario hace tres años para que viera los recursos para producir grava; fuimos a cotizar para hacer un proyecto, vimos una máquina que costaba 2 millones de dólares, tenemos los recursos pero no cómo explotarlos; queríamos formar una sociedad cooperativa y el (entonces) alcalde tampoco apoyó, comentó el delegado de la comunidad, Melquiades Lucas Cerro.

Charrez informó que en Ixmiquilpan no hay una sola fábrica, la agricultura está poco tecnificada y el sistema de riego, que en los primeros años significó alimento y bonanza para la población, ahora es un problema porque se están ensalitrando las tierras por el mal uso del agua.

Lo más grave es que incluso ahora las viviendas se empiezan a derrumbar por el salitre, porque no se está controlando el manejo del agua. En años anteriores, indicó”, de manera personal estuvo apoyando algunas comunidades, metiendo un sistema de drenajes subterráneos, para evitar que salgan las sales a la superficie y recuperar esas tierras, pero sobre todo salvar las viviendas”.

Citó como ejemplo las comunidades de Bangandho, Capula, Jagüey, Maguey Blanco, Taxadho, Cerritos, Remedios, La Heredad, es muy amplio el problema, son muchas comunidades que sus tierras ya no son productivas por el ensalitramiento, subrayó.